Las primeras óperas, que datan de principios del siglo XVII,
no tenían oberturas pero sí una introducción que hacían los vocalistas en la
que realizaban un resumen de la acción que se iba a desarrollar acto seguido.
Las introducciones instrumentales se comenzaron a utilizar habitualmente a
mediados del siglo XVII, cuando se desarrollaron dos formas características: la
obertura francesa, desarrollada por Jean Baptiste Lully, estaba compuesta de
dos partes, la primera lenta y estática y la segunda rápida y con muchos
detalles contrapuntísticos; y la obertura italiana, desarrollada a finales del
siglo XVII por Alessandro Scarlatti, que tenía tres secciones: rápida, lenta y
rápida. Éste fue el antecedente del género instrumental independiente de la
sinfonía.
Hasta finales del siglo XVIII, las oberturas estaban
relacionadas de algún modo con las óperas que se desarrollaban a continuación.
El compositor alemán Christoph Willibald Gluck fue uno de los primeros que usó
material de sus óperas para sus oberturas. De esta manera, éstas establecían el
perfil emocional de la ópera que seguía. La influencia de las ideas de Gluck es
evidente en la ópera de 1787 Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart, en la que
por primera vez se escucha la música de las últimas escenas en la obertura. El
empleo de la música utilizada más tarde en la propia ópera se puede apreciar en
las tres primeras oberturas de la ópera de Ludwig van Beethoven Fidelio.
En el siglo XIX, la obertura evolucionó hacia un único
movimiento, de forma similar al primer tiempo de la sonata o de la sinfonía, a
diferencia de los dos movimientos de la obertura francesa y los tres de la
obertura italiana. El compositor italiano Gioacchino Rossini escribió gran
número oberturas operísticas, destacando la obertura de Guillermo Tell en 1829.
El compositor alemán Richard Wagner extendió aún más el uso de oberturas. Las
oberturas de sus óperas realizan un repaso de la acción dramática de la trama
de la ópera e incorporan temas de la música del drama. En las óperas de Wagner
la obertura se convierte en un preludio extenso que lleva sin interrupción a la
música del primer acto. La mayoría de los compositores posteriores abandonaron
la obertura por completo, aunque ésta sigue utilizándose en la opereta y en el
musical.
Presentamos aquí una pequeña selección de tres de las más
famosas Oberturas de Ópera:
1) Mozart, de la ópera “Las bodas de Fígaro”
2) Rossini, de la ópera “El barbero de Sevilla”
3) Bizet, de la ópera “Carmen”