Gustavo Márquez Marín
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Especial para La Página
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El fracaso de la reciente Cumbre de la América realizada en
Cartagena, evidenciado en que ni siquiera se produjo la declaración retórica
final, anuncia el agotamiento de la OEA como instrumento de dominación
geopolítica del imperio estadounidense sobre los países de América Latina y el
Caribe.
EEUU y Canadá se quedaron solos frente al reclamo unánime de la
comunidad de naciones latinoamericanas y caribeñas, por el regreso
incondicional de Cuba al organismo. El presidente Obama, pretendió cínicamente
huir hacia adelante, al llamar a “superar la diplomacia de la guerra fría”,
cuando precisamente la exclusión de Cuba de la OEA, es un lastre de la guerra
fría que arrastra la diplomacia
imperialista impulsora de la recolonización de la región.
En cuanto al tema de los derechos legítimos de Argentina
sobre las Islas Malvinas, EEUU ratificó su apoyo a ese enclave colonial
británico que humilla la soberanía suramericana. Ese respaldo engrana además
con el plan de control militar global que adelanta el imperio, en el cual, la
base militar en proceso de construcción en dichas islas, se inscribe en el plan de dominio
geoestratégico del cono sur, de la Atlántida y de sus recursos naturales.