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Nuestro inmortal atleta Luis Aparicio, en una característica jugada de "double play": jugaba con los Medias Blancas de Chicago
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Gustavo Márquez Marín
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Especial para La Página
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Desesperada ante el avance del movimiento popular que
marchaba de la mano del gobierno del
Presidente Lugo, la oligarquía paraguaya
cayó en su propia trampa, al subestimar el talante democrático de los gobiernos de la nueva izquierda
latinoamericana que encabeza Venezuela, que teniendo distintos matices,
comparten una profunda convicción democrática. La respuesta inmediata y
contundente del MERCOSUR y la UNASUR de suspender los derechos de veto y voto
de Paraguay en ambos mecanismos de
integración, por haber protagonizado un golpe de estado maquillado de
legalidad, contrastó con la presencia tardía y descolocada del Secretario de la
OEA, reflejando la decadencia del ya
anacrónico “ministerio de colonias”,
ante la fuerza ascendente de la
integración latinoamericana y caribeña.
La jugada de los gorilas paraguayos con atuendos de tribunos resultó en un “doble
play” que ellos nunca calcularon, al formalizarse con su exclusión temporal, el
ingreso de Venezuela al MERCOSUR, el cual ya había sido ratificado por los
parlamentos de Argentina y Uruguay en el 2006 y de Brasil en el 2009. Al perder
Paraguay su derecho a veto, ejercido
injustificadamente para bloquear a Venezuela, se produjo de facto la unanimidad
requerida para que entrara en vigor el Protocolo de Adhesión que firmaron en
Caracas el 4 de julio de 2006, los
Presidentes Kirchner, Lula, Duarte, Vásquez y Chávez.
Si bien estábamos en el MERCOSUR desde el 2004 por tener la
condición de miembro asociado y desde el
2006 con derecho a participar en todos los mecanismos del grupo -incluyendo el
Parlamento y las negociaciones con terceros- no será sino hasta el 31 de julio
próximo, cuando disfrutaremos de la
condición de estado parte con todos los derechos.
Gran parte de los productos que ingresan al país proveniente
de MERCOSUR, en los últimos 8 años han tenido una desgravación arancelaria
gradual. Muchos de ellos destinados a cubrir el déficit del mercado interno,
permitiendo contener la inflación ante al incremento del consumo interno. No
obstante, la incorporación plena de Venezuela al MERCOSUR es un desafío que
obliga al gobierno a relanzar la industrialización mirando hacia el sur.