Especial para La Página |
El fracaso de la reciente Cumbre de la América realizada en
Cartagena, evidenciado en que ni siquiera se produjo la declaración retórica
final, anuncia el agotamiento de la OEA como instrumento de dominación
geopolítica del imperio estadounidense sobre los países de América Latina y el
Caribe.
EEUU y Canadá se quedaron solos frente al reclamo unánime de la
comunidad de naciones latinoamericanas y caribeñas, por el regreso
incondicional de Cuba al organismo. El presidente Obama, pretendió cínicamente
huir hacia adelante, al llamar a “superar la diplomacia de la guerra fría”,
cuando precisamente la exclusión de Cuba de la OEA, es un lastre de la guerra
fría que arrastra la diplomacia
imperialista impulsora de la recolonización de la región.
En cuanto al tema de los derechos legítimos de Argentina
sobre las Islas Malvinas, EEUU ratificó su apoyo a ese enclave colonial
británico que humilla la soberanía suramericana. Ese respaldo engrana además
con el plan de control militar global que adelanta el imperio, en el cual, la
base militar en proceso de construcción en dichas islas, se inscribe en el plan de dominio
geoestratégico del cono sur, de la Atlántida y de sus recursos naturales.
El otro tema plateado por los países de ALC fue el de la
posible despenalización del consumo de drogas, como paso fundamental para
quitarle el sustento económico al narcotráfico. Esta propuesta surge a
conciencia de que mientras no se ataque la demanda y más específicamente la
realización financiera del negocio de la droga, especialmente en los grandes
mercados consumidores de EEUU y Europa, no será posible derrotar este flagelo.
Frente a ello, nuevamente la respuesta de Obama fue negativa, pero sin ofrecer
alternativas ni asumir su responsabilidad como principal país consumidor de
drogas psicotrópicas y primer productor de marihuana del mundo.
El ultimátum dado por los países del ALBA a EEUU y Canadá para que cambien su postura respecto de Cuba
o dejarán de asistir a las próximas Cumbres, la postura solidaria de UNASUR
respecto del affaire de las Malvinas y
el nacimiento de la CELAC son el preludio del derrumbe del viejo “ministerio de
colonias” inspirado en la doctrina Monroe.