Foto: Constantino Cavafis |
Es este uno de los poemas más bellos que se han escrito jamás.
Refleja una profunda sabiduría, la sabiduría del poeta que, sin necesidad de
abandonar su ciudad natal, ha sido capaz de realizar todos los viajes. Las
ilustraciones de Federico Delicado han captado la esencia de esta travesía
vital.
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Constantino Cavafis (1863-1933) nació y pasó la mayor parte de su vida en Alejandría (Egipto), en una época en la que en esta ciudad había una importante comunidad griega, que convivía con la población egipcia y con otras comunidades extranjeras (francesa, británica, italiana, judía, armenia). Alejandría y el poeta han quedado vinculados para siempre en el imaginario de la comunidad lectora de todo el mundo. La poesía de Cavafis, alejada del lirismo, objetiva, narrativa y prosaica, trata de la vanidad del poder y la soledad de los ciudadanos, del amor y el placer, de la dignidad de los perdedores, de la creación artística. Sus protagonistas situados en la antigüedad tardía, en el mundo bizantino o en la sociedad contemporánea se enfrentan a la misma disyuntiva, ser ellos mismos o entregarse a las convenciones. Tal vez por su elegante inconformismo, Cavafis no ha dejado de despertar el interés de las nuevas generaciones.
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
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