Los 20 millardos de dólares que según la expresidenta del
BCV, Edmeé Betancourt, entregó CADIVI a empresas de maletín, el desfalco al
Fondo Chino y el colosal negocio del contrabando que atiza la escasez y la
desestabilización económica, son algunos indicios de como la corrupción se ha
disparado. Ese contrabando masivo que desangra al país, por aire, mar y tierra,
no sería posible sin la complicidad de una cadena de funcionarios públicos
corruptos en ambos lado de la frontera.
Si bien la Fiscalía está procesando algunos casos y la
Contraloría ha emitido informes que dan cuenta de la magnitud del problema,
pareciera que los controles del Estado han venido siendo rebasados por el virus
de la corrupción. Este tiene hoy como caldo de cultivo la economía ilícita milmillonaria
del contrabando que manejan organizaciones criminales binacionales, estimulada
por una política económica extractivista que ha hecho crisis al caer los
ingresos petroleros.
La Plataforma para la Auditoría Pública y Ciudadana lanzada
la semana pasada por diversos movimientos sociales y políticos e
individualidades comprometidas con la revolución bolivariana, retoma el llamado
del Comandante Chávez al “Golpe de Timón”, a través de la autocrítica
constructiva y del fortalecimiento del Poder Popular mediante el desarrollo de
una contraloría social efectiva para enfrentar la corrupción.