Mark Weisbrot
Estados Unidos |
Jamaica tiene la mayor carga de deuda pública del mundo: el
pago de los intereses de la deuda del Estado se cifra en un 10% de la renta
nacional del país. (En comparación, Grecia, – con la peor carga de deuda de
Europa – está pagando el 6,8% del PIB en intereses). Eso deja poco espacio a la
inversión pública en infraestructuras, o a la mejora de la educación y la
salud. Como resultado en parte de esta trampa de la deuda, la renta por persona
de Jamaica ha crecido tan sólo en un 0,7% anual en los últimos 20 años.
Hace dos años, Jamaica llegó a un acuerdo con sus
acreedores, en el que medió el FMI, que reestructuraba su deuda. Se rebajó el
pago de los intereses, y se impulsaron algunos pagos del principal. Pero el
gravamen de la deuda seguía siendo insostenible. Según las actuales
proyecciones del FMI, la deuda de Jamaica llegará al 153% del PIB en sólo tres
años.
¿Les suena familiar? Es lo que le sucedió a Grecia hace sólo
cuatro meses. El gobierno griego alcanzó un acuerdo con las autoridades
europeas (la troika del Banco Central Europeo o BCE, la Comisión
Europea y el FMI) que reducía su deuda. Al contrario que en Jamaica, los
inversores privados en cuyas manos está la deuda griega aceptaron un
"corte de pelo", perdiendo en torno a la mitad del principal.
Pero, con todo, no bastaba. Antes de que se hubiera secado
la tinta del acuerdo, la estimación del FMI de que avanzase un "escenario
pesimista" mostró que la deuda griega alcanzaría más del 160% del PIB para
2020. Puesto que las proyecciones del FMI respecto a Grecia se han demostrado
excesivamente optimistas, y con Europa deslizándose aun más en la recesión, el
escenario pesimista es el más probable. Esto significa que aun cuando los
griegos terminen eligiendo a un gobierno que acepte el acuerdo – en modo alguno
garantizado – es probable que su economía se arrastre de una crisis a la
siguiente hasta que se produzca otra restructuración o una caótica suspensión
de pagos.
Lo mismo en Grecia que en Jamaica, el problema no es sólo la
deuda misma; lo son aun más las medidas políticas que los acreedores exigen que
acompañen a nuevos préstamos. En Grecia, esto llega al extremo: la troika insistió
en que Grecia recortara el 8,6% del PIB de su déficit fiscal en los dos últimos
años, el equivalente de que los Estados Unidos eliminaran todo su déficit
presupuestario de 1,3 billones de dólares. Naturalmente, la economía cayó en
picado. También en Jamaica, el FMI añadió durante la crisis económica de
2008-2009 condiciones que empeoraron el descenso del país.
El problema de Europa con esas dañinas políticas anejas a
los préstamos oficiales no se limita a Grecia. Un titular reciente de Dow Jones
refleja la triste historia de Portugal en una frase: "UE: Portugal precisará de mayor austeridad para
cumplir los objetivos de déficit." Si, la Comisión Europea quiere que
Portugal realice mayores recortes presupuestarios, debido a que los ya
realizados han contraído tanto la economía que no bastarán para el objetivo del
ratio déficit-PIB. La contracción prevista de la economía para este año se
encuentra en un doloroso 3,3% y el desempleo oficial ha aumentado de un 12,9%
el año pasado a un 15,3% en éste. Irlanda se encuentra en recesión, sin
embargo, también se ha comprometido a disciplinar enormemente su presupuesto.
España todavía no ha tenido que solicitar préstamos a la troika,
pero ha seguido las mismas medidas políticas. Con la mitad de sus jóvenes
consumiéndose en el paro, el disciplinamiento fiscal de España – de acuerdo con
las proyecciones del gobierno – le quitará un 2,6% a su crecimiento económico
este año.
Por supuesto, hay muchas diferencias importantes entre la
situación de los países de la eurozona y Jamaica, así como entre los países
mismos de la eurozona. Jamaica necesita que cancelen su deuda; algunos países
de la zona euro con problemas – por ejemplo, España – tendrían una carga de la
deuda sostenible simplemente con que el BCE interviniera en el mercado de bonos
soberanos y garantizase una baja tasa de interés sobre sus bonos. Y el BCE,
como emisor de una divisa fuerte en una zona monetaria sin grave amenaza
inflacionaria, dispone de mucho margen de maniobra para hacer lo que sea
preciso con el fin de asegurarse de que la totalidad de los países de la
eurozona tengan costes de préstamos bajos y, por tanto, una deuda sostenible.
Pero el BCE se ha negado a hacer uso de sus poderes para
poner fin a la crisis de la deuda soberana, prefiriendo en cambio – mano a mano
con el resto de la troika – explotarla con el fin de forzar cambios
políticos impopulares en los países de la eurozona, sobre todo en los más
débiles. Al actuar de este modo, está condenando a estos países al
estancamiento de elevado desempleo y lento crecimiento que ha sufrido Jamaica
en las últimas dos décadas. Aunque los costes humanos sean mucho mayores en un
país en vías de desarrollo como Jamaica, aun así esto entraña una ingente
cantidad de innecesario sufrimiento a ambos lados del Atlántico.
Mark Weisbrot |
Mark Weisbrot es
co-director, junto a Dean Baker, del Center for Economic and Policy Research de Washington, D.C.
Doctorado en economía por la Universidad de Michigan, ha
escrito numerosos trabajos sobre política económica, centrándose especiamente
en Latinoamérica y la política económica internacional. Es autor, con
Baker, de Social Security: The Phony Crisis (University of Chicago
Press, 2000). Colaborador ocasional de The New York Times, The
Washington Post y Los Angeles Times, y regularmente de The
Guardian y Folha de Sao Paulo, el mayor diario brasileño, a
través de McClatchy-Tribune Information Services sus artículos se difunden en
más de 550 periódicos. Preside además Just Foreign Policy, una
organización independiente que intenta reformar la política exterior norteamericana.
Título original: La “jamaicanización” de la eurozona
Traducción para SinPermiso por Lucas
Antón
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