Michelle Bachelet @ Luis Percares |
Especial para La Página |
La ex mandataria, señora Michelle Bachelet
se ha convertido, en su ausencia, en una poderosa presencia política y
mediática en nuestro país. Desde la derecha, se insiste, de un modo tan
insensato como obstinado, en enlodar su figura. Desde la oposición, hay gestos
en su defensa. Sin embargo, al mismo tiempo, los diferentes sectores concertacionistas
postergan un imprescindible debate político interno en pos de una controversia
electoral anticipada. En contraste, frente a todo este malsano bullicio local,
la distancia y el silencio de la ex presidente de Chile logran mantener
incólume su prestigio nacional e internacional.
Chile |
Se entiende que en un clima de elecciones
haya una mayor propensión a la desmesura tanto en las palabras como en las
acciones de quienes protagonizan el momento político. No obstante, ello no
justifica perder de vista el horizonte que nos anima: Construir una democracia
más justa y sólida en los años venideros. Un mínimo de sensatez indica que el
apasionado debate político electoral posee ciertos límites. Transgredir sin más
tales limitaciones de manera irresponsable nos aleja de cualquier reciedumbre
institucional y nos instala, casi sin darnos cuenta, en un clima sórdido que
sustituye el debate político de ideas por aquel de acusaciones y denuncias. Nada
bueno para una democracia que quiere recuperar una tradición republicana.
No se trata aquí de acusar o defender la
actuación de un personero público, se trata más bien de ponderar el alcance y
las consecuencias de tales actitudes en el marco de nuestra democracia. Los
bajos índices de aceptación de la “clase política”, especialmente de derechas, no
se mejoran creando escándalos mediáticos, más bien al contrario, este tipo de
disputas acrecienta la desconfianza de la ciudadanía en un sistema político disociado
de sus verdaderos intereses y problemas cotidianos. Es de lamentar que las
actuaciones de muchos miembros de la llamada “derecha política” y sus corifeos
solo propician un clima enrarecido que en nada beneficia al país.