Paisaje de Haití ✆ Alaly |
Después del nacimiento de Haití en 1804 emergieron dos clases dominantes. La primera era una burguesía compradora cuyo capital estaba invertido y se reproducía en la importación de manufacturas extranjeras y la exportación de los productos agrícolas de Haití, principalmente azúcar, café y cacao. El otro grupo dominante eran los grandes terratenientes o grandons que poseían, arrendaban o controlaban la tierra agrícola de Haití.
En un acuerdo semi-feudal los productores conocidos
como dè mwatye (dos
mitades) entregaban una gran proporción de sus cosechas para la venta a
los grandons. La historia de
Haití, llena de golpes de estado, refleja la lucha entre estas dos clases
dominantes rivales por el poder del estado, y en consecuencia, ventajas
económicas.
En 1915 los marines de EEUU comenzaron una ocupación que
duró dos décadas; hasta 1934. Durante la misma favorecieron, tanto por razones
racistas cuanto económicas la de color de piel más claro (aunque no totalmente
blanca) burguesía compradora. La reacción contra este régimen sangriento,
racista y brutal impuesto por EEUU fue la emergencia en 1946 de un régimen que
favorecía a los grandon dirigido
por el presidente Dumarsais Estimé, a quien el general Paul Magloire, en
representación de la burguesía haitiana destituyó mediante un golpe de estado
en 1950.
El régimen corrupto de Magloire dio lugar a la elección, en
1957 del Dr. François «Papa Doc» Duvalier. Éste había sido ministro de Salud y
de Trabajo de Magloire y era un dirigente de los grandons. Para resistir el contra ataque de la burguesía y la
presión política de Washington (que toleraba pero no se sentía cómodo con este
régimen) Duvalier formó un cuerpo paramilitar infamemente represivo y
arbitrario conocido como Voluntarios para la Seguridad Nacional; informalmente
los Tonton Macoutes (Tío Sack).
Esta organización viciosa mató decenas de miles de haitianos,
frecuentemente bajo el pretexto de «luchar contra el comunismo» y su difusión
desde la vecina Cuba.
Papa Doc murió en 1971, traspasando su titulo de
« presidente vitalicio » a su hijo Jean Claude. Pero Baby Doc había
asistido a escuelas de élite junto a los hijos de la burguesía haitiana, por lo
cual su régimen se tornó algo así como un híbrido. La mitad de él estaba
dominada por generales y hombres fuertes del grupo de Papa Doc conocidos como
los «dinosaurios» mientras la otra mitad estaba integrada por
« tecnócratas » burgueses, algunos amigos de la escuela y otros
reformadores sugeridos por Washington. Los «tecnócratas» favorecieron la inversión
extranjera y el desarrollo capitalista que se profundizó más en Haití después
de la muerte de Papa Doc. En 1980 Jean Claude se casó con una princesa
burguesa, Michele Bennett, que devino un símbolo de la influencia burguesa,
mientras su madre y viuda de Papa Doc, Simone Ovide Duvalier representaba al
sector Macoute.
El régimen corrupto, represivo y bipolar de Baby Doc cayó
finalmente en 1986 debido tanto a un levantamiento popular cuanto a un cambio
en la política de EEUU de comenzar a reemplazar sus dictaduras militares, que
provocaban revoluciones, con políticos «tecnócratas» y pro neoliberales
elegidos con el apoyo financiero y político de Washington.
El neo duvalierismo retorna con Martelly
25 años después, en 2011, Washington impone en el poder al
presidente Michel Martelly en forma ilegal mediante el doblegamiento del
soberano Consejo Provisional Electoral de Haití utilizando la presión de la
Organización de Estados Americanos (OEA) y la entonces secretaria de Estado
Hillary Clinton.
Durante 20 años la escena policia de Haití había sido
dominada por dos presidentes alternantes: el cura y ex-teólogo de la liberación
Jean-Bertrand Aristide y su viejo aliado, el burgués ilustrado, agrónomo y
panadero René Prèval. Sus gobiernos fueron socavados, entorpecidos y doblegados
por dos golpes de estado respaldados por EEUU en 1991 y 2004, sucedidos ambos
por sendas ocupaciones militares. El movimiento de masas que llevó al poder por
primera vez a Aristide en las elecciones de 1990 tuvo un programa democrático,
anti duvalierista y anti imperialista. El ascenso de Martelly con el apoyo de
Washington fue el retorno a un régimen neo duvalierista con un ala «Macoute» y un ala burguesa y que estuvo,
después del terremoto, dirigido a eliminar el debilitado pero aún existente
movimiento popular.
Durante las últimas 3 décadas la economía de Haití que era
semi feudal y dirigida a la exportación había sido mayormente destruida. Aunque
aún importaba automóviles, refrigeradores computadoras y perfumes, la burguesía
compradora de Haití se había dirigido mayormente a construir, poseer y
administrar fábricas armadoras de artículos electrónicos y vestimenta dirigidas
a mercado de EEUU.
La agricultura dè
mwatye que había una vez mantenido a los grandons había sido aplastada en gran parte por la inundación
neo liberal de productos importados, en especial arroz, de EEUU y la vecina
República Dominicana. La cambiante clase grandon, con su reciente pasado macoute
se dedicó en forma cada vez más completa a negocios ilícitos como el tráfico de
drogas, el secuestro, el robo de tierras y el mercado negro. Se dedicó también
a hacer carrera en la policía y el ejército que resurgió bajo Martelly. Éste
último había sido desmovilizado por Aristide en 1994.
Durante Martelly la burguesía ha estado representada por su
primer ministro y socio de negocios Laurent Lamothe que se educó en escuelas de
negocios de la Florida y se volvió un rico y exitoso magnate de las
telecomunicaciones.
El ala duvalierista ha estado representada, a su vez, por la
esposa de Martelly, Sophia St. Rémy cuyo
padre y hermano fueron traficantes de drogas, acompañada por los hijos de
muchos oficiales relevantes de la era duvalierista como Constantin Mayard-Paul,
Claude Raymond, la Sra. Max Adolphe y Adrien Raymond. Incluso el hijo de Baby
Doc, Nicolás, tuvo un empleo en el gobierno de Martelly, junto a algunos de sus
ex embajadores como Daniel Supplice y el Dr. Pierre Pompée.
También el notorio magnate Stanley Lucas, hijo de una
familia grandon masacradora
de campesinos que como agente del Instituto Republicano Internacional (IRI) de
Washington tuvo un papel prominente en el golpe de 2004 contra
Aristide, integró durante algún tiempo el gobierno Martelly.
Por su integración y programa el gobierno Martelly-Lamothe
fue una fotocopia virtual del régimen de Jean-Claude que utilizó los mismos
fundamentos económicos del turismo y las maquilas. Llegó hasta reflotar el
mismo eslogan que había inventado los jean claudistas: « Haití abierto
para los negocios ».
Pero, también como el régimen de Baby Doc, el de Martelly
estuvo marcado por los excesos absurdos, las luchas intestinas, las
disfunciones, la corrupción y la represión que lo llevaron al borde de perder
el poder a fines de 2014. Para salvar su presidencia Martelly sacrificó a su
primer ministro, Lamothe, que hubiera sido en primera instancia candidato de su
partido, el Partido de los Pelados Haitianos (PHTK) en 2015. De acuerdo a la
constitución los presidentes de Haití están limitados a dos períodos no
consecutivos.
Para elegir a su sucesor Martelly recurrió a un hombre de negocios
desconocido : Jovenel «Neg Bananan» Moïse que había creado, con un
subsidio de 6 millones de dólares del gobierno, una agro-industria libre de
impuestos («Agritrans») para exportar bananas principalmente a Europa. Con su
agronegocio dirigido a la exportación, basado en la desposesión de pequeños
campesinos, Jovenel Moïse representa lo que los haitianos llaman la alianza
« burguesía macoute » que
caracterizó a los regímenes de Martelly y Baby Doc.
Muchos especulan que las tierras estatales que han sido
arrendadas a Agritrans serían eventualmente otorgadas a intereses mineros
extranjeros para continuar la explotación de oro en las montañas del norte de
Haití. Esta operación destructora del ambiente ha sido frenada por ahora. Los
hijos de la burguesía compradora de Haití y de los grandons, así como otras capas pequeño burguesas van habitualmente
a colegios extranjeros en Europa, los EEUU o Canadá. Allí devienen
frecuentemente médicos, abogados, ingenieros u otros profesionales pasando a formar
la «classe moyenne» o clase media de Haití.
Con la degeneración de la economía haitiana docenas de
integrantes de la «classe moyenne» se han volcado a la política con el fin de
obtener un pedazo del Estado, que se ha vuelto la «industria» más viable en los
últimos años.
La lucha que queda por delante
Mujeres haitianas en el mercado ✆ Maken Dy |
A través del fraude electoral pergeñado en las elecciones de
primera vuelta del 25 de octubre Martelly trató de colocar a Jovenel que debía
ir a una segunda vuelta liderando con un 33% de los votos (esto a pesar de que
una encuesta brasileña a boca de urna sugería que quedó cuarto con apenas 6% de
los votos). La segunda vuelta programada por última vez para el 24 de enero
después de dos postergaciones, fue suspendida en forma indefinida el 22 de
enero. Cinco de los nueve miembros del CPE, incluyendo su presidente Opont
Pierre-Louis han renunciado.
A pesar de que había 54 candidatos presidenciales hay sólo
tres pesos pesados en la oposición a Jovenel y Martelly; dos de ellos son
“Lavalas”. El primer candidato Lavalas es el Dr. Maryse Narcisse del antiguo
partido “Familia Lavalas” de Aristide que quedó supestamente en el 4o. lugar
con 7% de los votos. Después viene la disidente Plataforma de los Hijos de
Dessalines del ex senador Moïse Jean-Charles que quedó supuestamente tercero
con el 14% de los votos.
El tercer peso pesado es el que quedó supuestamente en el
segundo lugar (con el 25%), Jude Célestin del Partido Haitiano para el Progreso
y el Empoderamiento (LAPEH), afiliado, aunque sea informalmente, con las
plataformas de Préval: Vérité e Inite. Célestin compitió bajo esas banderas en
2010.
Tanto Washington como Martelly querían marginalizar a los
dos candidatos de Lavalas y mantenerlos fuera de cualquier segunda vuelta. A
pesar de que sus dirigentes adoptaron posiciones moderadas sus bases populares
se mantienen muy movilizadas y son peligrosamente radicales.
Por lo tanto; Washington quiere un sistema monolítico de dos
partidos en Haití (parecido al de EEUU), que establecería una alternancia entre
jugadores, parámetros de debate y programas políticos «aceptables». El símil
republicano sería el PHTK, mientras que el demócrata provendría de la actual
constelación de Préval: LAPEH, Verité o Inite.
No sorprende que Lamothe, el cantante Wyclef Jean y grandes
sectores de la élite dirigente haitiana apoyen ahora a Célestin, el cual daría
a Washington la misma fiel, aunque reticente colaboración. Tal cual Préval lo
hacía.
Célestin y otros siete de los candidatos líderes que
compitieron (con la excepción del FL) integran el « grupo de los
ocho » (G8) cuya unidad es más formal que real. Mientras que las masas en
manifestaciones gigantescas demandan la anulación de las elecciones y el
arresto de Martelly; el GI y FL no lo hacen. Insisten, en cambio, en una
« comisión de evaluación independiente » que revise los resultados
del 25 de octubre. Cada uno de los 3 « pesos pesados » afirman que
ganaron la elección en primera vuelta. Cualquiera fuera el resultado de la
comisión de revisión seguramente hará volar la frágil unidad de la coalición.
Mientras tanto la masas continúan haciendo públicas su
frustración y furia contra Martelly y las fallidas elecciones que permitió
después de una demora de 4 años. El presidente del Senado y la Asamblea Nacional,
Jocelerme Privert han propuesto una complicada transición basada en la salida
de Martelly el 7 de febrero y la permanencia del parlamento electo. Ello a
pesar de que la elección de muchos de los parlamentarios elegidos es
fuertemente cuestionada. El G8 propone una transición en la cual los
parlamentarios electos en forma fraudulenta serían expulsados selectivamente.
El elemento que falta en este cóctel revolucionario, en este
momento, es una vanguardia, partido revolucionario o frente para liderar y
elevar las crecientemente radicales exigencias de las masas. Corrientes como la
Coordinación Dessalines (KOD) el Movimiento Democrático Popular (MODEP) y otros
han mantenido conversaciones pero no han forjado aún una unidad operacional.
Sin embargo, si nos atenemos a la historia, la crisis
política de Haití y su potencial revolucionario prometen continuar por, al
menos, varios meses. La ventana después de la caída de Baby Doc en 1986 duró
cuatro años, hasta que el movimiento popular llevó a cabo una revolución
política el 16 de diciembre de 1990 con la primera elección de Aristide. Muchos
veteranos y estudiantes de las luchas de los 80 y los 90 se dan cuenta de que
una revolución social más profunda (que cambie las relaciones de propiedad,
sobre todo relativas a la tierra) es necesaria para que un gobierno progresista
o revolucionario sobreviva.
Más aún, la clase dominante está, o bien dividida, o bien
insegura acerca de como avanzar y mantenerse en el poder. Ello ofrece una
oportunidad única para un levantamiento en Haití.
Todos estos acontecimientos dan esperanzas de que el movimiento
anti imperialista de campesinos, trabajadores y los desocupados urbanos que
comenzaron con la expulsión de Duvalier hace 30 años puedan finalmente lograr
algún avance después de sus muchas derrotas.
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