Especial para La Página |
La esencia del Programa de la Patria podría sintetizarse en una frase: “consolidar la independencia nacional para avanzar en la construcción
del socialista del siglo XXI”. Viabilizar ese propósito pasa por impulsar la superación del capitalismo rentístico y su
correlato: la cultura rentista y consumista del despilfarro. La pregunta es:
¿Estamos remando en esa dirección?
El gran logro de la revolución bolivariana ha sido el
fortalecimiento de la independencia y
autoderminación de la nación, a través
del ejercicio de la soberanía popular y del desarrollo de una política exterior
libre de condicionamientos externos. En ello ha jugado un rol fundamental, el rescate de la industria petrolera y el
incremento considerable y sostenido de los ingresos fiscales derivados de la
misma.
No solo por la recuperación de los precios del petróleo, sino fundamentalmente, porque se revalorizó el recurso, se aplicó una política y una legislación que incrementó la captación de la renta y le dio al Estado una mayor participación en el manejo del negocio petrolero y en sus beneficios. Esta fortaleza financiera le permitió al Estado desembarazarse del yugo neocolonial del FMI y compañía y, redireccionar los ingresos petroleros hacia la atención, a través de la Misiones, de las inmensas necesidades sociales acumuladas en tiempos de la Cuarta y hacia el desarrollo nacional pero, la estructura rentista del modelo económico no ha variado sustancialmente.
En efecto, no se han revertido las tendencias históricas de
la economía que fortalecen la dependencia y el rentismo petrolero,
la desindustrialización, al enorme desbalance entre importaciones y
exportaciones no petroleras, además de la debilidad estructural del sector
agroproductor para satisfacer la creciente demanda alimentaria resultante de la
mayor inclusión social. Estas son realidades que reclaman una revisión de la
política económica, para impulsar cambios estructurales acelerados en el modelo
productivo, sin los cuales no será sostenible la política social a mediano
plazo ni será posible la independencia que haga viable la profundización de la
revolución. Es tiempo de revisión.