Los agentes del Servicio Secreto de Obama opinan que la Cumbre de las Américas fue "chévere" |
Renán Vega Cantor
“En el capitalismo cultural, la caridad es parte del sistema
económico, antes existía una división entre la caridad y el capital, se ganaba
dinero y luego este se regresaba como caridad, pero ahora se han borrado las
fronteras y son parte del mismo acto, se fusiona la caridad con el consumo.” Slavoj
Žižek, “La hipocresía de la filantropía (la forma en que el sistema mantiene el
Statu Quo)”
“Así como los peores dueños de esclavos fueron los que
trataron con bondad a sus esclavos, evitando así que los que sufrían el sistema
tomaran conciencia del horror del mismo, y los que observaban lo comprendiesen
() la caridad degrada y desmoraliza. () Es inmoral usar la propiedad privada a
fin de aliviar los terribles males que resultan de la misma institución de la
propiedad privada. Es a la vez inmoral e injusto”. Oscar Wilde, “El alma del hombre
bajo el socialismo”
Shakira aparte de entonar con voz destemplada y en forma
equivocada el himno nacional de Colombia, fue la encargada de presentar en la
Cumbre de las Américas la novedosa idea del filantropicapitalismo, aplicado a
la educación. Ante centenares de capitalistas de América, la cantante recitó
una perorata neoliberal que duró veinte minutos. (Puede consultarse la
intervención en: http://www.youtube.com/watch?v=bA-f6L8UmtM.
Shakira: "... la inversión en educación temprana es un prometedor negocio en el cual se obtienen ganancias inesperadas " |
Sostuvo que la
inversión en educación temprana es un prometedor negocio en el cual se obtienen
ganancias inesperadas. Incluso, cuantificó esas ganancias, señalando que por
cada dólar invertido se pueden obtener 17 dólares de beneficios en su edad
adulta, lo que indica la rentabilidad de dedicarse a obras sociales, la esencia
de lo que se denomina filantropicapitalismo, en lo cual ella misma se presenta
como un ejemplo a imitar. Con seguridad, sabe por qué lo dice, por la exención
de impuestos y los privilegios tributarios de que ha gozado en Colombia y en
otros países. Repitió las formulas consabidas que la educación es un
instrumento que termina con la pobreza y que ella desde hace 17 años viene
realizando un proyecto filantrópico en educación que le ha permitido redimir a
unos 6 mil niños.
Les pidió a los empresarios que invirtieran en educación y
criticó por obsoleta y anticuada la idea que el Estado es el que debe
proporcionar educación. Consideró que la educación no sólo ayuda a la gente a
salir de la pobreza, sino que tiene la virtud de convertir a las personas en
clientes potenciales, con lo que las empresas que invierten salen ganando por
partida doble: al obtener réditos directos en la educación y al asegurar
compradores futuros de sus productos. Esto, sostuvo, no es la vieja caridad,
que consistía en regalar algo a cambio de nada, sino un negocio en el cual se
invierte para obtener ganancias como empresarios y fama mundial como
filántropos, muy al estilo de Bill Gates o de Georges Soros. Shakira anunció,
además, que está adelantando vastos proyectos educativos en distintos países de
América Latina con la fabulosa cobertura de 6.200 niños, de un total, léase
bien, de 35 millones de niños que en toda América Latina no tienen acceso a
ningún tipo ni nivel educativo. Es decir, que su proyecto educativo de tipo
filantrópico, y con el que obtiene grandes dividendos económicos, le ha
resuelto los problemas de educación a un extraordinario 0.018 por ciento de los
niños del continente ¡Como quien dice que se necesitarían 5.385 empresarios
filantrópicos para atender las necesidades de todos los niños sin educación en
America Latina y solucionar ese problema social, que sólo ha sido resuelto en
Cuba!
Este sermón neoliberal sobre educación no es ninguna
novedad, porque es el mismo que repiten como una salmodia los tecnócratas y
economistas Made in USA, los rectores de las universidades, los voceros del
Ministerio de Educación, el Banco Mundial y los pedagogos neoliberales. La
novedad estriba en que haya sido una desafinada cantante la que haya asumido la
vocería de ese proyecto y la haya acompañado con la idea, que no es ni mucho
menos de su cosecha, que el filantropicapitalismo es el mejor medio para salir
de la pobreza y el atraso y para lograr construir la América Latina prospera,
fuerte y segura que nos merecemos y que siempre hemos soñado. ¡Como se sabe,
los sueños del capitalismo son la pesadilla de los pueblos!
Pero el objetivo central de esta nota no es comentar las
originales ideas de Shakira sobre la educación, con las cuales algún día podrá
ser designada Directora General de la UNESCO o de instancias parecidas.
Mencionamos al filantropicapitalismo porque ella lo nombró de manera explícita,
y tenemos la intención de mostrar que el laboratorio primigenio de
experimentación del filantropicapitalismo fue la VI Cumbre de las Américas,
realizada en Cartagena.
Miremos por qué en esa cumbre se dieron varias lecciones de
desprendimiento empresarial y corporativo, propias del Manual del Perfecto
Filantropicapitalismo Latinoamericano
Primera Lección:
Filantropicapitalismo tropical invertido
Lo que sucedió con la orgía que los agentes secretos de
Barack Obama organizaron en la ciudad de Cartagena, ahora si entendemos porque
la llaman la Ciudad Heroica, es el más claro ejemplo de lo que Estados Unidos
entiende por filantropicapitalismo. Lo es porque los truhanes gringos que se
desempeñan como embajadores, agentes secretos, consejeros militares,
mercenarios, tienen la inveterada costumbre, propia de lo que puede llamarse
sin exageración imperialismo sexual, de convertir a los lugares donde llegan en
burdeles y a prostituir a las jóvenes nativas, con el agravante que eso se hace
a bajo precio o gratis, como si fuera un honor para las mujeres de estas
tierras que sean mancilladas por los yanquis.
El filantropicapitalismo invertido en este caso reside en
que luego de satisfacer sus bajos instintos, los guardaespaldas de Obama se
negaron a pagar el precio acordado con las trabajadoras sexuales, exigiendo
filantropía de las damas, que deberían ser comprensivas con el sacrificio que
los matones gringos realizan al venir a estas tierras tropicales y
subdesarrolladas. Ellos, aseguran, que están poniendo en peligro su seguridad
al atreverse a invertir su capital sexual de altísimo riesgo en estos lares, a
cambio de lo cual es normal que, luego de su sacrificio, las trabajadoras
sexuales los recompensen no cobrándoles por sus servicios y antes por el
contrario les agradezcan por fijarse en ellas. Por lo demás, este es un típico
ejemplo de la forma como Estados Unidos ve a los países latinoamericanos y a
sus pueblos, como burdeles habitados por meretrices baratas, y a sus
gobernantes como proxenetas incondicionales, como lo acaban de mostrar con lujo
de detalles los gobernantes del protectorado yanqui, que todavía se sigue
llamando Colombia.
Segunda Lección:
Empezó a funcionar el TLC entre Colombia y los Estados Unidos, o el
filantropicapitalismo a vasta escala
Aunque con bombos y platillos y con la risa traidora de los
que saben que han entregado por un plato de lentejas las riquezas del país al
imperialismo estadounidense, diversos voceros del gobierno colombiano
anunciaron que a partir del 15 de mayo próximo entra en vigor el Tratado de
Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia. En realidad, éste empezó a
funcionar en la cumbre de Cartagena, y se inició con un intercambio económico y
sexual de tipo desigual: los guardaespaldas de Barack Obama disfrutaron de lo
lindo con unas trabajadoras sexuales de Cartagena, pero se negaron a pagarles
el precio de sus servicios. Una clara muestra del filantropicapitalismo
tropical que el Sur le ofrece al Norte.
Este es un botón de muestra por adelantado de todo lo que
nos espera con respecto al filantropicapitalismo de los Estados Unidos, en
donde se va a repetir a vasta escala lo acontecido en un hotel cartagenero. En
efecto, en pocas semanas se va a generalizar el saqueo de los recursos y del
territorio colombiano y ya se dice que esto es para el progreso y el beneficio
del país y que debemos estar agradecidos con los Estados Unidos por todos los
sacrificios que han hecho por los colombianos y por haber tenido la amabilidad
de aprobar, por fin, el Tratado de Libre Comercio. Con la llegada de productos
de los Estados Unidos va a aumentar aún más el desempleo y la informalidad,
pero los propagandistas oficiales y sus medios de desinformación aseguran que se
van a crear nuevos empleos como nunca antes.
Con el TLC aumenta el acoso y asesinato a sindicalistas y
dirigentes populares en Colombia, pero tanto los círculos gubernamentales de
los Estados Unidos como los de aquí aseguran que ese acuerdo es una bendición
para los sindicatos. Se van a arrasar los ecosistemas, los mares, los ríos, los
bosques del país, como resultado de la búsqueda insaciable de riquezas
naturales y la creación de obras de infraestructura de fuga, para sacar
productos del país y llevarlos a Estados Unidos, pero los periodistas nos dicen
que todo esto va a significar una mayor protección ambiental y aprovechamiento
de nuestras riquezas. Se va a privatizar lo que queda de educación y de
cualquier sector público, pero nos aseguran que tales medidas van a significar
un mejoramiento de los servicios y un ingreso de los empresarios privados que
van a ayudarnos a salir de la pobreza y el subdesarrollo, como Shakira, pero lo
único que hacen es generalizar el analfabetismo, la ignorancia y la estupidez.
Se van a destruir los endebles cimientos de la producción agraria nacional, con
la importación brutal de comida basura procedente de los Estados Unidos, pero
se nos quiere convencer que vamos a mejorar nuestra dieta y nuestra seguridad
alimenticia al consumir esa chatarra.
Por si hubieran dudas de lo que estamos diciendo, sólo baste
mencionar dos hechos que muestran el nivel de abyección al que puede llegarse
en estas tierras de filantropicapitalismo: de una parte, las posturas del
gobierno colombiano, encabezado por Juan Manuel Santos, en la Cumbre de
Cartagena ante la exclusión de Cuba y el reclamo argentino de las Islas
Malvinas, sobre los que guardó un silencio cómplice y se plegó a los dictados
del amo imperialista de los Estados Unidos; de otra parte, la actitud
antilatinoamericana asumida ante la visita de Mariano Rajoy, presidente del
gobierno de España, a quien Santos le dijo, en referencia a la política de
nacionalización de YPF en Argentina, que a diferencia de otros países aquí no
expropiamos. Una forma descarada de afirmar: vengan y llevasen lo que quieran,
como en los tiempos de la colonia, cuando venían los virreyes y otros enviados
de la monarquía ibérica. Este es el verdadero filantropicapitalismo
transnacional en funcionamiento, con el cual, como siempre, nos queda la
miseria y el horror, mientras otros se quedan con nuestras riquezas y las
ganancias. Aparte de todo, no sobran los arrodillados, como Shakira, que digan
que todo lo que hacen los empresarios nos produce muchos beneficios.
Tercera Lección: El
filantropicapitalismo del Estado colombiano
El discurso filantropicapitalista recalca la importancia de
que los capitalistas inviertan en obras sociales para obtener ganancias y que
ojala esa inversión se haga al margen del Estado o, cuando mucho, en una
relación en la que el Estado se limita a secundar al capital privado. Pero en
la Cumbre de Cartagena nada de eso sucedió, porque fue el Estado colombiano el
que invirtió a manos llenas para agasajar a todos los invitados, entre ellos a cientos
de empresarios que se hicieron presentes en la Cumbre. En una clara muestra de
filantropicapitalismo estatista, el Estado colombiano y sus fuerzas represivas
se dieron a la tarea, y el término militar nunca fue tan preciso, de peinar la
ciudad de Cartagena, calle por calle, casa por casa, para sacar los pobres del
centro de la ciudad, porque la afeaban y eran una mala vitrina para la venta
del país al capital transnacional. Se sacaron de la zona histórica de la ciudad
hasta los perros, junto con mendigos, vendedores ambulantes, cocineras
populares y todos los que estorbaban. Se remodelaron avenidas para que la
caravana de Barack Obama compuesta de una veintena de limosinas y coches
lujosos no tuviera que hacer ninguna parada en su camino. La ciudad se militarizó
como nunca antes se había visto, puesto que se emplearon miles de policías,
militares, agentes secretos, buzos y pilotos para custodiarla.
Todo este dispositivo de seguridad, control y
embellecimiento artificial de Cartagena, junto con los gastos de la cumbre, han
significado un elevado costo para el erario público de Colombia, que puede
haber llegado a los 50 millones de dólares (unos 100 mil millones de pesos
colombianos), una cifra que bien se hubiera podido invertir en escuelas,
hospitales, parques o universidades, a los que buena falta les hacen los
recursos estatales, en gran medida destinados al pago de la deuda externa y a
financiar la guerra contra los pobres de este país.
Por supuesto, que nada de esto importa, porque de lo que se
trata es de vender la idea que Colombia es un seguro destino para la inversión
extranjera, y que como buenos esclavos de los Estados Unidos, los gobernantes
de este país están dispuestos a postrarse todo el tiempo y hacer hasta lo
imposible por mostrar su carácter incondicionalmente servil. En estas
condiciones, en la cruda realidad la filantropía funciona en un sentido
contrario al anunciado por los voceros del capitalismo. Eventos tan
rimbombantes e inútiles, como la Cumbre de las Américas, no son patrocinados por
el capital privado y sus empresas, sino por el Estado colombiano, el cual
empleó el patrimonio público para acoger al capital privado y permitir que
Barack Obama roncara durante dos noches en Cartagena, un privilegio que no
tienen todos los esclavos del mundo, pero que le ha resultado muy costoso al
pueblo colombiano.
Renán Vega Cantor |
Renán Vega
Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional,
de Bogotá, Colombia. Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2
volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy
Rebelde, (4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002;
Neoliberalismo: mito y realidad; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta,
1999; entre otros. Premio Libertador, Venezuela, 2008.