“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/3/12

Odessa / Perla del Mar Negro

Vista panorámica de la bella ciudad de Odesa, Ucrania, sobre las costas del mar Negro
Daniel Goldman

Como es costumbre, los judíos insistimos en que todas las palabras, sean en el idioma que sean, provienen del idish o del hebreo. Y no hay vocablo más judío que Odessa. Odessa parece dicho en un idioma semita. Y fue así que las primeras siete familias que se establecieron en esa ciudad, hacia finales del siglo XVIII, decían que Odessa infaliblemente proviene del hebreo y significa “todavía me elevaré” (od -esá).

Lea más abajo una nota
sobre las escaleras de Odesa
Esta ciudad vigorosa, con mezcla arquitectónica rusa, holandesa, irlandesa y hasta con callejuelas de estilo español, fue uno de los grandes centros judíos de la Europa oriental. Reconocida en un inicio como un páramo donde los judíos no irían a ser perseguidos como en otros lugares, esta ciudad fue cuna de ciertas libertades, hasta llegar a ser uno de los pocos espacios donde la sometida comunidad pudo tener los mismos derechos que el resto de la ciudadanía. Es difícil imaginar hoy día el número de restricciones y regulaciones que fueron impuestas a cada judío durante el imperio ruso. Pero, sin embargo, la bella Odessa les concedió el privilegio de sentirse libres. Cuentan las crónicas antiguas que morar allí era como “percibir el cielo en la Tierra”.

Ciudad que pasó por varias metamorfosis, se le atribuye su última refundación a un español: el conde José de Ribas, en 1794 (no pude encontrar sus antecedentes judíos, pero con un poco de paciencia ya lo voy a hacer). No es de extrañar que cien años después de su refundación, un tercio de su población era judía. Y aquí pudieron ser capaces de participar de un mundo un poco mayor. Salir de los pequeños poblados y convertirse en ciudadano de Odessa era la fórmula del éxito y el suceso. Un joven judío podía comenzar a recibir educación en las principales instituciones de la ciudad, aprender el ruso y añadir dos o tres lenguas europeas más. Odessa albergaba ingenieros judíos, profesores, médicos, músicos arquitectos, propietarios de inmuebles, de restaurantes y cafeterías. El gran escritor Isaac Babel, nacido en la ciudad y asesinado por orden de Stalin, autor de Caballería roja, Cuentos de Odessa y algunas otras perlas, llamaba a su comarca con dos nombres: “la estrella del exilio” y “la puerta de Sión”.

Ubicación de Odesa en el mapa de Ucrania
En Odessa pueden encontrarse símbolos judíos en cada rincón. Caminando por el Boulevard Marítimo vale la pena mirar debajo de los pies. Las tapas de las alcantarillas poseen un escudo con la sigla “Trud” en letras hebreas. Son las iniciales de la Sociedad de Artesanos Judíos, quienes fabricaron dichas ruedas. Esta organización fundada en 1864 por el rabino de Odessa, el elocuente Dr. Schwabacher, con el objeto de formar a chicos y jóvenes en el arte del metal, llegó a fabricar el monumento más preciado que el poeta Alexander Pushkin posee en la ciudad y que se puede admirar hasta hoy día en uno de los céntricos parques. El padre de la poesía hebrea moderna, Jaim Najman Bialik, enseñaba allí. El pensador Ajad Haam impartía conferencias en sus círculos filosóficos; el celebre cuentista Itzjok Leibush Peretz escribía en sus distinguidos cafés; el reconocido historiador Simon Dubnow investigaba en sus archivos y el mayor dramaturgo en idish, el venerado Sholem Aleijem, estrenaba sus obras en el teatro de la ciudad.

Pero tarde o temprano, llegó un momento en que los pogromos de manera simple y cruel marcaron que el judío era un extranjero no deseado en el lugar. Los documentos registran la salida del puerto de Odessa con barcos que llegaron hasta ésta y otras latitudes.

Una historia oral relata que un tal Kitzlov, egresado de la Alta Casa de Estudios Rabínicos de los Sabios de Odessa, conocido como el Rabí Pelirrojo, quien habitaba en una litera del barco Fénix que había partido del puerto de San Petersburgo y que hacía parada en Odessa (lugar en el que embarcó el tal Kitzlov), entabló relación con una familia húngara que subió en el puerto de Dunaujvaros. Estos húngaros que se revelaron como gitanos poseían la habilidad en la lectura de las manos. Saraima, la mujer gitana, de bellos ojos –según cuentan los pasajeros– tomando firmemente la palma del maestro, le predijo al rabino, quien descendería en Montevideo, que del otro lado del río le nacería un nieto y que sería consejero como el José del libro de Génesis, pero marxista. El rabino no le creyó porque respetando las leyes del Talmud, del que era versado, recordó que toda predicción resulta de índole pagana.

No se supo más de esta noble mujer que, según dicen, descendió en el puerto de Santos, Brasil. Tampoco se supo de la suerte del Rabi Kitzlov. Habrá cambiado su apellido o, por ahí, las autoridades de la Aduana lo anotaron cambiando la impronunciable “tz” por “c” o la “v” corta final por “f”, cosa que era muy común entre los inmigrantes. Y a pesar de que a algunos cronistas de la época del ’20 (según lo que referencian en sus notas sutilmente prejuiciosas a los ojos de este lector), les llamaba la atención la presencia de estos hombres barbados con sombrero de ala ancha caminando por las calles, del encuentro marítimo de Kitzlov y Saraima nació la costumbre que se transformó en tradición: que los rabinos permitan dejarse leer las manos por muchachas gitanas, esperando que alguna les exprese que su nieto será como José, el ministro.

Una última observación: Lamentablemente muchos nietos de rabinos fueron asesinados y desaparecidos durante la dictadura militar en nuestro país. Uno de ellos es Mauricio, quien era nieto del líder espiritual de la colonia Carlos Casares en la provincia de Buenos Aires, que fue secuestrado y vilmente torturado por su condición judía, en el centro clandestino El Vesubio, a los 18 años. Mauricio, de bendita memoria, forma parte de los 1300 desaparecidos judíos. Su padre, mi amigo el Dr. Marcos Weinstein, médico psicoanalista, fundó la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en la Argentina. Y como la Sociedad de Artesanos de Odessa, este noble grupo lucha de manera denodada y paciente para que la memoria pueda instalarse a través de la Justicia y la verdad pueda quedar acuñada eternamente como el sello en el metal.

Título original: “Odessa”


Nota del Editor

Las famosas escaleras de Odesa
Omar Montilla
Odesa [ucraniano: Одеса; ruso: Одесса; yidis: אָדעסאַ ; túrquico: Ades; griego antiguo: δησσός; rumano y polaco: Odesa u Odessa; turco: Odessa] tiene como símbolo internacionalmente conocido, a las famosas escaleras de Potemkin, que cuenta con 192 escalones, que van desde la Plaza Richeliu (monumento a Emanuel Richeliu (que no debe ser confundido con célebre cardenal francés) hasta la Estación Marítima, y que fueron el escenario donde se produjo la atroz matanza de 1905, que posteriormente en 1925, bajo la dirección del genial Eisenstein, fue llevada al cine, en la película "El acorazado Potemkin", considerada una de las obras maestra del cine de todos los tiempos.

Atractivos naturales del verano en Odesa
La construcción de las escaleras estuvo a cargo del arquitecto Francesco Boffo de origen italiano, que duró construyéndola entre los años 1837 y 1841. Tiene 142 metros de longitud y 27 metros de altura. Posee alrededor de 10 descansillos y 192 escalones de longitud; donde la parte alta posee unos 13.4 metros y la alta 21.7 metros. En la parte alta desemboca una plaza sobre el bulevar Primorsky; en la cual está localizado un monumento en honor a Armand Emmanuel du Plessis (primer gobernador de la ciudad). 

Odesa es una ciudad portuaria de Ucrania, la más grande de las costas del mar Negro y la más importante en todo el país. Posee un estilo arquitectónico influido por el italiano y el francés; lo cual produce un estilo mediterráneo que ha ayudado a que la ciudad sea llamada como la Perla del Mar Negro. Muy visitada en la época estival.