La edición de esta obra de María Elvira Roca Barea (Madrid, Siruela, 2016) ha tenido un gran éxito editorial y un considerable impacto mediático. Y ello por las hipótesis novedosas que plantea con un amplio aparato bibliográfico y con un tono a veces poco cordial y hasta despectivo con una parte de la historiografía. Me ha resultado imposible comentar todos los aspectos del libro por lo que apenas aludiré a las leyendas negras romana, rusa o estadounidense, centrándome en la española. Una decisión que no es aleatoria ya que, aunque la autora se detenga ampliamente en otros imperios y en otras imperiofobias, el objetivo del libro está bien claro desde la primera página: desenmascarar la leyenda negra y limpiar el buen nombre de España y de los españoles. Quiero empezar reconociendo que sus ideas fundamentales están bien documentadas y magníficamente argumentadas. Básicamente defiende tres aspectos:
Uno, que la leyenda negra es por antonomasia española pues,
de hecho, para referirse a otras hay que ponerle el adjetivo de rusa, francesa
o estadounidense. Los que mandan siempre han gozado de mala prensa,
especialmente los imperios. Eso sí, a su juicio hay imperios coloniales como el
belga, cuya mala prensa, el holocausto generado en el Congo, no es leyenda sino
historia, pero no es el caso del español. Empieza explicando la Imperiofobia
aplicada a Roma, para después establecer comparaciones con otras leyendas
negras aplicadas al imperio español, a Rusia y a los Estados Unidos.