“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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29/1/17

El '1984' de Orwell parece más vivo que nunca

Pepe Gutiérrez-Álvarez

Aunque esta obra fue vendida por los ministerios de la verdad como una denuncia total del estalinismo en su apogeo y así fue presentada especialmente, en el mismo año 1984, en vísperas del derrumbe del “socialismo real”, lo cierto es que, como escribió Julio Cortázar, Orwell arremetió contra todo lo que no le gustaba de su mundo más próximo. El caso es que el tiempo ha venido a confirmar esta premisa, de ahí que la novela se haya convertido en los Estados Unidos en uno de los clásicos más vendidos, sobre todo en los últimos meses/1.

Recordemos que en los primeros tiempos de la segunda guerra mundial, Orwell veía que todavía existía la posibilidad y la necesidad de una alternativa socialista al final de la guerra, aunque sólo fuera en Inglaterra. Si bien se había comprometido en el combate, nunca dudó de que la contienda resultó una confla­gración entre lo malo y lo peor. Las componendas que siguieron a la guerra confirmaron a Orwell en la idea de que para los vencedores ninguna razón superaba a la “raison d ’Etat”, y que esto significaba lo peor. La imposi­ción del modelo soviético -para Orwell, un auténtico antimodelo- en los países del Este a la manera estalinista y, sobre todo, la nueva firma de la arrogancia norteame­ricana que había lanzado una bomba atómica sobre un pueblo “de color”, le convencieron de que el porvenir de la humanidad no podía ser más terrible.

21/1/13

Aprendiendo periodismo con George Orwell

Eduardo Zeind Palafox

Especial para La Página
Todas las personas somos diferentes y sentimos el mundo de manera diferente, fenómeno que queda demostrado en las actas de divorcio, en las guerras mundiales y en las hipocresías políticas. Tal disparidad en los juicios ha provocado que los hombres tengamos que fundamentarnos en lo "común". Lo "común" es lo que todos pueden mirar.

Si mi vecino dice que el perro de enfrente es feroz, y si todos los demás vecinos dicen lo mismo, lo mejor será que yo asienta ante tal afirmación, pues de lo contrario los feroces serán los vecinos. Entonces, como vivimos en un mundo de opiniones comunitarias, el lenguaje también se ha hecho común, pero más corriente que común.