Luis Buñuel ✆ Salvador Dalí |
Víctor Vicencio / Antes de hablar de la obra de una persona
como Luis Buñuel sería necesario hablar acerca de su vida, de la cual podemos
sin duda desprender los elementos que marcarían el arte del genial director
español. De estos elementos podríamos señalar algunos bien identificables: la
religión, la burguesía, la desigualdad de clases, las imágenes surrealistas,
los sueños y el inconsciente. Estas obsesiones se remontan, así como él mismo
lo ha señalado en las múltiples entrevistas que le realizaron en vida, hasta su
infancia y su juventud.
Uno de los elementos centrales en la filmografía del
director, como se puede ver en películas como Nazarín o Simón del
desierto, es la religión cristiana. Según su propio testimonio, su primer
des-encuentro sería con los jesuitas. Antes de ingresar en la famosa residencia
de estudiantes, estudió en un colegio de jesuitas.
Además de ellos, otra poderosa influencia será su madre, que era una ferviente creyente. De esta primera educación quedarán en la memoria del director los castigos que les imponían los curas a los alumnos, aunque ya desde pequeño la tendencia a la rebelión fue siempre una característica de Buñuel: parece ser que una vez se emborrachó con unos amigos y terminó vomitando en la iglesia, entre otros desplantes. Sin embargo, no podríamos menospreciar la influencia de la religión en Buñuel. De las dos películas que hemos citado, y aún en otras, el conflicto entre la dura realidad y los ideales cristianos alcanza una tensión sublime. Tanto así que Nazarín, por increíble que parezca, fue elogiada por la iglesia.
Además de ellos, otra poderosa influencia será su madre, que era una ferviente creyente. De esta primera educación quedarán en la memoria del director los castigos que les imponían los curas a los alumnos, aunque ya desde pequeño la tendencia a la rebelión fue siempre una característica de Buñuel: parece ser que una vez se emborrachó con unos amigos y terminó vomitando en la iglesia, entre otros desplantes. Sin embargo, no podríamos menospreciar la influencia de la religión en Buñuel. De las dos películas que hemos citado, y aún en otras, el conflicto entre la dura realidad y los ideales cristianos alcanza una tensión sublime. Tanto así que Nazarín, por increíble que parezca, fue elogiada por la iglesia.
La vida que tuvo Buñuel está ligada, por supuesto, a la
clase social a la que perteneció, y de la cual siempre renegaría. Su padre fue
un hombre rico, y por ende la posición de la que gozaba Buñuel era
privilegiada. En toda su obra aparece permanentemente una tendencia a criticar
mordazmente los vicios de la burguesía. Esto se ve claramente en películas como El ángel exterminador, o El discreto encanto de la burguesía.
Sin embargo su reacción estética y fundamentalmente
política, no podríamos llamarla de otra manera, no se limita a una denuncia o a
un argumento de carácter panfletario, como lamentablemente podría ser criticado
al realismo socialista. La narrativa de Buñuel, que está mezclada siempre con
imágenes oníricas (influencia del surrealismo francés), se liga muy
estrechamente con la crítica social, pero de una manera sutil y radical a un
mismo tiempo.
Como ya dijimos, asistiría a la importantísima residencia de
estudiantes donde es ya bien sabido trabó amistad con muchos grandes
personajes, entre los que se encontraban muy cercanos a él Federico García
Lorca y Salvador Dalí. Con estos compañeros también desafiaría a la
conservadora sociedad en que vivían. Cuenta que cuando eran estudiantes aún, robaban
uniformes de militares o ropas de sacerdotes y se disfrazaban con ellas. La
provocación, el escándalo y la irreverencia estaban siempre presentes.
Después de terminar sus estudios, partiría a Francia.
Estando en París encontró trabajo con Epstein, en un estudio. Es su primer
acercamiento con la industria del cine. Lamentablemente, aunque muy acorde con
su personalidad, sería expulsado por el mismo Epstein. El conflicto es bastante
conocido: Epstein le pidió a Buñuel que trabajara con Abel Gance, que era ya un
reconocido director de cine. A Buñuel no le agradaba, así que rechazó. Esto
escandalizó a Epstein, que le pidió que se fuera del estudio. Antes de
separarse le aconsejó que no se reuniera con los surrealistas, por los que
Buñuel sentía simpatía (ellos también sentían desprecio por Abel Gance). Por
supuesto Buñuel des-oiría este último consejo. Más aún, es con los surrealistas
que realiza su primer film, y quizás la más famosa de todas sus creaciones: Un chien andalou.
La vida de Luis Buñuel parece estar atravesada por la
rebeldía, por la burla hacia las tradiciones más sagradas. El mismo afirma que
la religión, la patria, la familia y la cultura son instituciones hipócritas y
amorales. Y toda su obra es una reacción contra estas mismas instituciones. Su
posición ética y política siempre lo condujo irremediablemente a sufrir la
censura.
La segunda de sus creaciones: L’age d’or, fue la
primera película del director en sufrir este destino. El gobierno francés
prohibió que fuera exhibida después de una terrible primera presentación en
donde hubo una enorme violencia contra el arte de Buñuel y de otros artistas,
entre ellos Picasso, Man Ray y Picabia, cuyos cuadros fueron hechos trizas.
Esta es la época de los grandes movimientos sociales. No es
casual que hubieran artistas que pretendiesen renovar las concepciones más
clásicas del arte. Es esta probablemente una de las ideas más radicales de las
vanguardias. Y más aún, es la época dorada del nacimiento del cine, y de su
consolidación como arte, buscando su lugar entre las ya consagradas formas de
expresión, como la música, la pintura o la literatura, y alcanzando un sitio
privilegiado entre ellas. Una edad de creatividad y de fuerza en la mente de
los artistas de la primera mitad del siglo que se encontraban entre los dos
conflictos que iban a transformar al mundo para siempre, y de los cuales el
arte no saldría ileso.
La tercera película que realizo, Hurdes, tierra sin pan, también sufriría la censura, y esta vez,
asombrosamente, de parte del gobierno de la segunda república española. Buñuel
regresó a España a contribuir con la república, y ayudado por un amigo
anarquista produjo Hurdes, que es un documental que muestra las paupérrimas y
miserables condiciones de vida de una comunidad en España. Esto el gobierno lo
tomó como un film que los atacaba al cuestionar la miseria en una zona del
país, por lo que prohibió su presentación y pidió a otros países que no la
exhibiesen. Buñuel no volvería a dirigir oficialmente otra película hasta mucho
después.
Con el inminente fracaso de la república, el director quedará varado en Estados Unidos. En su segunda estadía en el país americano se ve imposibilitado a regresar a España. Estaba allá como representante de la república, y al terminar la guerra se quedó sólo. Encontró trabajo en el departamento cinematográfico del Museo de arte de Nueva York, pero los conflictos no dejarán de aparecer. Dalí, en una polémica declaración aparecida en sus memorias, acusa a Buñuel de ateo y comunista. Cuando le preguntaron si era cierto que él había rodadoL’age d’or, respondió que si. El arzobispo de Nueva York se escandalizó por que tuvieran trabajando a ese "blasfemo". Es expulsado de su trabajo, y por un azar es invitado a México, a donde viaja y donde terminará por radicarse. Es en este país donde volvería a dirigir. Muchas de las películas que realizó, sin embargo, tuvo que hacerlas para poder comer, en sus propias palabras. Películas más comerciales marcan este período de su vida, aunque sin dejar por ello de mantener la particular personalidad de Buñuel. Y es en México donde realizará una de sus grandes obras: Los olvidados.
Irónica y cruelmente, esta vez será el gobierno mexicano el que le dará la espalda. Nuevamente fue objeto de censura y acoso, pues la película mostraba la dura realidad de México: un alto grado de pobreza. Los olvidados explora las condiciones de vida de aquellos más expuestos a las vicisitudes de la realidad, es decir, los más desposeídos. Al igual que el gobierno español años antes, las autoridades y muchos intelectuales mexicanos veían una ofensa en la película. Paradójicamente, esa película triunfaría en Cannes, muy a pesar de esas mismas autoridades y esos mismos intelectuales. Por suerte contó con el apoyo de muchos ilustres mexicanos, como Octavio Paz, que fue uno de los pocos que apoyó incondicionalmente Los olvidados.
Con el inminente fracaso de la república, el director quedará varado en Estados Unidos. En su segunda estadía en el país americano se ve imposibilitado a regresar a España. Estaba allá como representante de la república, y al terminar la guerra se quedó sólo. Encontró trabajo en el departamento cinematográfico del Museo de arte de Nueva York, pero los conflictos no dejarán de aparecer. Dalí, en una polémica declaración aparecida en sus memorias, acusa a Buñuel de ateo y comunista. Cuando le preguntaron si era cierto que él había rodadoL’age d’or, respondió que si. El arzobispo de Nueva York se escandalizó por que tuvieran trabajando a ese "blasfemo". Es expulsado de su trabajo, y por un azar es invitado a México, a donde viaja y donde terminará por radicarse. Es en este país donde volvería a dirigir. Muchas de las películas que realizó, sin embargo, tuvo que hacerlas para poder comer, en sus propias palabras. Películas más comerciales marcan este período de su vida, aunque sin dejar por ello de mantener la particular personalidad de Buñuel. Y es en México donde realizará una de sus grandes obras: Los olvidados.
Irónica y cruelmente, esta vez será el gobierno mexicano el que le dará la espalda. Nuevamente fue objeto de censura y acoso, pues la película mostraba la dura realidad de México: un alto grado de pobreza. Los olvidados explora las condiciones de vida de aquellos más expuestos a las vicisitudes de la realidad, es decir, los más desposeídos. Al igual que el gobierno español años antes, las autoridades y muchos intelectuales mexicanos veían una ofensa en la película. Paradójicamente, esa película triunfaría en Cannes, muy a pesar de esas mismas autoridades y esos mismos intelectuales. Por suerte contó con el apoyo de muchos ilustres mexicanos, como Octavio Paz, que fue uno de los pocos que apoyó incondicionalmente Los olvidados.
Algunos años después las condiciones políticas ya se habían
modificado radicalmente. Buñuel regresa a Europa, y decide filmar allá. Es en
España y Francia donde volverá a trabajar, después de un largo exilio. Pero
nuevamente el trabajo del director será interrumpido. En la España franquista,
Buñuel filma: Viridiana. Una vez más, el director se atrajo la mirada de los
censores. Llamamos la atención de estas constantes persecuciones contra el
director. Así como Galileo u otros grandes y, sobre todo, radicales personajes,
Luis Buñuel siempre fue acallado por diferentes voces. Es más, podríamos decir
que en todos los países donde estuvo, en mayor o menor medida, entró en
conflicto y fue expulsado o prohibidas algunas de sus obras. Y aún así, hoy son
pocos los que levantarían la mano contra el director español. Todo lo contrario,
su legado es apreciadísimo en los círculos de intelectuales, los mismos
intelectuales probablemente que de haber sido contemporáneos lo habrían
criticado y silenciado. Buñuel se suma a la honrosa lista de directores que
fueron víctimas de sus grandes creaciones, entre los que se cuentan, sin ir más
lejos, Kubrick y Pasolini.
Una película que llama la atención por su mordacidad es Le charme discret de la bourgeoisie, El discreto encanto de la burguesía. En
la película se muestran sin tapujos los vicios de esta clase social. El
argumento del largometraje es a la par mordaz y divertido. Un grupo de
burgueses intenta reunirse para cenar. Ese sería, por sencillo que parezca, el
elemento que une la narración de Le
charme discret... En el medio hay innumerables referencias a la
política del momento, como el gracioso embajador del ficticio país de Miranda,
o el obispo que decide convertirse en jardinero y que termina por pegarle un
tiro a un moribundo (escena que fue quitada por la censura española). Es mejor
no decir mucho de todas maneras. La película contiene los elementos más
característicos del estilo de Buñuel.
Ahora, a poco más de un mes del aniversario de su
nacimiento, recordamos la trayectoria de este singular hombre. Mucho más se
podría decir de él: de su etapa surrealista, de su vida en México, de su enorme
filmografía, de su pensamiento religioso y ateo al mismo tiempo, de su obra
literaria (escribió crítica cinematográfica, poesía, teatro y otros textos de
diversa índole), de su vida errante y siempre amenazada por las autoridades.
Tanto más se podría decir que no alcanzaría para lo que pretende este
superficial esbozo de su vida y obra.
Nos gustaría terminar con una reflexión. A lo largo de la
historia del siglo XX, siglo por lo demás turbulento y lleno de sobresaltos,
hubo muchos hombres y mujeres que supieron amenazar con sus ideas a la sociedad
occidental. Buñuel es uno más de ellos, pero más nombres se podrían nombrar. La
pregunta que podría aparecer en la mente de un lector, y es la pregunta que
nosotros nos hacemos, sería: ¿es hoy posible desafiar de la misma manera
radical a la institucionalidad? ¿Cuántos de los hoy llamados artistas son
capaces de cuestionar la manera de funcionar de nuestro sistema, y no solo de
nuestro sistema económico o político, sino también la manera en que funciona
nuestra vida? No diremos más. Dejamos este fragmento de una entrevista a
Buñuel:
"Pero aquí hay que aclarar un punto: nosotros, los surrealistas, poníamos nuestros principios al servicio de esa revolución proletaria mundial (Le surrealisme au service de la révolution, es el título de un manifiesto que publicamos). Es decir, queríamos ’transformar el mundo’, y estábamos al servicio de esa revolución. Rimbaud había escrito sobre el cambio de la vida del hombre, y Breton decía que para él los dos principios eran uno solo, se fundían en uno."
Y con estas últimas palabras queremos cerrar este breve
homenaje a Luis Buñuel, personalidad acidísima y feroz, siempre rebelde, cuyas
obras se cuentan ya entre los baluartes del arte cinematográfico. Un salud pues para uno de los directores
más importantes del siglo XX.
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