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En 2011 se desató una terrible hambruna en el Cuerno de
África que amenazó las vidas y los medios de subsistencia de más de 12 millones
de personas, principalmente en Somalia, Yibuti, Etiopía y Kenia, aunque la
situación se extendió a Sudán y a ciertas regiones de Uganda. Se han relatado
situaciones caóticas y las muertes por inanición se calculan entre 50.000 y
100.000, según Oxfam y Save the Children.1 La situación estaba
mejorando ligeramente en la región, gracias la acción humanitaria y a las
lluvias que tuvieron lugar a finales de 2011,2 pero a pesar de todo, 8
millones de personas siguen recibiendo atención humanitaria y la FAO ha lanzado
una alerta porque el pronóstico para la próxima temporada de lluvias parece
indicar que lloverá menos de lo previsto.3
La crisis está lejos de solucionarse y en los últimos meses
se ha extendido a ocho países del Sahel, donde se calcula que hay
aproximadamente quince millones de personas en riesgo grave de inseguridad
alimentaria. Los estados más afectados son Níger (5,4 millones, 35% de la
población), Chad (3,6 millones, 28% de la población), Malí (3 millones, 20% de
la población), Burkina Faso (1,7 millones, 10% de la población), Senegal (0,85
millones, 6% de la población), Gambia (0,71 millones, 37% de la población) y
Mauritania (0,7 millones, 22% de la población), aunque la zozobra también se ha
propagado a Camerún y Nigeria.4
El incremento de los
precios de los alimentos
Para diversos organismos la causa de las tragedias en el
Cuerno de África y en el Sahel ha tenido su origen en el aumento de los precios
de los alimentos, en la sequía existente en la región y en las malas cosechas.
La realidad es que junto a los motivos coyunturales como la sequía o la
reducción de las siembras, habría que añadir otros “históricos” como la
desestructuración de las comunidades y de sus tradiciones agrícolas, una
deficiente política agraria, fomento de la agroexportación en detrimento de la
soberanía alimentaria y la agricultura campesina para consumo propio y venta en
mercados nacionales, etc.
Todo ello ha ocasionado que muchos países africanos dependan
de las importaciones de comida, y con ello, de unos precios internacionales de
los alimentos que se han duplicado en menos de una década. Inicialmente este
aumento se quiso vincular, perversamente, con la oferta y la demanda de
alimentos y materias primas agrícolas (sobre todo cereales). Pero con el paso
del tiempo se ha reconocido que este incremento guarda más relación con la
inversión financiera en los mercados alimentarios de futuros, como se puede ver
en la gráfica.
Elaboración propia con datos de GRAIN, FAO e Instituto Internacional de Finanzas |
De esta forma el Parlamento Europeo reconocía en enero de
2011 que “…estos acontecimientos están sólo en parte provocados por
principios básicos del mercado como la oferta y la demanda y que en buena
medida son consecuencia de la especulación (…) los movimientos especulativos
son responsables de casi el 50 % de los recientes aumentos de precios…”.5 En
la misma dirección, Olivier de Schutter, relator de Naciones Unidas para el
derecho a la alimentación, manifestaba en septiembre que “El apoyo a los
biocombustibles, así como otros aspectos relacionados con la oferta [como las
malas cosechas o la suspensión de exportaciones] son factores de una
importancia relativamente secundaria, pero en el tenso y desesperado estado de
las finanzas mundiales desencadenan una gigantesca burbuja especulativa”.6
Durante décadas se promovió una agricultura exportadora de alimentos
y materias primas creando a su vez dependencia hacia las importaciones, lo que
ha originado dinámicas desastrosas como la anunciada por la FAO a inicios de
2011, que supuso la antesala a la actual crisis alimentaria que vive África: “…los
países de bajos ingresos y déficit de alimentos han sido golpeados con dureza
por las subidas de los precios en los últimos años. Debido a esta alza, muchos
de estos países han tenido que pagar facturas más elevadas por la importación
de alimentos. Casi todos los países africanos son importadores netos de
cereales. Las personas más afectadas por el alza de precios son los compradores
netos de alimentos, como los residentes urbanos y los pequeños campesinos,
pescadores, pastores y trabajadores agrícolas que no producen alimentos
suficientes para cubrir sus necesidades. Los más pobres de entre ellos destinan
más del 70-75 por ciento de sus ingresos en la compra de alimentos.”.7
Las estrategias de
superación
En un reciente informe del Banco Mundial, se mencionan las denominadas
“estrategias de superación” para combatir el hambre. Estas mal llamadas
“estrategias” no son más que sacrificios que, de manera obligatoria ante una
situación de crisis alimentaria, deben realizar las personas para saciar
mínimamente sus necesidades nutricionales. Para dar más luz sobre este
controvertido tema, el propio organismo indica que “Los mecanismos de
superación no son universales, pero normalmente involucran respuestas comunes
entre las familias y los países. En primera instancia, la respuesta implica
alguna forma de ajuste en el consumo (comer alimentos más baratos y reducir el
tamaño y la frecuencia de las comidas) y conductas de normalización del consumo
(pedir dinero prestado, comprar alimentos a crédito, vender activos y buscar más
empleo)…”.
En principio se podría creer que el Banco Mundial únicamente
informa sobre algunas actuaciones desesperadas que aplica la gente en momentos
de emergencia. Pero realmente esta corporación llega a justificarlas y las ve
como una herramienta más para paliar el hambre, aseverando que “Las
estrategias de superación pueden atenuar algunos de estos riesgos, con opciones
que generen impactos muy positivos en el bienestar…”.
El organismo multilateral acepta estas conductas, aunque no
tiene más remedio que confesar la realidad y reconocer que, el menor consumo de
alimentos y la incapacidad de costear una dieta equilibrada conducen a una
ingesta menor de micronutrientes. Asimismo confiesa que los niños, las
embarazadas y los enfermos crónicos requieren una alimentación más nutritiva y
variada, y por tanto disponen de menos mecanismos de superación. Sin embargo el
Banco Mundial, milagrosamente complementa sus “estrategias de superación” con
la caridad de los estados nacionales: “…las intervenciones públicas deben
considerar las conductas de superación, complementar sus efectos positivos y
mitigar sus deficiencias. Por ejemplo, los programas de alimentación escolar
pueden reducir el incentivo de los padres de sacar a sus hijos de la escuela
para que trabajen, al igual que las transferencias en efectivo condicionadas.
Gracias a estas remesas puede no ser necesario saltarse comidas y con programas
nutricionales bien focalizados, se logra reducir la insuficiencia de
micronutrientes debido a la falta de comidas.”.8
En definitiva, algunas de las posibles soluciones propuestas
por el Banco Mundial ante las actuales crisis alimentarias, pasan por una
reducción en la ingesta de comida, el préstamo de dinero para comprarla y la
caridad a través de la ayuda alimentaria como complemento a las “estrategias de
superación”. Pocas cosas pueden añadirse a semejante declaración de principios.
Los especuladores que sigan incrementando sus réditos en los mercados de
futuros, los acaparadores que perpetúen la colonización de los países
empobrecidos y las multinacionales del agronegocio que mantengan el control
sobre la cadena alimentaria. Que sigan siendo las personas y las naciones las
que se sacrifiquen siempre. Los otros que mantengan sus lucrativos negocios.
Notas
1 SAVE THE CHILDREN y OXFAN: “Un retraso peligroso”, 18 de
enero de 2012.
2 FAO: “Termina el hambre en Somalia pero la situación sigue
siendo muy grave”, Nairobi, 3 de febrero de 2012.
3 FAO: “Llamamiento urgente de la FAO para el cuerno de
África”, Roma, 23 de marzo de 2012.
4 FAO: “Urge ayudar a los agricultores y criadores de ganado
afectados por la sequía en el Sahel”, Roma, 9 de marzo de 2012.
6 KNAUP, H., SCHIESSL y M., SEITH Y.A.: “El hambre cotiza en
bolsa”, en El País, Madrid, España, 4 de septiembre de 2011.
7 FAO: “Guía para los países afectados por el alza de los
precios alimentarios”, Roma, 15 de enero de 2011.
8 BANCO MUNDIAL: “Tendencia en los precios mundiales”,
febrero 2012, en: http://www.bancomundial.org/temas/preciosalimentos/alerta/enero-2012.htm