y los Socialistas, que mantiene la mayoría social, intentará gestionar la coyuntura con enormes problemas para evitar que la depresión económica erosione las instituciones políticas hasta disolverlas. Sin embargo, la crisis del neoliberalismo como doctrina económica y política es ya un hecho incuestionable. Atrapada Europa en la política militarista de la OTAN, ¿podrán los gobernantes europeos realizar otra política económica que la actualmente vigente? No parece fácil, y esa falta de perspectiva es la causa misma del crecimiento de los movimientos fascistas y euroescépticos en Europa.
El terremoto político derivado de la crisis
capitalista, ha promovido la emergencia de un movimiento fascista de
dimensiones preocupantes; pero mientras que en la Europa del norte la protesta
de los votantes se dirige hacia partidos euroescépticos y de extrema derecha,
en el sur europeo la protesta elige la izquierda. Ha sucedido en Grecia –donde
ha triunfado Syriza como partido más votado- y Portugal –donde se nota un
ligero retroceso de las fuerzas de izquierda en beneficio de la
socialdemocracia, pero donde la derecha ha bajado también-; ha sucedido en la
península ibérica, y ha sucedido con menos radicalidad, en Italia donde la
izquierda socialdemócrata ha resucitado y la derecha populista se ha hundido.
El arco mediterráneo muestra tener una
dinámica propia que requiere una estrategia común. Pero notemos primeramente
que aquí la propia izquierda se presenta dividida en diferentes opciones, que
pueden coincidir en su programa sin estar de acuerdo en los medios políticos
para desarrollarlo, ni en las formas organizativas que se necesita implementar.
Tenemos por un lado la izquierda heredera de las luchas obreras del siglo XX,
enmarcada en la tradición que representan los partidos comunistas, por otro la
nueva izquierda que nace de las luchas desarrolladas por los movimientos
sociales. En Grecia, son respectivamente el KKE –Partido Comunista Griego- y
Syriza; en Portugal, el PCP y el Bloco de Esquerda.En el Estado español se
complica más, porque a IU –vertebrada por el PCE- y Podemos, hay que agregar los
grupos que nacen de las nacionalidades periféricas, que apuestan por una mayor
descentralización de las decisiones políticas. En Italia la desaparición del
Partido Comunista dejó un vacío, que ahora comienza a ser cubierto por la lista
de apoyo a Tsypras, mientras no queda claro hacia donde se decantará la gente
que anda confundida en el Movimiento 5 Estele de Grillo. También resulta
significativa la victoria del Partito Democrático, afiliado a los socialistas
europeos.
Lo más urgente para la izquierda del sur de
Europa, es desenredar el embrollo que nace de esa sopa de letras y siglas, con
un proyecto de futuro coherente fundado un programa consensuado por todos. La quiebra de las estructuras políticas
corrompidas, el Estado liberal al servicio del capital financiero, pone al
orden del día la necesidad de la transformación social.
En nuestro país, a pesar de que la quiebra del
bipartidismo era algo esperado por los analistas políticos, la magnitud del
cambio ha desbordado todos los pronósticos.
Era de esperar. Los sondeos de opinión habían detectado una y otra vez
la desafección ciudadana, sin querer mostrar las consecuencias electorales,
optando por un conservadurismo que se ha mostrado equivocado. Mientras que los
barómetros del CIS indicaban el malestar de la ciudadanía, hasta límites que parecían
imposibles de sostener, la anunciada
quiebra del bipartidismo se pretendía disimular mirando para otra parte… ¿con
el objetivo de influir en la opinión pública?
Las dimensiones reales de la crisis estaban maquilladas por falsos
supuestos de estabilidad social, cuando la crisis económica golpea brutalmente
a la población.
Estas elecciones han supuesto un gran avance
de la izquierda en el Estado español, que aun fragmentada en cinco formaciones
políticas –IU, PODEMOS, EPDD, LPD y PRIMAVERA- ha conseguido más de 4 millones
de votos –el 25,51% de los votos emitidos, con una abstención del 55%-,
igualando los votos obtenidos por el Partido Popular, que ha sido la lista más
votada. En mi opinión, hemos de reconocer
el mérito de los cuadros políticos de la izquierda, para que haya sido así;
pero esa inteligencia que la izquierdaha exhibido, debe ahora demostrar que no
es fruto de un azar afortunado. Es hora de construir un Frente Popular que haga
factible un cambio de régimen político, absolutamente necesario para regenerar
la vida política en el Estado español. La ciudadanía lo viene exigiendo cada
vez con más fuerza, en manifestaciones y encuestas, y especialmente los
resultados electorales han mostrado las posibilidades para ello. En los 36 años
de democracia juancarlista, nunca el sistema político había quedado tan
fragilizado ante la opinión pública como ahora.
Los acontecimientos se suceden con velocidad
en estos años de crisis. El entendimiento es urgente, porque la historia va a
seguir acelerada en los próximos meses; la descomposición del régimen
monárquico ha empezado ya, y se profundizará a lo largo del año. El próximo otoño los catalanes celebrarán su
referéndum de autodeterminación, agrandando todavía más las fisuras que se han
abierto en los muros del Estado burgués. Entonces la izquierda tiene que estar bien organizada,
con un programa viable y una fuerza social detrás; la falta de entendimiento
sería fatal para el pueblo, la ciudadanía y la clase trabajadora -como ya sucedió en la II República-.
Ese programa estará vertebrado por la
construcción de la III República, de carácter federal o confederal, para lo que
sería deseable que Portugal participara en el proceso constituyente. La
situación es favorable para reconstruir la Unidad de los Pueblos –o Naciones,
como se quiera- Ibéricos. El Pacto
Republicano tendrá como programa la ruptura con el euro y la creación de una
moneda propia. Buscará alianzas en el
Mediterráneo, especialmente con otros países europeos, pero también con Estados
progresistas en África y Asia. Frente a
la política europea dictada por la OTAN, esa Unidad Ibérica tendrá que buscar
nuevas alianzas en los países emergentes que han formado el BRIC y que están
construyendo una nueva hegemonía mundial. Nuestros lazos con América Latina
deben facilitarnos escoger esa vía.
En su política económica buscará reconstruir
el entramado de empresas y servicios públicos desmantelados por la política
neoliberal, sin abolir los mecanismos mercantiles, revitalizando la economía
mediante la erradicación del fraude y el robo que han corrompido el Estado
hasta sus instituciones más esenciales.
En política la III República debe hacer posible la participación
ciudadana en las decisiones fundamentales, el control eficaz del poder político
por la ciudadanía, el respeto escrupuloso de los derechos humanos, el
desarrollo de una cultura de paz y responsabilidad.
Entre las fuerzas que pueden hacer posible esa
transformación conviene subrayar especialmente,el papel de la nueva formación
política que ha surgido de las urnas, Podemos,como resultado de tres años de
luchas populares, organizadas desde el 15M. Representa un voto joven que rompe
con las formas políticas organizadas desde el sistema, que ha comprendido los
riesgos políticos de la coyuntura histórica y busca una transformación social
que nos proporcione un futuro auténtico. Una organización política nacida de la
movilización social, con rasgos utópicos en su programa, que hace posible y
necesaria la participación de la sociedad civil en la política; esas
características proporcionan Podemos un carácter republicano en su misma raíz,
que necesita hacerse consciente y madurar, proponiéndose como objetivo de la
acción política. Con todo lo importante que nos ha aportado esa dinámica, el
proceso constituyente que ha puesto en marcha, no debe obviar que son
necesarias capacidad y formación políticas para poner en marcha un proyecto de
futuro factible.
Pero no se puede soslayar el papel de IU como
formación política con experiencia política y un programa político sólido. Una
organización política lastrada por años de luchas difíciles y vicios
burocráticos, pero con un acervo político que la joven generación debe respetar
y ponderar con justicia. La adaptación de IU al sistema, es percibida por la ciudadanía
como un obstáculo para el papel dirigente de las luchas sociales. Sin embargo,
su larga experiencia y su resistencia frente a la disolución, deben servir de
norte para un movimiento social joven, que puede perderse en los laberintos de
la política sin un apoyo firme en la generación con más años de lucha a sus
espaldas.
Tampoco debe perderse de vista que las
formaciones nacionalistas constituyen la palanca imprescindible para la ruptura
del Estado monárquico. Cataluña y en Euskadi son las naciones donde el
bipartidismo se ha hundido más estrepitosamente, rebañando a duras penas un 25%
de los votos en Cataluña, donde los partidos republicanos alcanzan el 40% de los
votos; el bipartidismo obtiene todavía menos votos en Euskadi con un 24%, donde
los republicanos superan el 38%. En ambos lugares, la burguesía agrupada por la
Democracia Cristiana –CIU 21,86%y PNV 27,45%-, podría apoyar el advenimiento de
la III República, decantándose a favor de la transformación social.
El próximo otoño será caliente,la temperatura
política se va a poner al rojo vivo. ¿Dónde están las fuerzas políticas que
forjen el futuro? Es necesario trabajar
las alianzas políticas que hagan posible el cambio de régimen en favor del
pueblo trabajador. Para que empecemos a avizorar ya el mundo nuevo, y este resultado político no se convierta en un espejismo
momentáneo.