Salim Lamrani
Especial para La Página |
El Frente de Izquierda ha sido la revelación política de la
primera vuelta de la elección presidencial en Francia. Su candidato Jean-Luc
Mélenchon reivindica abiertamente inspirarse de la nueva América Latina para
establecer su programa.
Este año 2012, el 1 de mayo –manifestación internacional de
los trabajadores por la emancipación humana y el progreso social desde 1890–
reviste un interés peculiar a través de
toda Europa, golpeada por la crisis económica sistémica y las medidas de
austeridad y de regresión social sin precedente.
Es particularmente el caso en Francia, donde la celebración tiene lugar entre las dos vueltas de la elección presidencial que opondrá al candidato conservador de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), y actual presidente, favorable al mantenimiento de las políticas de austeridad en Europa, al líder del Partido Socialista (PS) François Hollande, partidario de una política más social, sin rechazar no obstante el modelo neoliberal.
Es particularmente el caso en Francia, donde la celebración tiene lugar entre las dos vueltas de la elección presidencial que opondrá al candidato conservador de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), y actual presidente, favorable al mantenimiento de las políticas de austeridad en Europa, al líder del Partido Socialista (PS) François Hollande, partidario de una política más social, sin rechazar no obstante el modelo neoliberal.
La primera vuelta de la elección presidencial ha constituido
una doble derrota para el presidente saliente Nicolás Sarkozy. En efecto, por
primera vez en la historia de la V República (desde 1958), el presidente
candidato (27,18%) vio adelantarse a su adversario socialista (28,63%). Además,
la adopción de un discurso que estigmatizaba la inmigración y que invocaba la defensa
de la identidad nacional –temas habitualmente reservados a la extrema derecha–
con la esperanza de atraer como en 2007 a los electores de ese sector, no tuvo
los resultados esperados. No obstante, Sarkozy no había escatimado medios y
había nombrado como asesor especial de campaña a Patrick Buisson, tránsfuga de
la extrema derecha, rompiendo así con la tradición gaullista y «chiraquista» de
la derecha clásica. En efecto, un 17,9% de los electores han preferido votar
por Marine Le Pen, candidata del partido extremista Frente Nacional (FN), que
llegó en el tercer puesto[1], aunque con un resultado inferior al de 2002,
cuando la extrema derecha alcanzó el 19,2%[2]. Así, la UMP perdió 1,7 millones
de votos con respecto a la última elección presidencial de 2007, de los cuales
un 70% fue para el FN[3].
La emergencia del
Frente de Izquierda
No obstante, la revelación política de la primera vuelta de
la elección presidencial es el Frente de Izquierda (FDG), una coalición de
diversas fuerzas políticas progresistas que incluye, entre otros, el Partido
Comunista y el Partido de Izquierda, cuyo candidato Jean-Luc Mélenchon alcanzó
el resultado histórico del 11,1%, con cerca de 4 millones de votos[4]. En
efecto, ninguna fuerza política a la izquierda del Partido Socialista había
alcanzado semejante resultado desde 1981 cuando el Partido Comunista de George
Marchais había superado el 15%[5].
Durante la campaña electoral, el FDG asombró a todos los
observadores por su impresionante capacidad de movilización. El 18 de marzo de
2012, cerca de 120.000 personas se reunieron en la Plaza de la Bastilla en
París para escuchar a Mélenchon, lo que hizo de ese mitin la agrupación
política más importante desde la Segunda Guerra Mundial.[6] Del mismo modo, el
14 de abril de 2012, 120.000 personas se encontraron en las playas del Prado en
Marsella para seguir el discurso del candidato del FDG[7]. Ningún otro partido
político francés dispone de semejante capacidad de convocatoria.
En las grandes ciudades, donde se encuentra muy presente el
FDG y donde ha podido realizar su trabajo de educación popular sobre su
programa y sobre los peligros que representaba el FN, el voto a favor de la
extrema derecha disminuyó de modo sensible. En las 15 ciudades más importantes
de Francia, el FN obtuvo resultados inferiores a los de 2002 en 14 de ellas.
Mejor aún, Jean-Luc Mélenchon obtuvo resultados superiores a los de Marine le
Pen en 10 ciudades sobre 15.[8] Así, el 75% de la progresión del total de la
izquierda - +17% respecto a 2007, mientras que el total de la derecha disminuyó
en un 16%[9] - se debe al FDG[10]. Respecto a 2007, la izquierda de la
izquierda progresó en un 39%, gracias al FDG[11].
Sin duda, el resultado de 11,1% del FDG habría sido más
elevado sin la amenaza del Frente Nacional y la campaña mediática a favor el
“voto útil”, que usó el trauma electoral de 2002, cuando el candidato de
extrema derecha Jean-Marie Le Pen eliminó al candidato socialista Lionel Jospin
y se clasificó para la segunda vuelta. Así, según un sondeo del instituto IFOP,
el 30% de los electores de François Hollande habrían votado al FDG sin la
amenaza Le Pen, lo que hubiera incrementado el resultado de Mélenchon a un
20,1%, es decir al mismo nivel que el del Partido Socialista. No obstante, con
4 millones de votos, el FDG ganó en el espacio de tres años tres millones de
electores adicionales desde su primera campaña por las elecciones europeas en
2009.[12]
La nueva América
Latina, principal fuente de inspiración del Frente de Izquierda
Desde 1998 y la elección de Hugo Chávez a la presidencia de
la República Bolivariana de Venezuela, América Latina ha llevado al poder a
numerosos dirigentes progresistas que han ubicado al ser humano en el centro de
su proyecto de sociedad, sea Lula da Silva y luego Dilma Roussef en Brasil,
Néstor Kirchner y después Cristina Fernández en Argentina, Evo Morales en
Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, José Mujica en
Uruguay y en una menor medida Ollanta Humala en Perú.
Esta nueva América Latina ha enfocado su política en la
recuperación de su soberanía nacionalizando los hidrocarburos y otros sectores
estratégicos de la economía (Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina,
etc.), la lucha contra la pobreza mediante programas sociales espectaculares,
la repartición de las riquezas y la integración regional con la creación de
varios organismos como Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), la Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la reciente Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), lo que ilustra la voluntad del continente
de emanciparse de la sombra tutelar de Washington y crear un mundo multipolar
basado en el diálogo, la diplomacia y la reciprocidad.
El FDG se ha inspirado mucho en el cambio político
latinoamericano y el concepto de “revolución por las urnas”. “Los procesos
revolucionarios en América del Sur son una fuente de lecciones”, reivindicó
Mélenchon[13], muy cercano al presidente ecuatoriano Rafael Correa, el cual le
brindó públicamente su apoyo[14].
El programa de esta nueva fuerza política, intitulado “el
ser humano primero”, se basa en una filosofía de la repartición de las riquezas
y marca así una ruptura radical con la lógica acumulativa neoliberal, que
arruinó a América Latina en los años 1980 y que actualmente está destruyendo a
Europa. Frente a las políticas de ajuste estructural y las medidas de
austeridad que se aplican por todos lados en el Viejo Continente, de Grecia a
España y de Irlanda a Portugal pasando por Italia, con consecuencias sociales y
humanas dramáticas, el FDG preconiza un enfoque socioeconómico alternativo
basado, entre otros, en una mayor intervención del Estado y la reforma de las
instituciones.
Así, la idea de una Constituyente y de una VI República
“parlamentaria, social y participativa, destinada a poner término al régimen
«ultrapresidencialista» y a otorgar más poder al Parlamento, se inspira
directamente en Venezuela, donde se adoptó una nueva Constitución en 1999. La
nueva Constitución debe también garantizar “la independencia de los medios
informativos con respecto al poder político y los poderes financieros”[15],
retomando así un punto clave del programa del Consejo Nacional de la
Resistencia de 1944.[16]
Del mismo modo, el concepto de “Revolución ciudadana” halla
su fuente en la transformación radical de la sociedad ecuatoriana tras la
elección de Correa, donde la población pasó del estatuto de espectador de la
vida política al de actor directo e implicado.[17]
Como en la nueva América Latina, el programa del FDG da la
prioridad a lo social con el restablecimiento de las 35 horas semanales y el
derecho a una pensión plena a los 60 años. El salario mínimo (SMIC) se fija en
1.700 euros (frente a 1.097 euros actualmente) y el salario máximo no podrá
superar los 360.000 euros anuales –o sea 30.000 euros mensuales, umbral por
encima del cual la imposición es del 100%– en las empresas públicas y privadas.
Del mismo modo, la diferencia de ingresos en las empresas no podrá ser mayor
que la escala de 1 a 20 como máximo (el salario más alto no podrá ser 20 veces
superior al más bajo) con el fin de llevar a los jefes de empresa que desearían
incrementar sus ingresos a elevar también los de los empleados.[18]
Para evitar el exilio fiscal, el FDG prevé establecer el
mismo sistema tributario que existe en Estados Unidos donde todos los
expatriados que pagan sus impuestos en su nuevo territorio de residencia a un
nivel inferior del que existe en Estados Unidos, tienen que pagar la diferencia
al Tesoro estadounidense.[19]
La instauración del Contrato de Duración Indefinida (CDI)
como norma del contrato de trabajo permitirá, según el FDG, luchar contra la
inseguridad social y abolir la precariedad. A ello se agregará el rembolso
integral de los gastos de salud, así como la titularización de los 800.000
empleados de la función pública, sin olvidar la construcción de 200.000
viviendas sociales al año, una congelación de los alquileres y la prohibición
de las expulsiones de inquilinos por razones económicas y sociales.[20]
El aumento del salario mínimo constituye la base del
programa del FDG y reviste un doble objetivo. Primero, permitirá mejorar el
nivel de vida de una parte sustancial de los ciudadanos franceses, una inmensa
mayoría mujeres (80%)[21], que sobrevive difícilmente con semejantes ingresos.
Además, 8 millones de franceses viven por debajo del umbral de la pobreza
(fijado en 970€ mensuales)[22] en la quinta potencia mundial, mientras que el
país es dos veces más rico que en 1990 (2,56 billones de euros de riqueza
producida al año).[23]
Luego permitirá estimular la economía. En efecto, el aumento
del SMIC alentará automáticamente el consumo de esta categoría de la población
cuyas necesidades son importantes, y de rebote llenará el libro de pedidos de
las empresas. Ésas, a su vez, reclutarán a la mano de obra necesaria para
satisfacer esta nueva demanda, lo que tendrá un impacto positivo en la tasa de
desempleo que lógicamente se reducirá. Así, el Estado verá crecer sus recursos
gracias a la contribución tributaria de los nuevos asalariados, y disminuir sus
gastos dedicados a las ayudas al paro, creando así un «círculo virtuoso».
Las actuales políticas de austeridad que promueven el Banco
Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea y que se
aplican en Europa tienen el efecto inverso ya que la reducción de los gastos,
la disminución de los salarios y de las pensiones de retiro –además de las
consecuencias sociales y humanas catastróficas que ocasionan– conducen
inevitablemente a una contracción del consumo. De hecho, las empresas se
encuentran en la obligación de reducir su producción así como los salarios, y
hasta se separan de sus empleados. Consecuencia lógica, los recursos
tributarios del Estado disminuyen mientras que sus gastos –para atenuar los
efectos del desempleo– estallan, creando así un interminable círculo vicioso,
cuyo símbolo es la crisis griega. Así, varios países europeos se encuentran en
recesión.
El caso de la crisis de la deuda griega –que el FDG no ha
dejado de denunciar durante la campaña electoral– es un caso de manual e
ilustra el fracaso total de las políticas neoliberales. En efecto, a pesar de
la intervención de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Central Europeo, a pesar de la aplicación de trece planes de austeridad
extrema –alza masiva de los impuestos entre ellos el IVA, alza de los precios,
reducción de los salarios (¡hasta un 32% sobre el salario mínimo!) y de las
pensiones de retiro, retraso de la edad legal de la jubilación, destrucción de
los servicios públicos de primera necesidad como la educación y la salud,
supresión de las ayudas sociales y privatizaciones de los sectores estratégicos
de la economía nacional (puertos, aeropuertos, ferrocarril, gas, agua,
petróleo– que han doblegado a la población[24], hoy la deuda es superior a lo
que era antes de la intervención de las instituciones financieras
internacionales en 2010.[25]
No obstante, la crisis griega habría podido evitarse. En
efecto, habría bastado con que el Banco Central Europeo hubiera prestado
directamente a Atenas las sumas necesarias, con la misma tasa de interés con la
que presta a los bancos privados, es decir entre el 0% y el 1%, lo que hubiese
impedido toda especulación sobre la deuda por parte del mundo financiero. Ahora
bien, el Tratado de Lisboa –que el pueblo francés rechazó por referéndum en
2005 pero que el presidente Sarkozy impuso por vía parlamentaria en 2008 contra
la voluntad de los ciudadanos– prohíbe esta posibilidad por razones
difícilmente comprensibles si uno se basa en el postulado según el cual el
Banco Central Europeo actúa en el interés de los ciudadanos.[26]
En efecto, el Artículo 123 del Tratado de Lisboa estipula
que “queda prohibida la autorización de descubiertos o la concesión de
cualquier otro tipo de créditos por el Banco Central Europeo y por los bancos
centrales de los Estados miembros, denominados en lo sucesivo “bancos centrales
nacionales”, a favor de instituciones u organismos comunitarios, Gobiernos
centrales, autoridades regionales o locales, u otras autoridades públicas,
organismos de Derecho público o empresas públicas de los Estados miembros, así
como la adquisición directa a los mismos de instrumentos de deuda por el BCE o
los bancos centrales nacionales”. [27]
En realidad el BCE sirve directamente los intereses del
mundo financiero. Así, los bancos privados contrataron un préstamo al BCE con
la tasa baja de un 0% al 1% y luego especularon sobre la deuda y prestaron ese
mismo dinero a Grecia con tasas que van del 6% al 18%, agravando así la crisis
de la deuda, que ahora es matemáticamente impagable, ya que Atenas se encuentra
en la obligación de contratar préstamos sólo para pagar los intereses de la
deuda.[28]
Por esas razones, el FDG se ha comprometido a reformar en
profundidad el Tratado Europeo con el fin de autorizar al BCE a prestar
directamente a los Estados y a evitar así los ataques especulativos del mundo
financiero sobre las deudas soberanas, como ha sido el caso en Grecia, Irlanda,
España, Portugal e Italia, por citar sólo algunos.[29]
Mientras tanto, una medida permite no obstante pasar encima
de la prohibición del Tratado Europeo y contratar préstamos con tasas bajas. En
efecto, la legislación francesa autoriza al Estado a imponer a los bancos
privados nacionales que concedan al país sumas con la misma tasa de interés que
éstos reciben del BCE, es decir menos del 1%. Ello permitiría reducir de modo
sensible la deuda. Pero, hasta hoy día, ningún gobierno se ha atrevido a
aplicarla.
La creación del Banco del Sur en 2007[30] y el Banco del
ALBA en 2010[31] han permitido al continente emanciparse de instituciones
financieras internacionales como el FMI y el Banco Mundial, responsables de la
crisis financiera que arruinó el continente en los años 1990. El FDG prevé
también la creación de un polo público financiero destinado a transformar la
política y los criterios de crédito. Se planea también la elaboración de una
reglamentación anti-especulación y el bloqueo de los flujos financieros con los
paraísos fiscales[32]. En efecto, los bancos franceses tienen en total una suma
de 532.000 millones de dólares en esos paraísos fiscales y no pagan impuestos,
privando al Estado –es decir al ciudadano– de ingresos importantes que
resolverían muchos problemas socioeconómicos.[33]
A nivel tributario, se suprimirán los privilegios fiscales
de todo tipo –que han costado cerca de 100.000 millones al Estado desde 2002 y
que han provocado la duplicación de la deuda francesa–, y los de las grandes
empresas en particular. Por ejemplo, la multinacional Total, que consiguió en
2011 un beneficio neto de 10.000 millones de dólares, nunca ha pagado un
centavo a título de impuesto sobre las sociedades, gracias a la ventaja fiscal
llamada “beneficio mundial consolidado”.[34] Del mismo modo, las pequeñas y
medianas empresas pagan un impuesto del 30% mientras que las del CAC40 (40
mayores empresas francesas) sólo pagan el 8%.[35]
El FDG también se ha inspirado mucho en la relación de las
poblaciones indígenas de América Latina con la tierra y la necesidad de
preservar el medio ambiente. Propone así una planificación ecológica “como
medio de definir de nuevo [los] modos de producción, de consumo y de
intercambio en función del interés general de la humanidad y del impacto de la
actividad económica en el ecosistema”. Prevé el desarrollo de fuentes
alternativas de energía no contaminantes, el desarrollo de los transportes
públicos, el ferrocarril entre otros.[36]
El FDG también sacó lecciones de la emergencia de las cooperativas
en Argentina y desea desarrollar la economía social y solidaria y permitir que
los asalariados recuperen el control de sus empresas. En cuanto a la
recuperación de la soberanía nacional pasa, como en América Latina –en
Argentina particularmente con el caso de la multinacional Repsol– por la
nacionalización de los recursos estratégicos del país.[37]
El FDG también tuvo en cuenta Brasil y la política de Dilma
Roussef contra las deslocalizaciones. Así, con las tasas sobre los productos de
la empresa Apple, Brasilia obligó a la multinacional estadounidense a que
abriera una fábrica en su territorio y a que invirtiera 12.000 millones de
dólares. Ocasionó así un movimiento de relocalización de las actividades
industriales, las cuales proporcionan trabajo a los ciudadanos brasileños.[38]
A nivel internacional, el FDG está a favor de que Francia
salga de la OTAN y de un enfoque diplomático y pacífico de las relaciones
internacionales con intercambios basados en la igualdad soberana entre los
Estados, la no injerencia, la cooperación y la reciprocidad. Como América
Latina, el FDG milita a favor de un mundo multipolar basado en la supremacía
del derecho internacional. También es partidario de una ruptura con el mundo
atlantista y con el militarismo y a favor de una alianza más estrecha con los
BRIC. [39]
Conclusión
El FDG parece predestinado a desempeñar un papel importante
en la vida política francesa en los próximos años, sobre todo si prosigue su
trabajo de educación política eficaz entre las capas populares y si conserva su
capacidad de movilización. Si logra escapar al escollo de las divisiones y
permanece unido alrededor de la figura carismática de Mélenchon –del cual hasta
los adversarios políticos subrayan sus grandes talentos de tribuno–, los resultados
alentadores de la primera vuelta de la elección presidencial se confirmarán
probablemente en los próximos procesos electorales y abrirán quizás la vía del
cambio necesario en Francia y en Europa.
Notas
[1] Le Monde, « Résultats de l’élection présidentielle :
France entière », 23 de abril de 2012
[2] Hendrik Davi, « Depuis 2002, l’extrême droite a reculé
dans les villes », Front de Gauche, 25 de abril de 2012.
[3] Jean-Luc Mélenchon, « Après le premier tour, un moment
de pause clavier », 25 de abril de 2012. www.jean-luc-mélenchon.fr (sitio
consultado el 26 de abril de 2012).
[4] Le Monde, « Résultats de l’élection présidentielle :
France entière », op. cit.
[5] Radio France Internationale, « 1981 – Mitterrand,
l’alternance », 24 de agosto de 2006.
[6] Le Monde, « Jean-Luc Mélenchon à Bastille : « Nous
sommes le cri du peuple », 18 de marzo de 2012.
[7] Lilian Alemagna, « Au Prado, Mélenchon retourne la plage
», Libération, 15 de abril de 2012.
[8] Hendrik Davi, « Depuis 2002, l’extrême droite a reculé dans
les villes », op. cit.
[9] Jean-Luc Mélenchon, « Après le premier tour, un moment
de pause clavier », 25 de abril de 2012. www.jean-luc-mélenchon.fr (sitio
consultado el 26 de abril de 2012)
[10] Patrick Cohen, « Jean-Luc Mélenchon », France Inter, 27
de abril de 2012, 8h20.
http://www.dailymotion.com/video/xqf4hb_jean-luc-melenchon_news?search_algo=1
(sitio consultado el 27 de abril de 2012).
[11] Jean-Luc Mélenchon, « Après le premier tour, un moment
de pause clavier », op. cit.
[12] Ibid.
[13] Liberation, « Otan, Tibet, Cuba, Amérique du Sud :
Mélenchon répond à la presse étrangère », 17 de abril de 2012.
[14] Le Figaro, « Rafael Correa soutient Mélenchon », 11 de
abril de 2012 ; L’Humanité, « Correa soutien son ‘compañero’ Mélenchon », 12 de
abril de 2012.
[15] Front de Gauche, L’Humain d’abord, septiembre de 2011,
p. 32.
[16] Conseil National de la Résistance, « Programme du
Conseil National de la Résistance (C.N.R.) », 24 de marzo de 1944.
[17] Céline Meneses, « Equateur : la révolution citoyenne
victorieuse », Le Parti de Gauche, 10 de
octubre de 2010.
[18] Front
de Gauche, L’Humain d’abord, op. cit.
[19] Sénat, « Étude de législation comparée n° 192 – enero
de 2009 - L'imposition des revenus des expatriés dans le pays d'origine »,
enero de 2009. http://www.senat.fr/lc/lc192/lc1927.html (sitio consultado el 29
de abril de 2012).
[20] Front
de Gauche, L’Humain d’abord, op. cit.
[21] Mireille Schurch, « Pour le SMIC à 1700€ », Sénat, 2 de
abril de 2012. http://www.senat03.fr/spip.php?article459 (sitio consultado el
29 de abril de 2012).
[22] Institut national de la statistique et des études
économiques (INSEE), « Nombres de pauvres », 2009.
http://www.insee.fr/fr/themes/tableau.asp?reg_id=0&ref_id=natsos04403
(sitio consultado el 29 de abril de 2012).
[23] World
Bank, « World Development Indicators & Global Development Finance », 2010.
http://databank.worldbank.org/Data/Views/Reports/TableView.aspx?IsShared=true&IsPopular=series
(sitio consultado el 29 de abril de 2012).
[24] Le Figaro, « Grèce : les 10 nouvelles mesures de
rigueur », 13 de febrero de 2012.
[25] Comité pour l’Annulation de la Dette du Tiers monde
(CADTM), « Le CADTM dénonce la campagne de désinformation sur la dette grecque
et le plan de sauvetage des créanciers privés », 10 de marzo de 2012.
http://www.cadtm.org/Le-CADTM-denonce-la-campagne-de (sitio consultado el 29 de
abril de 2012).
[26] Le Monde Diplomatique, « Les Irlandais rejettent le
Traité de Lisbonne », 13 de junio de 2009.
http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2008-06-13-Les-Irlandais-rejettent-le-traite
(sitio consultado el 29 abril de 2012).
[27] Traité de Lisbonne, Artículo 123.
[28] Comité pour l’Annulation de la Dette du Tiers monde
(CADTM), « Le CADTM dénonce la campagne de désinformation sur la dette grecque
et le plan de sauvetage des créanciers privés », op. cit.
[29] Front
de Gauche, L’Humain d’abord, op. cit.
[30] La Jornada, « El Banco del Sur », 13 de diciembre de
2007.
[31] Banco del ALBA. http://www.bancodelalba.org/ (sitio
consultado el 29 de abril de 2012).
[32] Front
de Gauche, L’Humain d’abord, op. cit.
[33] Emmanuel Levy, « Les paradis fiscaux abritent 532
milliards de dépôts français », Marianne 2, 28 de marzo de 2009.
[34] Esta ventaja fiscal se abrogó en septiembre de 2011
frente a la presión popular pues representaba una pérdida para el Estado de 500
millones de euros al año. Véase Chloé Dussapt, « Qu’est-ce que le bénéfice
mondial consolidé ? », Challenges 7 de septiembre de 2011.
[35] Guillaume Errard, « Les sociétés du CAC40 échappent à
l’impôt », Le Figaro, 14 de diciembre de 2009.
[36] Front
de Gauche, L’Humain d’abord, op. cit.
[37] Le Figaro, « Repsol : Kirchner défend l’expropriation
», 28 de abril de 2012.
[38] La Tribune, « Foxconn va fabriquer des iPad au Brésil
où il investira 12 milliards de dollars », 14 de octubre de 2011 ; Huffington
Post, « La démondialisation ça marche, la preuve au Brésil avec Apple », 15 de
septiembre de 2011.
[39] Front
de Gauche, L’Humain d’abord, op. cit.
Lamrani Salim |
Lamrani Salim
es doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris
Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la
Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est
Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des
Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de
Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. Contacto: Salim.Lamrani@univ-mlv.fr
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