Especial para La Página |
¿Qué es el eneagrama? A la mayoría ni le suena, otros lo
utilizan y algunos lo veneran. Expliquemos un poco su origen, su discurso y su
práctica. El origen es mítico, lo cual ya levanta cierta sospecha: procede.
Dicen, del sufismo a través de Gurdieff. Para los que no lo conocen Gurdieff es
un supuesto maestro espiritual, ruso, que pretende haber entrado en contacto
con diversas tradiciones esotéricas. Tiene una serie de libros, la mayoría
escritos por un discípulo suyo llamado Oupenski. Sus afirmaciones son bastante
enigmáticas. Hablan de una transformación radical a partir de un trabajo
interno. Gurdieff funda una secta de seguidores que lo siguen ciegamente. El
eneagrama es una figura de nueve puntas que Gurdieff utiliza en sentido
esotérico.
A todo esto aparece un tal Oscar Ichazo que dice haber aprendido estas técnicas secretas y formula un eneagrama de la personalidad. Este eneagrama es una figura de nueve tipologías que se relacionan entre sí de una determinada manera. Funda una escuela. Pero será Claudio Naranjo, psiquiatra chileno, el encargado de difundir por EEUU, América Latina y Europa este sistema. Naranjo procedía de la Escuela de la Gestalt, una variante de la psicología humanista, que combinaba con un eclecticismo muy al gusto de la New Age.
Luis Roca Jusmet |
A todo esto aparece un tal Oscar Ichazo que dice haber aprendido estas técnicas secretas y formula un eneagrama de la personalidad. Este eneagrama es una figura de nueve tipologías que se relacionan entre sí de una determinada manera. Funda una escuela. Pero será Claudio Naranjo, psiquiatra chileno, el encargado de difundir por EEUU, América Latina y Europa este sistema. Naranjo procedía de la Escuela de la Gestalt, una variante de la psicología humanista, que combinaba con un eclecticismo muy al gusto de la New Age.
En todo caso asume un papel de Maestro espiritual que, debido a su carisma, atraerá a muchos discípulos. Don Riso y Helen Palmer serán dos de sus discípulos que intentan difundir una versión propia, menos espiritualizada, más práctica del sistema. Lo más curioso es que está siendo utilizado por múltiples organizaciones, desde el departamento de recursos humanos de multinacionales hasta los jesuitas. Incluso, por dar un ejemplo, el eneagrama fue utilizado en profundidad en cursos para profesores organizados por el Departament d´Educació de la Generalitat de Catalunya. Hay gran cantidad de libros sobre el tema, se hacen múltiples cursos, seminarios y talleres y tiene en la clase media globalizada un público creciente e incondicional.
Desde un punto de vista sociológico la explicación es clara.
Como ha señalada la brillante socióloga Eva Illouz domina cada vez más dominada
por el discurso psicológica. Cuando se corroe el carácter como dimensión social
, como dice otro el otro gran sociólogo que es Richard Sennet, se busca en la
personalidad individual la manera de afirmarse. Uno se busca a sí mismo y no
obtiene en la psicología institucional la manera de hacerlo. La estadística, la
neurofisiología, el conductismo , ni siquiera el cognitivismo valen para esta búsqueda
interna. Queda el psicoanálisis pero es caro, largo y nos enfrenta al
inconsciente. En general se busca algo más rápido, más gratificante. Si
seguimos a Lacan, que me parece muy certero, podríamos afirmar que se busca una
satisfacción narcisista. No es el Ello al que nos enfrenta al psicoanálisis. Es
el yo que busca una identificación imaginaria. Y el eneagrama la da. Formula
nueve tipologías y cada una tiene un número. Soy un 1, soy un 5 o soy un 8,
dicen los sorprendidos participantes. Buscan en los afines que han descubierto
una identidad, también imaginaria, de grupo. Y tienen además un camino marcado
porque el eneagrama establece una relación entre todos los tipos, una que va
hacia el progreso y otra a la deriva. Si eres un 8 debes ir hacia el 4 no hacia
el 5. Tenemos entonces un mapa, un camino marcado de salvación. Descubierto el
pecado hay un camino de redención. Tenemos una buena base cultural cristiana
que permanece latente y que soporte, aunque sea inconsciente, a estos
planteamientos.
He de reconocer que el sistema es ingenioso y que recupera
algo perdido por esta pseudociencia que es la psicología. Me refiero a la
teoría de las pasiones. No nos engañemos: la psicología no es una ciencia, es
un arte. Lo reconoce uno de los mejores psiquiatras españoles que han existido,
Carlos Castilla del Pino. Las neurociencias sí son consistentes, si prueban lo
que dicen. Pero toda esta ideología de la adaptación de base
cognitivo-conductista no tiene nada de científica. Ya nos lo advirtió uno de
los grandes filósofos de la ciencia, Georges Cangelheim, maestro de Foucault.
Hay también la psicología humanista del crecimiento, que se somete a un ideal
imposible de salud mental y realización. Todo ideología, nada es científico.
Queda el psicoanálisis, que es algo serio. No es ni ciencia ni filosofía pero
tampoco es ideología. Queda para otra reflexión su análisis crítico pero merece
todos mis respetos, aunque no mi devoción.
La psicología intuitiva tiene su mejor expresión en algunos
filósofos y escritores. De estos últimos podemos citar a Cervantes,
Shakespeare, Stendhal entre los filósofos podríamos citar desde Aristóteles a
Nietzsche pasando por Tomás de Aquino. Pero destaca sobre todo el gran Spinoza
con su teoría de las pasiones. Los teóricos del Eneagrama recogen algo de esta
sabiduría al señalar las nueve pasiones fundamentales. Estas serían la ira, el
orgullo, la vanidad, la envidia, la avaricia, el miedo, la gula, la venganza o
lujuria (que las asimila de una manera confusa) y la pereza. Estas pasiones
existen y estructuran hábitos y actitudes. Que cada una configure una
personalidad es más discutible. ¿Existen las personalidades? Esto nos lleva a
la diferencia entre conceptos de base más realista y más nominalista. Un
concepto de base realista sería el de ser humano, ya nos basamos en una
diferencia biológica real que marca las diferencias interespecíficas. Uno más
nominalista es el de personalidad o carácter, que se basa en una clasificación
que acordamos, pero que no por esto es arbitraria. Todas las clasificaciones
son discutibles pero si están bien pensadas tienen una base real porque se
basan en un criterio existente. Por ejemplo la de Jung entre introvertido y
extrovertido. O el mismo Freud cuando habla del carácter narcisista, el
obsesivo y el dependiente. En este sentido la clasificación del eneagrama sería
aceptable con unas condiciones. La primera es que sirva para orientar pero no
para clasificar. La segunda es que se relativizara y aceptara los tipos mixtos,
ya que de otra forma adaptamos los hechos singulares a la doctrina y no al
revés. La tercera es que nos olvidemos todas las subdivisiones. Por ejemplo
Claudio Naranjo establece de una manera gratuita que hay en cada uno una
versión social, una sexual y una conservadora. Son tres criterios poco
consistentes que le llevan a forzar todo el sistema. De esta manera no solo
clasificamos sino que adecuamos la realidad a lo apriorístico de la teoría. La
tercera es que nos olvidemos de todo el sistema de relación entre avances y
retrocesos porque nos sometemos a, como diría Lacan, el discurso del Amo. Esto
es, en definitiva, lo que hace el Eneagrama, un discurso del Amo al que
someternos. Perder lo más singular, lo más propio del deseo para no
enfrentarnos a la angustia. De esta manera la identificación imaginaria nos
salva de la angustia renunciando a lo que somos. Ni más ni menos.