“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

20/5/09

El Brunello di Montalcino



Omar Montilla

Montalcino es una zona especial que se encuentra en la provincia de Siena, ubicada sobre una colina, muy arcillosa y protegida por valles que la convierten en la zona más árida de la Toscana con apenas 500 mm de lluvia al año, cuenta con una exposición solar muy adecuada para el mediodía y que permite además una exposición perfecta durante todo el resto del día. Las uvas son recogidas manualmente, procurando escoger los mejores racimos, no sólo en el viñedo, sino en la mesa donde se ciernen. El mosto se deja fermentar en contacto con los hollejos en tinas de acero inoxidable durante dos o tres semanas, su temperatura es controlada para que no sobrepase los 30ºC.

Su añejamiento o crianza es de cuatro años, de los cuales 2 y medio a 3 transcurren en toneles o barricas de roble, madera importada de Eslovenia (antigua Yugoslavia) y el resto en la propia botella. Hay que señalar que hay otros procedimientos más modernos para su vinificación.

Su color es un rojo rubí muy intenso pero su aspecto es joven. Su perfume es muy complejo, porque nos parece que es fresco, amplio y profundo. Todos sabemos que es muy difícil definir el gusto que nos proporciona un vino, por eso los catadores y los críticos se desviven por usar las palabras mas ampulosas para hacer sus descripciones. Sólo diré que este vino, no sólo cautiva, sino que deja un retrogusto muy largo y cálido que permite disfrutarlo mejor, quizá porque su cuerpo está impregnado de tanino maduro.

Una vez terminada la fermentación alcohólica, comienza espontáneamente la llamada fermentación maloláctica, que es un proceso natural que transforma el ácido málico en ácido láctico y hace suave el vino. Esta segunda fermentación puede durar de algunas semanas a algunos meses, a causa de diferentes factores, como la temperatura de la cantina. Este proceso no sólo suaviza el vino, sino que le confiere, como dicen los especialistas, mayor profundidad, complejidad y elegancia.

En este lugar se producen quizá los mejores vinos de Italia, como lo es el “Brunello di Montalcino”, y no se le queda atrás otro que han denominado “Rosso de Montalcino”. Los precios son muy variables, dependiendo de la añada y otros factores. Una botella de Brunello puede costar desde 20 euros hasta más de 200 o 300, sin contar con aquellas botellas especiales, casi únicas que pueden llegar hasta los 5.000 euros. El Rosso es más popular, menos costoso y tan bueno como cualquiera de su clase. Los vinos de Montalcino muestran un magnífico equilibrio y para gozar plenamente de sus cualidades, se recomienda decantarlos al menos 1 hora antes de gustarlo. El Brunello di Montalcino, con el Chianti y el Nobile di Montepulciano forman el trío de los vinos que la región de Toscana ofrece al mundo.