Miguel Manzanera Salavert
Hay que felicitar a la ciudadanía que con su
voto ha hecho posible la realización de este Congreso Fundacional de PODEMOS, y
a los militantes que han trabajado, debatido y decidido la creación del
partido. Felicitar a sus dirigentes y
cuadros por su liderazgo inteligente y precavido; a Pablo Iglesias por su
carisma político. Felicitar a los
pueblos y gentes del Estado español porque esta semana de noviembre ha nacido
una esperanza.
No va a ser fácil. PODEMOS ha asumido un importante reto al
presentarse como alternativa al régimen corrupto de la monarquía parlamentaria:
fundar un nuevo orden constitucional, más justo y democrático. No será fácil
conseguirlo, pero la necesidad de regeneración es sentida por una abrumadora
mayoría en el Estado español. Sin ser la
única alternativa, PODEMOS ha nacido para vencer, porque tiene la importante
misión de devolver la esperanza a millones de españoles, cuyo futuro se ha
desvanecido ante la profundidad de la crisis económica y la gestión neoliberal
de la misma.
En este país hay millones de personas lanzadas a la marginación, que no tienen nada que hacer, excepto luchar por la sobrevivencia que este orden social les niega. Especialmente los cinco o seis millones de personas sin trabajo,y sin ninguna perspectiva de poder vivir dignamente de su esfuerzo. Ytambién tanta gente joven que no ha podido trabajar nunca; esa juventud de futuro hipotecado por décadas,con sus vidas grabadas de antemano por la deuda del billón de euros, defraudados por los chorizosen funciones de gobierno.
En este país hay millones de personas lanzadas a la marginación, que no tienen nada que hacer, excepto luchar por la sobrevivencia que este orden social les niega. Especialmente los cinco o seis millones de personas sin trabajo,y sin ninguna perspectiva de poder vivir dignamente de su esfuerzo. Ytambién tanta gente joven que no ha podido trabajar nunca; esa juventud de futuro hipotecado por décadas,con sus vidas grabadas de antemano por la deuda del billón de euros, defraudados por los chorizosen funciones de gobierno.
Es sabido por todos, no es ningún secreto; las
encuestas del CIS muestran la clara conciencia de la situación que tienen los
ciudadanos. Hay suficientes
publicaciones mostrando el desastre económico en el que nos encontramos, yno voy
a repetirlas; gentescon conocimientos económicos nos explicarán los detalles
según diferentes perspectivas. Pero quiero
mostrar cuáles serán a mi juicio las consecuencias políticas de todo esto, y
qué acontecimientos podemos esperar para los próximos años.
No es de extrañar que los jóvenes hayan creado
este extraordinario movimiento político, que está destinado a arrasar con todo
lo viejo que todavía se sostiene en precario sin derrumbarse. Por doquier en este país se puede escuchar la
protesta, rechazandoel sistema político que ha dejado pasar todo lo que ha
pasado: corrupción, desmantelamiento industrial, desarrollismo sin futuro,
financiarización de la economía, etc. Pronto solo bastará un pequeño empuje de
la nueva generación, para que el tingladillo se derrumbe en las próximas
elecciones generales como el famoso castillo de naipes del refrán. Entonces nos daremos cuenta que el
capitalismo es un tigre de papel, que solo asusta a los niños y a las viejas
glorias corrompidas de la política española.
Lo que pase de aquí a las elecciones generales
en el 2016, o el 2015 si se adelantan, está ya descontado: hundimiento
definitivo del bipartidismo en un año o año y medio; emergencia de una nueva
sociedad civil y apertura de un proceso constituyente. Pero como suele decirse
el diablo está en los detalles: lo importante está en cómo se realice el
proceso. En esos detalles estará la
supervivencia o el hundimiento de la monarquía española –mala suerte para
aquellos izquierdistas, que siempre calculan grosso modo sin tener en cuenta
las sutilezas de la táctica y la estrategia en política-.
El escenario que hemos de considerar, tiene
algunos presupuestos:
1. Cuenta en primer lugar con que la crisis económica no se va a solucionar en los próximos años en Europa y los otros países capitalistas desarrollados –de hecho ya se está anunciando una nueva recesión en el 2015, e incluso si no se produjera, los indicadores de actividad económica se mantendrán bajo mínimos-.Un primer escenario, que llamaremos la Segunda Transición, debe contemplar la permanencia de la monarquía parlamentaria, como forma política más funcional para la oligarquía financiera en España. Esa continuidad es el objetivo de los conservadores; pero también es considerado imprescindible por esa izquierda timorata compuesta por intelectuales orgánicos y semi-orgánicos del régimen liberal. El hecho de que la dirigencia de PODEMOS esté compuesta por brillantes universitarios –con todos sus prejuicios de élite intelectual-, puede facilitar la maniobra de captación por parte de la monarquía borbónica, que hará lo indecible por sobrevivir como representante de la clase dominante en el Estado español. La maniobra es fácil de prever:
2. Además se toman en serio los pronósticos de la emergencia de una nueva hegemonía mundial a partir del BRICS (bloque de países compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), lo que dificulta o hace imposible cargar la crisis capitalista sobre otros países colonizados. 3. En tercer lugar, el deterioro ecológicoes un factor que opera a largo plazo, condicionando la supervivencia del capitalismo.
Primera fase: las
elecciones generales de 2016, se adelantarán al 2015 si lo aconsejan las
circunstancias y todo permite suponer que así será; el fuerte ascenso de
PODEMOS, obligará a formar un gobierno PP-PSOE, que sufrirá un fuerte desgaste
durante su mandato.
Existe una alternativa mejor para el régimen,
que fue anunciada por El País, al mismo tiempo que los resultados de aquella
encuesta de Metroscopia; según ésta, PODEMOS se constituía como primer partido
en intención de voto directa. La mejor
opción para el poder político actual sería una coalición PSOE-PODEMOS,
realizando una transición suave hacia el nuevo orden político; pero eso no es
aceptable para una ciudadanía que lleva ya dos años protestando por la corrupción
de los actuales partidos políticos.
Además la crisis no va a permitir paños calientes, las soluciones
tendrán que ser más drásticas.
La actitud secesionista del pueblo catalán
agudizará las tensiones políticas, y constituiráuna excusa perfecta para movilizar
tanto al ejército y los cuerpos represivos del Estado en defensa de la unidad
de la patria, como a la extrema derecha con la creación de cuerpos
paramilitares a partir de los sectores marginales desmoralizados. Ésta será la piedra de toque de una formación
política de izquierdas: o se apoya la movilización popular o se apoya la
represión estatal. Precisamente la especificidad de Cataluña hace quela fuerza
de PODEMOS aquí sea débil por el momento, debido al fuerte ascenso del
nacionalismo catalán y su contraparte españolista; pero la tentación para
PODEMOS sería crecer recogiendo los votos de los españolistas descontentos con
el bipartidismo y que al mismo tiempo no acepten el radicalismo derechista de
Ciutadans; sería una equivocación.
La experiencia histórica nos permite predecir
que,ante el peligro de ver comprometida su hegemonía social, la clase dominante
comenzará a emplear tácticas políticas antidemocráticas, conuso de la violencia
política para entorpecer el proceso de renovación social y evitar que el cambio
político afecte a las estructuras de dominación; complementariamente la
manipulación del mercado, especulando con los precios y creando carestías
artificiales, servirá para someter a la ciudadanía a los imperativos económicos
de los poseedores de capital. Todo ello
apoyándose naturalmente en el capitalismo internacional y en la OTAN.
Segunda fase: el
fuerte desgaste del gobierno PP-PSOE conducirá a una grave crisis política, que
solo podrá resolverse mediante un gobierno de PODEMOS, acompañado de un proceso
constituyente. En esas circunstancias
intervendrá la monarquía, ostentando la representación política de la
oligarquía española; y desde su posición de fuerza, como detentadora de la
jefatura de las fuerzas armadas y de los cuerpos represivos del Estado español,
hará un chantaje directo a los pueblos peninsulares: o se mantiene el orden
monárquico y la ciudadanía acata la estructura de clases establecida, o el
ejército toma el poder y se hace cargo del gobiernodirectamente. Evidentemente ante la mera posibilidad de
sufrir un nuevo genocidio, que repita los luctuosos acontecimientos del siglo
XX,se abrirán los ojos de la ciudadanía y se despejará el camino para el
entendimiento entre los pueblos peninsulares y el Estado español; PODEMOS se
convertirá en el partido favorito de Felipe VI, y el PP-PSOE formará el partido
de la leal oposición.
Esto sería una repetición de lo que sucedió en
la década de los 70 del siglo XX, cuando según estaba previsto por la
franquista Ley de Sucesión, Juan Carlos I accedió al trono. Sin embargo, ese conocido guión no se puede
repetir hoy en día. ¿Por qué no parece
posible esa Segunda Transición? Hay
algunas diferencias con lo que pasaba hace 40 años. Si bien aquélla fue también una época de
crisis económica, ésta no tenía ni mucho menos la profundidad de la de ahora;
pues ésta afecta a los principales países capitalistas que están perdiendo la
hegemonía mundial. Además hace 40 años
la URSS era un Estado que comenzaba su descomposición, mientras que hoy el
BRICS es una potencia emergente. En
tercer lugar, el desarrollo de conciencia ecologista afecta a los científicos y
las clases medias de una forma radical, mostrando la inviabilidad del
capitalismo a largo plazo. En
definitiva, la coyuntura histórica actual se parece más a la macro-crisis de
principios del siglo pasado –y especialmente la depresión del 29-, que a la
mini-crisis de la década de los setenta.
Por tanto, pasemos al segundo escenario, ¿podría llegar la Tercera República? Todo dependerá de la fuerza moral de una ciudadanía capaz de resistir los chantajes de los capitalistas y la derecha política, para crear una sociedad alternativa fundada en los principios democráticos y republicanos. Las condiciones para ello serían:
Por tanto, pasemos al segundo escenario, ¿podría llegar la Tercera República? Todo dependerá de la fuerza moral de una ciudadanía capaz de resistir los chantajes de los capitalistas y la derecha política, para crear una sociedad alternativa fundada en los principios democráticos y republicanos. Las condiciones para ello serían:
- La ruptura con el euro como medida indispensable
para reestructurar la deuda ilegítima creada durante estos años, poniendo las
bases para una reconstrucción de la economía nacional desde la planificación
pública participativa, con el Estado controlando los sectores estratégicos de
la economía, para alcanzar la sostenibilidad ecológica sobre la base del
conocimiento científico y el desarrollo cultural.
- Un cambio de alianzas internacionales hacia el
nuevo bloque emergente, para el que nuestro país tiene circunstancias
favorables, puesto que Cuba, Venezuela, Bolivia o Ecuador y Brasil –naciones
que mantienen fuertes vínculos culturales con los pueblos peninsulares-,
podrían ayudarnos a reconstruir ese nuevo posicionamiento en el concierto de
las naciones.
- Un orden confederal republicano, como única
manera de satisfacer los deseos de soberanía de catalanes y vascos, sin
destrozar de nuevo la geografía peninsular con una nueva guerra civil; lo que
además tendría la ventaja de poder formar una Confederación Ibérica con los
portugueses.
La alternativa se planteará con toda crudeza en los próximos dos años –coincidiendo aproximadamente con el aniversario de la revolución rusa-. El tiempo para prepararla es escaso, pero los procesos históricos aceleran la toma de conciencia y la velocidad de los acontecimientos en los momentos de la revolución. El proceso constituyente ha sido ya puesto en marcha y cuajará en el próximo año; si la voluntad popular constituida es lo suficientemente fuerte, ese proceso revolucionario será imparable.
La alternativa se planteará con toda crudeza en los próximos dos años –coincidiendo aproximadamente con el aniversario de la revolución rusa-. El tiempo para prepararla es escaso, pero los procesos históricos aceleran la toma de conciencia y la velocidad de los acontecimientos en los momentos de la revolución. El proceso constituyente ha sido ya puesto en marcha y cuajará en el próximo año; si la voluntad popular constituida es lo suficientemente fuerte, ese proceso revolucionario será imparable.
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