El 5 de marzo, en horas de la tarde, falleció el mejor
amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia. Una llamada por
vía satelital comunicó la amarga noticia. El significado de la frase empleada
era inconfundible. Aunque conocíamos el estado crítico de su salud, la noticia
nos golpeó con fuerza. Recordaba las veces que bromeó conmigo diciendo que
cuando ambos concluyéramos nuestra tarea revolucionaria, me invitaría a pasear
por el río Arauca en territorio venezolano, que le hacía recordar el descanso
que nunca tuvo.
Nos cabe el honor de haber compartido con el líder
bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados.
Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo.