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“Por fin está sucediendo. Tal vez uno de estos tipos pague por sus actos. Porque nosotros, los ciudadanos, tenemos la impresión de que a ninguno de estos peces gordos jamás les sucederá nada. Hacen lo que quieren, roban, mienten y no pasa nada. Pero ahora, hoy, quizá suceda algo y me pone muy contento”.
El dirigente, Stéphane Grueso, es un activista y realizador
cinematográfico que está haciendo un documental acerca del movimiento 15 de Mayo.
Es un profesional talentoso, sin embargo, al igual que el 25 por ciento de la
población española, está desempleado:
“No nos gustaba lo que veíamos, hacia donde nos dirigíamos. Sentimos que estábamos perdiendo nuestra democracia, que estábamos perdiendo nuestro país y nuestro modo de vida. Entonces diferentes personas nos unimos con intereses diferentes bajo una misma consigna: queremos '¡democracia real, ya!', igual que su programa. Y nos unimos y salimos a la calle, pero no teníamos demandas concretas ni acciones concretas. Se trataba simplemente de unirse y ver lo que sucedía y de hecho sucedió que nos quedamos protestando en las calles. Cincuenta personas decidimos pasar la noche en la Puerta del Sol, en esta plaza, y luego la policía trató de sacarnos. Pero regresamos. Y luego esto comenzó a multiplicarse en otras ciudades de España. En tres o cuatro días éramos decenas de miles de personas en decenas de ciudades españolas, acampando en medio de la ciudad, un tanto similar a lo que sucedió en la Plaza Tahrir en Egipto”.
La ocupación de la Puerta del Sol y de otras plazas en toda
España continuó. Sin embargo, como sucedió con los campamentos del movimiento
Occupy Wall Street en todo Estados Unidos, finalmente fueron desmantelados. A
pesar de ello continuaron organizándose a través de grupos de trabajo y
asambleas de vecinos centrados en diferentes temas. Uno de los grupos de
trabajo del 15-M decidió demandar a Rodrigo Rato y reclutó a abogados que
trabajaron en forma honoraria e identificaron a más de 50 demandantes, personas
que se sintieron personalmente defraudadas por Bankia. Si bien los abogados
trabajan en forma honoraria, una demanda tan grande es costosa, de modo que el
movimiento, que tiene amplia difusión en las redes sociales, recurrió a la llamada
“microfinanciación colectiva”: solicitaron pequeñas donaciones a la masa de
seguidores del movimiento. En menos de un día recaudaron 25.000 dólares. La
demanda fue presentada en junio de este año.
Olmo Gálvez es otro líder del movimiento 15-M que conocí en
Madrid. Gálvez, un joven empresario con experiencia en varios países del mundo,
fue uno de los “indignados” que apareció en la revista Time cuando la
publicación eligió a “El manifestante” como personaje del año 2011. El supuesto
fraude de Bankia cometido por Rato implicó la venta de “acciones
preferenciales” de Bankia a pequeños ahorristas, denominados inversores
minoristas, debido a que los inversores sofisticados no las estaban comprando.
Gálvez explicó lo sucedido: “Estaban vendiendo esas acciones a personas que, en
algunos casos, no sabían leer, algunos tenían dificultades para entender el
producto y muchos eran ancianos. Fue un gran escándalo que no apareció en los
medios”. Algunas de las personas que invirtieron en esta trampa creada por Bankia
tuvieron que firmar el contrato con sus huellas dactilares porque no podían
leer ni escribir y mucho menos comprender en qué estaban metiendo sus ahorros.
Esta semana, miles de mineros marcharon hacia Madrid.
Algunos caminaron 380 kilómetros desde Asturias, en la costa norte de España.
Según informó el periódico electrónico ElDiario.es, cuando los mineros llegaron
a Madrid el martes por la noche coreando “somos el 99 por ciento”, fueron
recibidos como héroes. El miércoles por la mañana, el Presidente Mariano Rajoy,
del derechista Partido Popular, realizó su más reciente anuncio sobre las
medidas de austeridad: el aumento del impuesto al consumo, una disminución del
sueldo de los empleados públicos y la reducción del período de cobertura del
seguro de desempleo a seis meses.
Mientras Rajoy realizaba su anuncio en el Parlamento, los
mineros estaban en la calle junto a miles de ciudadanos que se sumaron, todos
para exigir que se ponga fin a los recortes impulsados por el gobierno. Los
manifestantes se enfrentaron a la policía antidisturbios, que les lanzó balines
de acero recubiertos de goma y gases lacrimógenos. Algunos manifestantes
regresaron con petardos y otros proyectiles y en medio del tumulto que siguió,
al menos 76 personas resultaron heridas y ocho fueron arrestadas.
Stéphane Grueso resume el movimiento de la siguiente manera:
“Decimos que esta es una revolución popular. Nosotros somos el pueblo. No somos un partido. No somos un sindicato. No somos una asociación. No somos 'indignados'. No estamos enojados. Somos el pueblo. Estamos en todas partes. Aquí, en Madrid, cada fin de semana hay 104 asambleas de vecinos. En cada una de las asambleas hay de cinco a quince personas que se reúnen para hablar de política a gran escala, de lograr la paz en el mundo, pero también de política a pequeña escala: qué problemas enfrentamos en nuestro vecindario. Esto sucede cada semana y esto es el 15-M. Estamos conectados y trabajamos juntos en España y con otros países. Estamos logrando cosas, no nos hemos detenido. No somos tan visibles ahora pero seguimos trabajando y volveremos a salir a las calles”.
Amy Goodman |
© 2012 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.