Raymond Williams ✆ Leandro González de León |
Estas páginas plantean una serie de problemas que, a mi parecer, los sujetos de la emancipación colectiva deben de tener muy presentes para reconstruir sus idearios en el umbral del tercer milenio, después de las derrotas y de los fracasos del siglo XX. Aprovechando que se cumplen diez años de la muerte [N del E: Actualmente serían 24 años] de Raymond Williams (1921-1988), he creído oportuno homenajear a este testigo excepcional de nuestro siglo haciendo una revisión de los problemas que acordó en los últimos años de su vida.
Problemas que ensombrecen más, si cabe, las perspectivas de
conseguir una humanidad justa en un planeta habitable. Me estoy refiriendo a la
manipulación informativa, a la mercantilización de la cultura y a los nefastos efectos
antropológicos que la industria audiovisual puede ocasionar al estar controlada
por grupos de poder intrínsecamente antidemocráticos. Estos n u e v o s problemas
son los que, a mi juicio, dificultan la tarea de construir respuestas
colectivas a los viejos problemas. Raymond Williams supo acotar sus análisis
con rigor e intentó vislumbrar soluciones —siempre relativas y parciales— con
humildad y cautela.
Raymond Williams (1921-1988) fue, con toda seguridad, uno de
los pensadores marxistas británicos más destacados de postguerra. El valor de
su trabajo intelectual viene aumentado —al igual que el del resto— por haber
conseguido desarrollarlo en un clima social y cultural poco favorable a las
investigaciones de inspiración marxista. Se daba una enorme hostilidad hacia la
producción intelectual de los investigadores de izquierda en la universidad
británica de los años de la guerra fría. Si a esto unimos la hegemonía del
laborismo —y en menor medida el stalinismo— entre el mov imiento obre ro
británico y su carencia de re f e rentes culturales propios, se entenderá mejor
el valor político-cultural de las obras de autores como Williams . La obra de
Raymond Williams es, a la vez, muy prolífica y temáticamente muy variada.
«Existen tal vez cinco regiones principales en la obra de Williams, que son contiguas
pero diferenciadas. Primero están sus obras sobre dramaturgia. Segundo,
su crítica literaria […] Tercero, están sus novelas y su teatro […] Cuarto,
sus ideas estrictamente políticas […]». En efecto, Williams centró la mayor
parte de su trabajo en el estudio y la crítica de la novelística inglesa y de
la dramaturgia británica y continental2 —a lo que responden títulos como Drama
from Ibsen to Brecht (1968), Drama in Performance (1968), The Country and the
Citty (1973), The Pelican Book of English Prose (1969), The English Novel from
Dickens to Lawre n c e (1970), Orwell (1971). Así mismo, escribió algunas novelas
—Border Country (1960), Second Generation (1964), Loyaltyes (1984)— y piezas de
teatro —Koba (a finales de los años cincuenta).
Otro bloque lo forman una serie de obras de análisis del
desarrollo cultural y político de la sociedad británica —destacan Culture
and Society (1958), The Long Revolution (1961), Communications (1962), May Day
Manifesto (1968).
La última parte de su obra, sobre la que versará este
trabajo, es la centrada, desde un punto de vista más general y teórico, en los
conceptos fundamentales de la crítica cultural marxista, en la organización de
la cultura en los estados capitalistas —y la influencia que sobre ella ejercen
los medios de comunicación social— y la importancia que el monopolio de la
producción cultural tiene para el mantenimiento del dominio clasista en las
sociedades del capitalismo tardío.