El 22 de junio de 2012 el Senado paraguayo invocó una
cláusula de la Constitución que autorizaba el juicio político del presidente
por el mal desempeño de sus funciones”. El mandatario era Fernando Lugo, quien
fue electo tres años antes y cuyo cargo estaba por terminar en abril de 2013.
De acuerdo con la normatividad, Lugo estaba limitado a un solo periodo en el
cargo.
El “mal desempeño” invocado por el Senado fue el hecho de
que el 17 de junio hubo un enfrentamiento entre trabajadores agrícolas pobres
que pugnaban por el derecho a la tierra y la policía que los desalojó de la
tierra que ocupaban. Diecisiete personas (campesinos y policías) perdieron la
vida. El Senado lanzó su proceso el 21 de junio y ofreció a Lugo dos horas para
presentar una defensa (lo cual él rechazó por considerarlo sumamente
inapropiado). El Senado votó al día siguiente su retiro del cargo.
Su vicepresidente, Federico Franco, pertenece a un partido
diferente al de Lugo. Sin embargo, Franco entró a las elecciones de 2008 con
Lugo, con el fin de derrotar al Partido Colorado, que había estado en el poder
por más de 60 años. Una vez en el cargo, Franco se opuso consistentemente a las
políticas de Lugo. La Constitución paraguaya prevé que, en caso de destitución
del presidente, automáticamente el vicepresidente asuma el cargo. El golpe de
Estado hizo a Franco mandatario.