Antonio Cuesta
Agencias y grandes medios de prensa suelen simplificar sus
informaciones sobre la crisis griega con avalanchas de cifras y términos
abstrusos que distorsionan, cuando no ocultan, las claves de un problema
financiero de dimensiones globales con gravísimas repercusiones sociales.
Para intentar aclarar algunas de las preguntas más básicas,
GARA ha conversado con Leónidas Vatikiotis, economista, profesor universitario
y periodista, con una amplia experiencia en más de 15 países. Especialista en
temas de economía y política internacional, Vatikiotis ha sido elegido en dos
ocasiones para la administración de la Cámara de Economía de Grecia, y en la
actualidad centra su trabajo militante entre la realización de los documentales
«Debtocracy» (2011) y «Catastroïka» (2012), que será presentado a final del mes
de marzo, y la campaña por una auditoría independiente de la deuda griega a fin
de declarar cuál se debe pagar y cuál puede ser considerada «ilegítima» y no
pagarse.
Su visión de todo cuanto rodea a la deuda griega es
radicalmente distinta al discurso habitual de medios de comunicación o
analistas económicos. En opinión de Vatikiotis los planes de «rescate» nunca
tuvieron la intención de salvar la economía griega ni, mucho menos, garantizar
un nivel de vida digno a su población. Antes bien, «el objetivo fue cerrar el
paréntesis abierto en el primer período de la post-guerra, cuando Europa cubrió
la vergüenza del colonialismo comprando al movimiento obrero con el Estado del
bienestar».
En este combate, que encarna el capital tratando de diluir
todas las conquistas alcanzadas durante más de un siglo, «participan las clases
dominantes, los gobiernos y las organizaciones financieras, como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), quienes
utilizan la deuda como una muy buena oportunidad para frenar la movilización de
los ciudadanos».
Vatikiotis se muestra firme al asegurar que «lo ocurrido en
Grecia es un golpe de Estado perpetrado por la Unión Europea (UE) para
establecer en el gobierno a la banca internacional». Todo lo acontecido después
«constituye un verdadero fraude económico y político». Para justificar tales
afirmaciones, detalla algunos de los pasos dados en las últimas semanas tanto
durante las negociaciones sobre el nuevo memorando de préstamo como en las
relativas al canje, o quita, de la deuda soberana en manos de los acreedores
privados, la llamada Participación del Sector Privado (PSI, por sus siglas en
inglés).
Según el economista, «la aprobación parlamentaria del
acuerdo de préstamo, del pasado 12 de febrero, establece una serie de datos
-como el que fija el valor de la deuda para 2020 en el equivalente al 120,5%
del PIB- que son absolutamente falsos». Avalado por el hecho de que todas las
estimaciones sobre la evolución de los indicadores económicos de los últimos
años han resultado erróneas («El incremento de la deuda desde 2009, la
proyección del desempleo, la evolución de la actividad económica y el déficit
público...»), considera que con una caída del PIB del 6,8% durante el último
año y las previsiones negativas para el presente (-2,8%), no existe ninguna
posibilidad de recuperación económica para 2014, aunque así lo contemple la
ley.
Pero más grave que las mentiras o los errores de cálculo son
los condicionantes que imponen los acreedores extranjeros: «Reducciones
salariales del 30%, de las pensiones, privatización de todas las propiedades
estatales, recortes salvajes en sanidad... el coste social de estas medidas
será catastrófico y todo ello bajo el control de la ley británica, para mayor
seguridad de los inversores aunque sea a costa del pueblo», advierte el
entrevistado.
Y, efectivamente, la negociación del PSI se dejó en manos de
«acreedores, especuladores y banqueros, que cerraron un acuerdo negativo para
el desarrollo económico y los intereses sociales». Para empezar, según explica
el experto, «12 mil millones de euros pertenecientes al fondo de pensiones de
la Seguridad Social, en manos del Banco Central de Grecia, se perderán debido a
los términos de la quita. Por el contrario, 50 mil millones del nuevo préstamo
se destinarán a la recapitalización de los bancos griegos cuando, curiosamente,
bastarían 40 mil para su saneamiento y nacionalización». Pero existe además una
cantidad adicional de 30 mil millones, habitualmente presentada en los medios
de comunicación como «incentivo» para los inversores más reacios, cuyo destino
no está nada claro pero que constituye simple y llanamente un soborno o
«mordida».
El coste de la deuda
Grecia, con un PIB para 2012 estimado en 212 mil millones de
euros, destina 87 mil al servicio de la deuda (más del 40% del PIB). «No hay
otro país en el mundo, salvo Jamaica, que destine tal porcentaje», explica
nuestro economista. Pero la cifra, con ser grande, nos dice más si la
comparamos con la de los ingresos fiscales previstos para el presente año (53
mil millones), o con las partidas estatales destinadas a educación (5,7 mil),
sanidad (4,8 mil) o pensiones (6 mil). «El pago de la deuda es como una bola de
nieve que no para de crecer incontroladamente», asegura.
¿Cómo se ha podido llegar a este punto? Vatikiotis no duda
al afirmar que «el problema no son los sueldos, o el costo del Estado del
bienestar, porque en realidad nunca hemos llegado a disfrutar ni de altos
salarios, ni de hospitales bien equipados». El verdadero causante del
descontrolado crecimiento de la deuda griega han sido «los préstamos del FMI
ayudados por una clase política corrupta y un gasto militar disparatado». Y da
tres ejemplos de ello: «La deuda griega, que era de 115% del PIB cuando el
Gobierno decidió pedir ayuda al FMI ahora alcanza el 165%. El coste real de las
Olimpiadas de 2004, que oficialmente se estima en 9 mil millones de euros,
estaría entre los 25 mil y los 28 mil millones de euros fruto de la corrupción.
El gasto militar, el segundo más alto dentro de la OTAN después del de EEUU,
alcanza el 3,5% del PIB, un porcentaje escandaloso y totalmente
desproporcionado».
Para el economista, la participación de su país en la UE ha
significado la desarticulación de su economía, como le ha sucedido al resto de
países periféricos. En pocos años Grecia perdió todo el tejido industrial y le
fue desmantelada su agricultura, hasta el punto de que en la actualidad es
deficitaria en productos básicos alimentarios que ha de importar.
«En función de la
deuda histórica, el Estado alemán debe a Grecia una considerable suma»
Como impulsor de la campaña por la auditoría de la deuda
griega, Vatikiotis denuncia como ilegítima la deuda, reclama su impago y
recuerda que «Grecia abonó durante las dos últimas décadas por el servicio de
la deuda, el doble de su importe actual».
Pero existe otra controvertida cantidad, de la que muy poco
se habla, y que es la llamada «deuda histórica», según la cual el Estado alemán
debería una muy considerable suma a Grecia.
Durante la ocupación nazi, Grecia fue devastada como ningún
otro país europeo y además se le impuso un préstamo forzoso de 3.500 millones
de dólares, que el propio Hitler reconoció la obligación de devolver. Pero
finalizada la contienda, fue presionada por EEUU y Gran Bretaña para que no
demandara reparaciones de guerra ni la devolución del préstamo, y de ese modo
se convirtió en uno de los pocos países que no recibió los 20 mil millones de
dólares con los que Berlín compensó a otras naciones por la ocupación fascista.
Polonia en 1956 y Yugoslavia en 1971 recibieron indemnizaciones pero no Grecia,
que sí reclamó oficialmente la devolución del préstamo -al menos en nueve
ocasiones entre 1945 y 1995- aunque sin éxito.
Diferentes investigadores han llevado a cabo los cálculos
para actualizar el valor de la deuda alemana para con Grecia. Aplicando el
interés medio de los bonos estadounidenses desde 1944 hasta 2010, la suma del
préstamo de ocupación alcanzaría los 163.800 millones de dólares, mientras que
el valor de las reparaciones de guerra sería de 332.000 millones (en total unos
375 mil millones de euros). Pero hay quien considera esa cifra aún mayor. El
economista Jaques Depla, miembro del Consejo de Análisis Económico de París y
asesor de Nicolás Sarkozy cuando era ministro de Economía, calculó en junio de
2011 que el monto actual de ambos conceptos ascendería, al menos, a 575.000
millones de euros. Estamos hablando de una cantidad que podría cancelar dos
veces la actual deuda griega, una vez aplicada la quita de los bonos griegos.
Vatikiotis considera que la única salida posible es la
negativa a seguir pagando, pues considera que si «hasta el momento todas las
soluciones propuestas por los acreedores han conducido al aumento del
desempleo, de la pobreza, a acuerdos neocoloniales, a golpes de estado
constitucionales... ahora solo el impago puede ser el primer acto para derrotar
el ataque del capital».
http://www.gara.net/20120307/326806/es/La-deuda-griega |