Este grupo, articulado con la agenda injerencista del
imperio, insiste en manipular a quienes simpatizan con la oposición, para
usarlos como carne de cañón en la creación de un clima de violencia y caos,
buscado otro golpe de estado como el del 2002, responsabilizando al gobierno de
sus desmanes con el apoyo de CNN y el sistema comunicacional al servicio de la
política imperialista.
Ante estas circunstancias, hay que aislar a los fascistas y
registrar como positivo que algunos sectores de la oposición, habiéndose
desmarcado de los violentos, piden una investigación transparente para
identificar y castigar a los autores de la violencia criminal. Compartimos esta
exigencia, reafirmando lo dicho por la Fiscal Luisa Ortega: “Sin justicia no
habrá paz”. Es precisamente el MP y el PJ, quienes deben garantizar que no haya
impunidad. Solo así se fortalecería la institucionalidad frente a quienes
quieren derrumbar la Constitución.
El plan golpista cabalga el descontento y el desconcierto
que genera las escasez, el repunte inflacionario que golpea el salario de los
trabajadores, la inseguridad, la corrupción y la ineficiencia en el gobierno.
Es paradójico que todavía no se haya publicado la lista de las empresas de
maletín que se engulleron 20.000 millones de dólares de CADIVI, mientras
escasean las divisas para las importaciones esenciales que requieren los
servicios y la producción. La mejor carta que tiene el gobierno para aislar a
los golpistas, es adelantar un “contragolpe” que tenga como pivote una nueva
política económica, enfocada en el restablecimiento de los equilibrios
macroeconómicos para darle sustentabilidad al Programa de la Patria, combinada
con una lucha frontal contra la corrupción y la inseguridad con el protagonismo
del Poder Popular.
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