“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

28/5/15

Baruch Spinoza: La servidumbre humana

Baruch Spinoza
✆ María Elina
Luis Roca Jusmet   |   Después de haber hablado, en las tres primeras partes de su libro Ética, sobre Dios, el alma/cuerpo y los afectos, en la cuarta parte trata sobre la servidumbre humana o fuerza de los afectos. Si afirma que la fuerza de los afectos crea servidumbre, es porque considera que las pasiones nos encadenan. Para Spinoza la libertad es el poder hacer lo que queremos y lo que queremos es lo que decidimos racionalmente. De todas maneras, la libertad será el tema de una última parte del libro, no de la que hablamos. La servidumbre, y en esto también coincide con Nietzsche, es impotencia. Ambos consideran que la teoría del libre albedrío es una ficción. La diferencia entre un hombre libre y otro que no lo es, es que el primero está autodeterminado y el segundo es dependiente. Es decir, que de lo que se trata es de saber si está determinado interiormente, lo cual te lleva a la acción, o si está determinado por determinado los otros, lo cual te hace reaccionar. Pero si para Nietzsche es desde el instinto, para Spinoza lo es desde la razón. ¿Qué quiere decir guiarse por la razón? No es únicamente una cuestión de cálculo, también lo es de intuición y de la capacidad de distanciarnos de nuestros afectos, de verlos desde afuera.

El bien y el mal, la belleza y la fealdad, son ficciones, no existen. Son modelos imaginarios a los que queremos adaptar los procesos reales. Pero la realidad es perfecta, justamente porque es real. Pero lo que sí existe es lo bueno y lo malo, que son relativos y se establecen por criterios de utilidad, utilidad para potenciar lo que cada uno es, su alegría, su vitalidad. Significa vivir de acuerdo con el deseo. Aquí veo dos analogías interesantes. La primera con John Stuart Mill en su teoría utilitarista, que dice que lo bueno es lo útil y lo útil lo que nos hace felices. La segunda con Lacan en su formulación de que hay que ceder al deseo, aunque Spinoza apunta a la completud y Lacan a la falta.

El hombre forma parte de la Naturaleza, es decir de Dios o la Substancia Única, y es, por tanto, una parte de la Totalidad de todas las cosas finitas. Cada cuerpo actúa sobre múltiples cuerpos y estos actúan sobre él. En este sentido, el hombre está siempre sujeto a las pasiones, que son ideas inadecuadas. De lo que se trata es de la posición que tiene con respecto a ellas, si es capaz de distanciase o está encadenado a ellas. Cuando uno se distancia de la pasión, la idea inadecuada que la sostiene se va transformando en adecuada. La pasión irracional se trabsforma en deseo racional. Seguir el deseo, cuando es racional, es lo mismo que actuar bien, de manera virtuosa, y de potenciar la alegría. Aquí vemos claramente la base de la afirmación de Deleuze de que Spinoza plantea una ética y no una moral. Lo cual lo hace nuevamente afín a Nietzsche, aunque las consecuencias de cara a los otros sean diferentes. Diferentes porque la ética de Spinoza conduce al amor, a la armonía con el otro, y la de Nietzsche a la confrontación. Porque si seguimos las ideas adecuadas estas nos conducirán a la alegría y al amor. Al igual que Nietzsche, Spinoza rechaza los sentimientos morales: la culpa, la indignación y la compasión.

Resulta enigmático el sentido de la afirmación que conducirá justamente a Nietzsche a expresar su rechazo a la filosofía de Spinoza ( la actitud es ambivalente porque en su correspondencia había manifestado sus afinidades con el filósofo holandés). Esta afirmación es la que dice que el supremo bien del alma es el conocimiento de Dios y suprema virtud es la de conocer a Dios. ¿ A qué se refiere Spinoza ? Entiendo que el conocimiento de Dios es llegar al tercer grado de conocimiento, que no es otra cosa, como bien plantea Felipe Martínez Marzoa, que la superación entre sujeto y ovejo. Ya no se trataría de ideas adecuadas sino la visión del Ser. Visión que es presencia. Hay algo de relación con la aletheia (verdad como desvelamiento) de Heráclito o Parménides. O la propia intuición de la Idea de Bien en Platón. O incluso contradicciones como el hinduismo, el taoísmo o el budismo.

La alegría es siempre buena, y la tristeza y el odio son siempre malos. El amor y el deseo puede ser malos cuando tienen un carácter excesivo, irracional. Pero el placer puede ser malo y el dolor bueno porque, a diferencia de los anteriores, que son estados globales del cuerpo estos últimos tienen un carácter parcial. El placer puede generar tristeza y el dolor alegría. El deseo irracional, excesivo, no solo nos esclaviza sino que puede llevar al delirio ( como en la avaricia y en la vanidad ), al igual que el amor ( como en el enamoramiento). El deseo de reconocimiento y la autoestima como amor a uno mismo, si no son excesivos (como en la vanidad o la soberbia) son buenos. El hombre libre piensa en la vida y no en la muerte, dice Spinoza siguiendo a Epicuro. El filósofo francés Pierre Hadot veía en Spinoza una forma alegre de estocismo, inlfuenciada precisamente por el epicureismo.

El hombre libre vive en sociedad, y sabe que es mayor la libertad que se autolimita por las leyes en las que ha colaborado (defensa del Estado de Derecho y la democracia), que no la libertad natural fuera de la sociedad. Los humanos hemos de ser solidarios entre nosotros y reconocernos como sujetos de derechos. Pero Spinoza dice claramente que no los animales no tienen derechos porque no forman parte de nuestro mundo y no les debemos ninguna solidaridad.
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