Desde la lucha contra el régimen monárquico desatada en
1996, el Acuerdo de Paz alcanzado en 2006 y el avance de la izquierda a través
del triunfo electoral en 2008, la continua lucha del organizado pueblo nepalí
ofrece, con sus aciertos y desaciertos, varias lecciones a la izquierda
mundial. En una entrevista concedida al Diario Tercera Información, Jon E.
Illescas Martínez asegura que la “revolución desconocida” de Nepal nos debe
servir para ejercitar nuestro internacionalismo oxidado. «Los problemas estructurales de Nepal, pese a los avances reformistas
del gobierno del maoísta Baburam Bhattarai, permanecen con casi la misma fuerza
que antes», asegura, no obstante reconoce que la revolución prosigue su camino
reafirmando «nuestra batalla compartida por el socialismo, la democracia y la
paz mundial».
Jon E. Illescas Martínez, también conocido bajo el seudónimo
de Jon Juanma, es artista e investigador FCM en la Universidad Complutense de
Madrid y la Universidad de Alicante, creador del Sociorreproduccionismo
Prepictórico y autor del libro publicado en junio: “Nepal, la revolución
desconocida. Crisis permanente en la tierra de Buda”. De origen español,
Illescas también es militante en diversos colectivos de izquierda y varios de
sus trabajos sobre comunicación, cultura y geopolítica han sido traducidos al
inglés, portugués e italiano.
«El capitalismo “humano” y “civilizado” expiró como un sueño
alucinógeno que era suministrado por nuestros gobernantes, para abortar el
horizonte socialista de las masas obreras», expresa, y añade que «quien piense
en hacer una revolución que no sea mundial o que empiece localmente pero no se
propague mundialmente, simplemente no sabe en qué mundo vive».
La insurgencia maoísta
declaró la guerra a la monarquía nepalesa en 1996, una década después se acordó
la paz entre la guerrilla y el recién formado gobierno considerado
"marioneta" por seguir controlado por el régimen anterior ¿Qué
factores obligaron a ambos bandos a negociar la paz?
Foto: Jon Juanma |
Por una parte los maoístas habían aprobado en el 2001 el
llamado “Camino Prachanda” como línea política oficial. Según Prachanda, líder
maoísta, Nepal era un país semicolonial y semifeudal que necesitaba una
revolución democrático-burguesa y, por ende, el principal objetivo era acabar
con la monarquía y las fuerzas –llamémosles- “feudales”.
Algunos maoístas se dieron cuenta que pese a que iban
avanzando posiciones con respecto al ejército monárquico y su apoyo dentro del
país aumentaba, hacer una revolución socialista era imposible con India y China
como vecinos, con “sus” desarrollos capitalistas a todo vapor.
Prachanda pensó que era momento para aparecer ante los ojos
del pueblo nepalí como “los campeones de la paz” (sic) después de tantos años
de guerra y cansancio, de casi 15.000 muertos y más de 100.000 desplazados,
familias divididas, insostenibilidad de la reproducción social, etc.
Después de los logros obtenidos en las zonas controladas por
las comunas populares, pensaron que en ese momento la hegemonía la podían
obtener realizando política sin derramamiento de sangre. Pese a los buenos
resultados de las elecciones, pronto se vería que las cosas no serían tan
sencillas...
- ¿Qué papel desempeñó
los Estados Unidos, India, la Unión Europea y Naciones Unidas durante la guerra
civil y después del acuerdo de paz?
Hay que diferenciar dos períodos, antes y después de 2001.
Antes, no le prestaron mucha atención, pues Nepal siempre había sido un país
muy convulso y no esperaban que los maoístas llegaran a tener el apoyo que
luego cosecharon.
Ese año, con la masacre de la familia real y el ascenso de
Gyanendra como Rey, para muchos el autor intelectual de los asesinatos, la
monarquía aceleró su pérdida de popularidad. A esto ayudó a que, muy
probablemente, tanto India como Estados Unidos dieron el “OK” para que, tanto
el Congreso Nepalí (centro-derecha) como el Partido Comunista de
Nepal-Unificación Marxista Leninista (centro-izquierda), dejaran de apoyar a
Gyanendra, debido a su perfil todavía más reaccionario que el anterior monarca
asesinado, a la postre su hermano.
Por su parte, la Unión Europea siempre estuvo vigilante pero
en segundo orden, con Alemania a la cabeza, más bien informada e intentando
sacar tajada a nivel comercial (por ejemplo, con los contratos con Airbus) pero
sin meter mucho las narices en asuntos de inteligencia, etc.
Pues como sabemos, la zona de Nepal y en general el sudeste
asiático no es una zona donde ella tenga el visto bueno “de la comunidad
internacional” para su injerencia. Más bien es cosa de la India con su aliada
Estados Unidos y su rival China, sin olvidar Rusia, que hace lo que puede y le
dejan por la zona (poco).
En cuanto a Naciones Unidas funcionaron como lo que son: una
organización con maravillosos objetivos declarados, pero limitada en su toma de
decisiones por las potencias imperialistas, y compuesta por una mezcla de
profesionales de buena voluntad, mezclada con auténticos criminales disfrazados
de “agentes humanitarios”.
- ¿Cuál es la
situación de las mujeres y ex combatientes luego del acuerdo de paz?
Gracias a la lucha de los maoístas la situación de la mujer
sufrió una mejora espectacular. Adquirió el derecho a divorciarse (antes sólo
podían los hombres), a la posesión de tierras, etc. No en vano entre el 40 y el
45 % de los guerrilleros eran mujeres.
Esto obligo a que incluso, la monarquía tuviera que tomar
medidas para no parecer tan “troglodita” e incorporó algunas mujeres al
ejército (un 5%) y también a los cuerpos policiales. Después de los acuerdos de
paz, en los diversos borradores que la Asamblea Constituyente realizó de la
Carta Magna, la ley de leyes tendía a confirmar estos derechos, e incluso a
ampliarlos en una superestructura legal que no llegó a ser aprobada.
Se atisbaban poderosos avances en materia de libertad sexual
para la comunidad LGTB, como la validación legal de los matrimonios
homosexuales o avances en derechos reproductivos para la mujer.
En mi opinión, a no ser que se produzca una involución muy
fuerte en Nepal ligada por la reacción, el futuro de las mujeres será mucho
mejor, al margen del avance o no de una economía socialista. Pues hay que tener
en cuenta que un partido de centro-izquierda, tan importante como el PCN-UML,
en materia de libertad sexual y derechos de las mujeres, es algo así como una
mezcla entre el PSOE e IU en España.
Uno de sus diputados, por ejemplo, es un importante
activista gay declarado. En ese sentido sí soy optimista.
El capitalismo puede subsumir la libertad legal de las
mujeres como mercancías, del mismo modo que siempre ha hecho con la de los
hombres, en tanto fuerza de trabajo. Las mujeres pueden conseguir la misma
falsa (o limitada) libertad capitalista que disfrutan los hombres bajo este
sistema.
En cuanto a los combatientes, la mayoría se han
reincorporado a la vida civil con buenas dotaciones económicas, y el resto
están a punto de incorporarse al ejército, pero todavía esperando en los
acantonamientos de lona y lata donde viven desde los acuerdos de paz de 2006.
- Luego del triunfo en
2008 de ex combatientes maoístas para la Asamblea Constituyente, propiciando
una correlación favorable a la izquierda, ¿por qué Nepal sigue sin tener nueva
Constitución que responda a las aspiraciones de la mayoría de la población?
Porque si bien la voluntad del pueblo nepalí era
notablemente favorable para la izquierda, estamos hablando de la voluntad
mayoritaria de los habitantes de un país en un sistema-mundo capitalista
altísimamente imbricado.
No existen países con soberanía nacional, eso ha pasado a la
historia. Ni siquiera potencias como India o China tienen algo así, imagina un
país de 30 millones de habitantes rodeado por dos colosos de más de 1200 y 1400
respectivamente.
Tampoco EUA. Están atados por sus intereses geolocalizados a
lo largo del orbe, no en vano todos, al margen de sus diferencias políticas, se
guían económicamente por la Ley del Valor y esto hace que sus economías estén
anudadas a la lógica capitalista con su contradicción fundamental entre trabajo
y capital.
Incluso un país tan autárquico como Corea del Norte, en su
página web oficial en inglés, solicita ayuda a inversores internacionales
ofreciéndole una de las manos de obra “más disciplinadas y baratas de la zona”
(sic).
En Cuba y Vietnam también se abre más espacio para la
economía capitalista con las últimas reformas, y China, desde las reformas de
Deng Xiaoping, no ha dejado de ampliar su base económica capitalista, pese a
las ingenuas ilusiones de los partidarios occidentales del “socialismo de
mercado”.
Para que se produjese una Constitución que respondiera a las
aspiraciones de la mayoría de la población nepalí, y en mi opinión tal cosa
solo podría acontecer con una constitución socialista, pues Nepal tiene el
papel de país ultraperiférico y dependiente; tanto en India como en China, las
fuerzas revolucionarias deberían crecer y estar más cerca de la toma del poder.
Si bien esto no ha ocurrido todavía, si es cierto que en
ambas superpotencias la ideología maoísta está aumentando su popularidad y por
eso el gobierno indio y el chino están tan preocupados por la facción maoísta
escindida de Kiran, hasta que sepan hasta qué punto son coherentes con sus
soflamas revolucionarias.
Si Kiran y los suyos van en serio, esto daría al traste con
la intención de las élites de cooptar a los líderes maoístas en una revolución
pasiva que tendría parecido resultado al que tuvo la Transición española:
producir cambios menores, de carácter formal, para que nada de lo importante
cambiara. Como el gatopardo de Lampedusa, “cambiar para que nada cambie”, como
sucedió con el triángulo compuesto por el monarca Juan Carlos (títere de EUA),
Suárez y el oportunista de Santiago Carrillo.
- ¿Qué consecuencias
tiene la disolución de la Asamblea Constituyente, por su atraso en la redacción
de una nueva constitución, y la convocatoria a nuevas elecciones para noviembre
próximo?
Pues por lo pronto ha sumido al país en un caos muy
importante. Y los nepalíes se dividen entre el hastío político y la radicalización:
algunos desean la vuelta a un cierto orden, otros se plantean la vuelta a la
lucha armada, las milicias políticas de todos los partidos aumentan y “los
poderosos vecinos” siguen jugando al Risk con la vida de los empobrecidos
nepalíes, mientras que los maoístas están más divididos que nunca. Lo cual, por
supuesto, es todo un éxito para las clases dirigentes.
Pero este éxito momentáneo puede llevar tanto a un triunfo
de la reacción como a una radicalización del pueblo, peligrosa para los intereses
de las clases dirigentes.
- ¿Es posible que la
nueva constitución nepalesa contemple la disolución de la monarquía?
A no ser que se produzca un golpe de estado reaccionario,
con Gyanendra a la cabeza como títere apoyado por la India y EUA, lo cual no es
descartable; la monarquía no tendrá lugar en la nueva constitución.
¿Por qué? Porque las bases de los principales partidos
opositores, tanto del PCN-UML como del CN son mayoritariamente republicanas y
sólo admitirían una vuelta a una monarquía parlamentaria como mal menor en una
situación de caos total, no sin sus resistencias.
Si los acontecimientos discurren por la arena política,
respetando los resultados electorales, la monarquía no tendrá cabida en la
nueva constitución. De hecho, los principales partidos votaron en 2008, en la
primera sesión de la Asamblea Constituyente, por su abolición.
- ¿Qué implicaciones
traería la instauración de una monarquía parlamentaria en Nepal?
Una victoria parcial pero muy importante de las fuerzas
reaccionarias nepalíes junto a los gobiernos de India, EUA y Alemania.
Además, posiblemente significaría la vuelta a la Guerra
Popular de una parte de los maoístas, que en todo caso, serían muchos menos que
al finalizar la guerra debido a que muchos ex guerrilleros han sido
desmovilizados y licenciados con importantes cuantías económicas, mientras que
otros tantos ya no creo que estén dispuestos a volver a una vida de
sacrificios, visto los tímidos avances obtenidos después de tantísimo dolor.
Eso sí, entre un 40% y 50 % de los nepalíes no tienen empleo
y muchos jóvenes tienen que emigrar para buscar trabajo en la India, Malasia o
varios países del Golfo, lo cual sigue siendo una olla de presión constante que
puede favorecer a los “futuros insurgentes”.
Los problemas estructurales de Nepal, pese a los avances
reformistas del gobierno del maoísta Baburam Bhattarai, permanecen con casi la
misma fuerza que antes.
- ¿Qué retos debe
superar la izquierda nepalesa?
Creo que debe establecer una comunicación franca con sus
bases y decirle cuál es la situación realmente existente. Cuáles son las
amenazas explícitas de la India, EUA, etc y los límites que impone el gobierno
chino.
A partir de ahí es de donde se debe partir para pensar cuál
puede ser el mejor camino para obtener mejoras, minimizando los costes de la
lucha, que evidentemente siempre van a existir. En ese sentido creo que los
maoístas deberían implementar un mejorado centralismo democrático que fuera
sobre todo, de abajo a arriba, y no de arriba a abajo, como ha ocurrido
históricamente con todo centralismo democrático “realmente existente”.
Para ello deberían implementar sistemas de votación que
aprovecharan las nuevas tecnologías como tímidamente ocurre en algunas zonas de
Brasil y Venezuela. El gobierno de Bhattarai lo está haciendo pero de un modo
muy tímido.
Es necesario institucionalizar esos mecanismos de
participación para que efectivamente las bases controlen a sus dirigentes y no
al revés. En realidad, esto, no es un reto de la izquierda nepalí, sino de toda
la izquierda mundial.
Hasta que no tengamos este control institucionalizado de las
bases, en partidos, sindicatos y gobiernos, volveremos a los mismos fracasos de
siempre: revoluciones abortadas, revoluciones traicionadas, restauraciones
legales capitalistas, etc.
A la par que es necesario avanzar hacia la colectivización
de los medios de producción, es necesario avanzar en la colectivización de la
información y los dispositivos para la toma de decisiones. De este modo, aunque
sea por una cuestión de simple aritmética, el espacio para la corrupción
revolucionaria se hará más estrecho y las posibilidades de que el pueblo tenga
una vida más digna aumentarán exponencialmente.
Imagina que la ciudadanía mediante “cajeros automáticos”
electorales diseñados para la ocasión, pudieran votar los articulados
propuestos por cada partido nepalí para la nueva constitución, e incluso
pudieran proponer sus propios articulados, a modo de IILLPP. Lo podrían hacer
en unos días con esas máquinas mediante su correspondiente identificación
biométrica o magnética. Toda esta tecnología existe, falta la voluntad y la
claridad política para implementarla. Eso sí sería una constitución del pueblo.
Y pensando en España, imagina que cada recorte social propuesto
por la marioneta de Rajoy tuviera que enfrentarse el refrendo popular,
simplemente no se llevarían a cabo, porque incluso mucha gente “de derecha”
votarían en contra.
El problema no es la democracia, el problema es que lo que
llamamos “democracia”, es un fraude completo: leyes electorales que
distorsionan el voto, inmigrantes y jóvenes que son trabajadores sin derecho al
sufragio, iniciativas legislativas populares imposibles de materializar, etc.
Todo está amañado, y no es sólo en España y en Nepal, sino
en todos los sistemas políticos de base capitalista de cualquier lugar del
mundo, en mayor o menor medida. Democracia y capitalismo son antagónicos, no
podemos dejar que nos roben un patrimonio de los desheredados como “democracia”
porque siempre ha sido nuestro y todavía lo es. El suyo es la dictadura del
Capital.
Por tanto, es necesario que los pueblos exijan ese control,
porque ahora, debido al avance de las fuerzas productivas, es perfectamente
posible. Es la única manera de detener al capitalismo, con una democracia
mundial, porque el mercado y su entramado de intereses es mundial.
Los nepalíes no se enfrentan a “sus reaccionarios”, sino a
los de todo el mundo en cadena. Igual que le sucedió (y en parte todavía le
sucede) al pueblo cubano tras 1959 o al español en su Guerra Civil.
Imagínate ahora, donde las inversiones especulativas se
producen por programas informáticos y/o gerentes instalados de una punta a la
otra del orbe. Quien piense en hacer una revolución que no sea mundial o que
empiece localmente pero no se propague mundialmente, simplemente no sabe en qué
mundo vive. Y la élite capitalista y sus mandarines sí lo saben muy bien. Más
nos vale que desde la izquierda lo aprendamos pronto o vendrán tiempos
terroríficos para el conjunto de la humanidad.
- ¿Qué significado
tiene la revolución nepalesa -que a su juicio es una "una revolución
desconocida"-, frente al nuevo orden mundial y al colapso del capitalismo?
Es otro foco rebelde más. Una piedrecita en la bota gigante
del sistema-mundo capitalista, que le molesta y le impide pisar(nos) con toda
la fuerza de la que sería capaz. Debemos multiplicar las piedras y actuar con
internacionalismo.
Nuestra única posibilidad como especie es que actuemos como
tal, al margen de documentos nacionales de identidad y demás legalismos que sólo
consiguen separarnos los unos de los otros, atrapándonos a todos en esas
cápsulas (o cárceles) que son los Estados.
Cercos donde el Capital, que es internacionalista por
necesidad, con ayuda de sus gestores políticos psicópatas, puede seguir
vampirizándonos con toda tranquilidad mientras impotentes vemos cómo destrozan
nuestras vidas sin saber muy bien qué hacer o contra quién luchar.
Así el Capital nos separa y enfrenta: “nacionales” contra
“extranjeros”, hombres contra mujeres, españoles contra alemanes, indios contra
chinos, “blancos” contra “negros”, asiáticos contra occidentales, etc.
Si dinamitan la unidad de los asalariados, que sólo somos
hormigas, ellos vencen; si nosotros conservamos la unidad material y relacional
que tenemos, nosotras como hormigas unidas vencemos, porque somos muchísimas
más.
Debemos formar una nueva internacional formada por todos los
asalariados del mundo que destruya la lógica de segregación y explotación del
capital, para desde allí acumular fuerzas creando una contrahegemonía que,
llegado el punto de bifurcación histórica, nos permita dar el salto al
socialismo y la democracia mundial.
Para ello será necesario algo que el capitalismo económico y
cultural nos ha ido robando de nuestras subjetividades: la solidaridad y el
sacrificio fruto de nuestra capacidad de amar. Hará falta mucha empatía,
cariño, camaradería, cajas de resistencia, compartir nuestras casas y las
amenazas, etc; para ganar esta batalla.
Todo lo demás es simple oportunismo político y una pérdida
de tiempo. Es patético comprobar cómo en Europa muchos líderes de la izquierda
política continúan basando sus exigencias políticas en el marco del llamado
Estado del bienestar, cuando el Estado del bienestar ha muerto, al menos para
la mayoría de nosotros, incluidos, ojo al dato, la mayoría de alemanes y cada
vez más suecos.
El Estado del bienestar fue un accidente histórico, un
producto transitorio parido por la Guerra Fría y el miedo que los capitalistas
occidentales tenían respecto a una Unión Soviética que acabaron derrotando.
Falta formación y estima por la verdad en muchos de estos
líderes de la izquierda política que todavía se hallan guiados por el
oportunismo y el miedo a no salirse de lo políticamente correcto marcado por la
hegemonía cultural burguesa construida por años de neoliberalismo.
No vamos a cocinar ninguna tortilla sin romper los huevos,
lo que sucede es que a ellos (los líderes oportunistas de la izquierda política
y sindical) les gusta que los huevos los rompan donde no les llegue el olor ni
les salpiquen las cáscaras, para que luego se los sirvan en forma de rica
tortilla en bandeja de plata.
Eso era el Estado del bienestar, imperialismo capitalista
genocida con los obreros de la mayoría del mundo servido como migajas para los
obreros de los países centrales. Las migajas que caían del plusvalor que los
capitalistas centrales y sus lumpemburguesías periféricas extraían de los
obreros de los países empobrecidos.
Pues bien, se acabó el sueño keynesiano: ya no somos obreros
de los países centrales y en breve la mayoría de Europa será un secundario
semiperiférico más, así que nuestra única posibilidad será elegir entre
socialismo o barbarie. La que tenemos, y todavía peor la que vendrá. El
capitalismo “humano” y “civilizado” expiró como un sueño alucinógeno que era
suministrado por nuestros gobernantes para abortar el horizonte socialista de
las masas obreras.
En este sentido, volviendo a tu pregunta, la “revolución desconocida”
de Nepal nos debe servir para ejercitar nuestro internacionalismo oxidado:
apoyando e informándonos sobre la lucha del pueblo nepalí, mientras tomamos
nota de sus aciertos y sus errores, para nuestra batalla compartida por el
socialismo, la democracia y la paz mundial.
Ni más ni menos que nuestra lucha por salvar todo lo bueno
que la especie todavía conserva, emplazándola a construir ese otro mundo mejor,
donde la dignidad será la norma y no una peligrosa excepción, donde los avances
tecnológicos nos servirán para poder trabajar menos y no más, donde tendremos
la oportunidad de vivir felices en un hábitat sano. ¿Sueño o utopía? No,
necesidad y posibilidad. De nosotros depende su futura concreción.