La organización Wikileaks ha dejado al descubierto los
abusos cometidos por el gobierno de Estados Unidos en la cárcel de Guantánamo,
así como la arbitrariedad en las detenciones y encarcelaciones sin pruebas.
Los documentos secretos del Pentágono aparecidos en varios
medios internacionales -The New York Times, Le Monde, The Washington Post, El
País y The Guardian- vuelven a comprometer seriamente al gobierno
estadounidense.
La nueva filtración masiva -la cuarta mayor tras la de los
papeles del Departamento de Estado de EE UU y las de las guerras de Irak y
Afganistán- abarca el periodo desde 2002 a 2009. Es decir, casi todo el periodo
de la administración de George W. Bush.
Los documentos son fichas de evaluaciones de los mandos
militares de 759 de los 779 presos que
han llegado a estar encerrados en la cárcel.
Los documentos muestran que el gobierno de EE UU mantuvo
encerrados en la cárcel durante años a cientos de presos que no representaban
peligro para Estados Unidos o sus aliados y que no tenían vinculación
terrorista o con Al-Qaeda.
Tres niveles
Estas evaluaciones de peligrosidad de los presos eran hechas
por los mandos militares de EE UU en función de tres únicos e increíblemente
simples niveles establecidos. El nivel alto implica que el detenido
"probablemente" supone "una amenaza para EE UU, sus intereses y
aliados". El nivel medio implica que "quizás" lo suponga.
Mientras, el nivel bajo implica que es "improbable" que sea un riesgo
para el país.
Sólo de 274 presos se dijo que "quizás podrían entrañar un peligro". La finalidad de
estas evaluaciones es la de recomendar si se libera al preso, si es trasladado
o si continúa en Guantánamo. Según estas evaluaciones, sólo de 274 presos se
dijo que "quizás podrían entrañar un peligro", por lo que EEUU no
creía en la culpabilidad de alrededor del 60% de sus prisioneros.
Los documentos muestran la arbitrariedad de Estados Unidos
para encarcelar a esas decenas de presos, sin pruebas objetivas, ni juicios, ni
garantías y con severos interrogatorios de por medio. Muchas veces, ni las
autoridades estadounidenses sabían el motivo por el que los encerraban en
Guantánamo.
EEUU afirmó que 83 presos no suponían ningún riesgo para la
seguridad de la nación, mientras que de otros 77 dijeron que era
"improbable" que fueran una amenaza para el país o sus aliados. Según
las evaluaciones de las autoridades de EEUU, el 20% de los presos fue conducido
a la cárcel de forma arbitraria. Se encarcelaba a los presos fundamentalmente
para "explotarlos", según su propia terminología; por si sabían algo
que pudiera ser útil.
De hecho, varios detenidos estuvieron encerrados hasta ocho
o nueve años en la cárcel estadounidense sin que las autoridades de EEUU
tuvieran prueba alguna contra ellos.
Sin noticias de las
torturas
Lo que no revela los documentos es nada acerca de las
torturas en el penal cubano, ni cómo se obtuvieron las supuestas informaciones
o declaraciones.
EEUU encerró sin
pruebas durante años a un pastor afgano sin vínculos terroristas
Algunas de las historias que las propias autoridades
estadounidenses relatan en sus evaluaciones sobre los presos son impactantes.
Una de ellas es la del 'prisionero 1051', capturado en mayo
de 2003 en Afganistán cerca de un lugar donde se produjo una explosión.
El hombre negó cualquier participación con este acto o
vínculo terrorista alguno. Los analistas de EE UU se mostraron de acuerdo con su
historia debido a su conocimiento del pastoreo de animales y su ignorancia
sobre "simples conceptos políticos y militares". Pese a esto, un
tribunal militar no se mostró tan de acuerdo y lo declaró "combatiente
enemigo". El pastor afgano no llegó a salir de prisión hasta 2006.
Otro extraño caso es el de un anciano afgano de 89 años con
demencia senil, artritis y depresión que pasó por el penal porque encontraron
un teléfono por satélite sospechoso en su casa que no sabía ni usar. Finalmente
también fue liberado.
Caos
Pero también existe la otra cara de la moneda. El gobierno
de EE UU liberó del penal a algunos presos que después sí resultaron ser
terroristas o tener vínculos terroristas.
EEUU liberó del penal a algunos presos que después si
resultaron ser terroristas
Es el caso de Said Mohammed Alam Shah, un joven afgano de 24
años que contó a los mandos de EE UU una historia que esta vez sí se creyeron y
le liberaron.
Pero cuando volvió a Afganistán reveló que en realidad se
llamaba Abdullah Mehsud, y que era un militante paquistaní. Comenzó a grabar
vídeos llamando a la yihad, lideró una fuerza talibán contra las tropas de EE UU
y planeó y ordenó atentados que causaron decenas de muertos.
La vida en el penal
Los documentos también muestran una nueva visión sobre el
penal y sobre los 172 presos que aún están recluidos en Guantánamo.
El Gobierno de Estados Unidos y el Pentágono han condenado
esta nueva filtración
Cómo delatan unos presos a otros, como actúan algunos presos
contra otros o contra los guardias. E incluso relatan episodios e incidentes
como el "inapropiado uso de fluidos corporales". También se puede
leer las amenazas de algunos presos a los guardias y autoridades. Tales como un
preso que amenazó a un guarda con "matarlo y beberse su sangre para comer".
La revelación de estos nuevos documentos sobre Guantánamo
supone un nuevo palo en la rueda de Obama, que prometió cuando fue elegido
cerrar el penal cubano y que no ha podido cumplir su promesa. De hecho, hace
unas semanas, el presidente de EEUU admitió que no podía cerrar la cárcel y que
restablecería los juicios militares.
El Gobierno de Estados Unidos y el Pentágono han condenado
esta nueva filtración. "Es
desafortunado que varias organizaciones hayan tomado la decisión de publicar
numerosos documentos obtenidos de forma ilegal por WikiLeaks relacionados con
el centro de detención de Guantánamo", señala el comunicado.
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