La identidad franco-argelina de uno de los atacantes
demuestra de qué modo la salvaje guerra francesa de 1956-62 en Argelia continúa
infectando las atrocidades de hoy. La absoluta negativa a contemplar el papel
de Arabia Saudita como proveedora de la forma más extrema del islam, la
wahabita sunita, en la que cree el Isis, muestra de qué manera nuestros líderes
aún rehúsan reconocer los vínculos entre el reino y la organización que atacó a
París. Y nuestra falta total de voluntad de aceptar que la única fuerza militar
regular en combate constante con el Isis es el ejército sirio –que lucha por el
régimen que Francia desea destruir– nos impide aliarnos con los inmisericordes
soldados que están en acción contra el Isis con mayor ferocidad aún que los
kurdos.
Omar Ismail Mostafai, uno de los atacantes suicidas en
París, era de origen argelino, y acaso también lo eran los otros sospechosos
identificados. Said y Cherif Kouachi, los hermanos que asesinaron a los
periodistas de Charlie Hebdo, eran descendientes de argelinos.
Procedían de la comunidad argelina en Francia, integrada por más de 5 millones
de personas, para muchas de los cuales la guerra en Argelia nunca terminó, y
que hoy viven en los barrios bajos de Saint-Denis y otros enclaves argelinos en
París. Sin embargo, el origen de los asesinos del 13 de noviembre –y la
historia de la nación de la que proceden sus padres– ha sido casi borrado de la
narrativa de los horribles sucesos del viernes. Un pasaporte sirio con un sello
griego es más emocionante, por razones obvias.
Una guerra colonial de hace medio siglo no justifica un
asesinato en masa, pero ofrece un contexto sin el cual cualquier explicación de
por qué hoy Francia ha sido tomada de blanco tiene poco sentido. Al igual que
la fe sunita-wahabita saudita, que es fundamento del califato islámico y
sus asesinos, presuntos practicantes de ese culto.
Mohammed ibn Abdel al Wahab fue el clérigo y filósofo
purista cuyo implacable deseo de purgar a los chiítas y otros infieles de Medio
Oriente condujo a las masacres del siglo XVIII, en las que la dinastía original
al Saud estuvo profundamente involucrada.
El actual reino saudita, que con regularidad decapita a
supuestos criminales tras someterlos a juicios injustos, construye un museo en
Riad dedicado a las enseñanzas de al Wahab, y la furia del viejo prelado hacia
los idólatras y la inmoralidad ha encontrado expresión en la acusación del Isis
contra París como centro deprostitución. Gran parte del financiamiento del Isis
proviene de los sauditas, aunque, una vez más, este hecho ha sido borrado de la
historia terrible de la matanza del viernes.
Y luego viene Siria, cuyo régimen Francia demanda destruir
desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el ejército de Assad, rebasado en número
y armamento –aunque ha recapturado algún territorio con ayuda de los ataques
aéreos rusos–, es la única fuerza militar entrenada que combate al Isis.
Durante años, estadunidenses, británicos y franceses han dicho que los sirios
no combaten al Isis. Pero esta es una falsedad palpable: en mayor, las fuerzas
sirias fueron echadas de Palmira cuando intentaban evitar que los convoyes
suicidas del Isis se abrieran paso hacia la ciudad... convoyes que podían haber
sido atacados por aviones estadunidenses o franceses. Unos 60 mil soldados
sirios han perecido en Siria, muchos a manos de islamitas del Isis y de Al
Nusra, pero nuestro deseo de destruir el régimen de Assad tiene prioridad sobre
nuestra necesidad de aplastar al Isis. Ahora los franceses alardean de haber
golpeado 20 veces la capitaldel Isis en Siria, Raqqa: un ataque de
venganza por donde se le mire. Porque, si fue un asalto militar serio para
liquidar la maquinaria del Isis en Siria, ¿por qué los franceses no lo hicieron
hace dos semanas? ¿O dos meses? Una vez más, por desgracia, Occidente –y
Francia en especial– responde al Isis con la emoción, más que con la razón, sin
ningún contexto histórico, sin reconocer el sombrío papel que nuestros moderados y
decapitadores hermanos sauditas representan en esta historia de
horror. Y así creemos que vamos a destruir al Isis...
Traducción del inglés por Jorge Anaya
Título original en inglés: France’s unresolved Algerian war sheds light on the Paris attack
Título original en inglés: France’s unresolved Algerian war sheds light on the Paris attack
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