En esta ocasión tenemos el agrado de presentar a un
especialista sobre el tema, y es el profesor costarricense Cristian Fallas
Alvarado, quien es filólogo y profesor universitario. Se ha dedicado a
la investigación, la colaboración en proyectos lingüísticos y la corrección de
textos. También ha colaborado en la traducción (del inglés al español) de algunos
textos médicos y ha dado algunos cursos por Internet. Ha trabajado con la
Academia Costarricense de la Lengua y la Real Academia Española en la revisión
de la «Nueva gramática de la lengua española» (volúmenes de morfología y
sintaxis), la «Ortografía de la lengua española», la «Nueva gramática básica de
la lengua española», la «Ortografía básica de la lengua española» y la
actualización del «Diccionario panhispánico de dudas».
Especial para La Página de Omar Montilla |
Cristian Fallas
Alvarado
Oración principal y oración
subordinada según la «Nueva gramática»
Video: Mesa Redonda sobre la nueva Ortografía |
A veces se explica que, en el primer ejemplo, la oración
principal es Quiero, lo cual es tan
poco justificado como separar eso y su
opinión de Quiero en los ejemplos Quiero
eso y Quiero su opinión.
Más bien, el pronombre y el grupo nominal son requeridos por el verbo: ambos
forman una oración. No hay razón para que cambie el análisis si, en vez de un
grupo nominal o un pronombre, aparece una oración subordinada.
Ciertamente, hay una oración principal (con azul), que tiene
dentro otra oración (incrustada y subrayada) y que está constituida por el
enunciado completo: Quiero que me ayude. La oración principal
es el enunciado anterior, y la subordinada (con función de complemento directo)
está dentro de ella.
Ese análisis no solo es válido para las subordinadas
sustantivas, sino también para las subordinadas de relativo, como Los lápices que compré son muy
baratos. La oración de relativo, subrayada, está dentro del grupo nominal
los lápices que compré. Se analiza, por consiguiente, como cualquier otro
modificador: los lápices comprados,
los lápices negros, los lápices de madera, etc. El sujeto es
Los lápices que compré, grupo nominal constituido por un núcleo (el sustantivo
lápices), un modificador (la oración de relativo restrictiva o especificativa
que compré) y un determinante (el artículo definido los). Aplicando este
análisis, se puede concluir que el antecedente del pronombre relativo que es
solamente el sustantivo lápices (no los lápices).
También se incluyen entre las oraciones subordinadas de
relativo las encabezadas por los adverbios donde,
como y cuando (con antecedente expreso o incorporado), que antes oscilaban
entre las subordinadas adverbiales o circunstanciales y las de relativo o
adjetivas. Cuando el antecedente no se expresa, sino que que está incorporado o
implícito, estas subordinadas equivalen a grupos preposicionales o adverbiales
y funcionan como complementos de lugar, modo y tiempo; por ejemplo, en El niño se asustó cuando oyó semejante
estruendo la subordinada de relativo, subrayada, funciona como
complemento circunstancial (adjunto) de tiempo de se asustó. Equivale a un
grupo preposicional: El niño se asustó en
el momento en que oyó semejante estruendo; El niño se asustó en ese momento.
Por el contrario, en el resto de las oraciones subordinadas,
llamadas tradicionalmente adverbiales (causales, finales, condicionales,
ilativas, etc.), la subordinada (con rojo) se
identifica separadamente de la principal (con azul):
Lo llamé muy temprano para
que estuviera listo; Redacté este informe
porque me lo solicitaron; Si acepta las
condiciones, puede firmar el contrato inmediatamente;
etc.
Desde mi punto de vista, no es muy importante separar
siempre la oración principal, ya que puede causar mucha confusión o incluso
puede cuestionarse, especialmente en el caso de algunas subordinadas
adverbiales. Tampoco creo que sea necesario para comprender este tema. Me
parece mucho más relevante establecer de cuál elemento sintáctico depende cada
subordinada.
Mientras que las causales y las finales pueden ser internas
al predicado y, por tanto, constituir complementos de un verbo o grupo verbal,
las condicionales, las concesivas y las ilativas no; por ejemplo, en Lo llamé muy temprano para que estuviera
listo la subordinada, subrayada, constituye un complemento de finalidad
del grupo verbal lo llamé muy temprano; su análisis sería igual a para eso en Lo llamé para eso. También en Redacté este informe porque me lo solicitaron la subordinada
es un complemento de causa del grupo verbal redacté
este informe; su análisis sería igual a por eso en Redacté este informe por eso. Como se ve, el análisis puede
asimilarse al de las oraciones simples. En cambio, en las ilativas, concesivas
y condicionales no hay modificación de un predicado; es decir, estas oraciones
no son complementos de ningún verbo o grupo verbal. En estos tres últimos casos
parece mucho más lógico separar la oración principal que en los otros dos.
Por otra parte, se suman ciertos problemas, como la
estructura y la función de algunas de estas oraciones, que pueden considerarse
grupos preposicionales o conjuntivos; en otros casos, como en las ilativas,
concesivas y condicionales, no es posible establecer una relación con ningún
adverbio o complemento circunstancial, ya que no hay adverbios ni complementos
de ilación, concesión o condición; incluso se cuestiona si algunas de estas
oraciones, como las ilativas, son subordinadas o coordinadas.
Por todo lo mencionado se optó en las tres versiones de la Nueva gramática por el término construcción para referirse a estas y
otras estructuras sintácticas (las llamadas tradicionalmente adverbiales): construcciones finales, construcciones causales, construcciones
comparativas, construcciones ilativas, etc.
Clases de palabras o partes de la
oración según la «Nueva gramática»
Actualmente, se considera que las clases de palabras, partes
de la oración o categorías gramaticales son el sustantivo, el adjetivo, el
determinante, el pronombre, el verbo, el adverbio, la preposición, la
conjunción y la interjección.
Lo anterior no quiere decir que el artículo ha dejado de
existir o que tiene otro nombre. Simplemente forma parte de los determinantes. A esta categoría pertenecen también algunos
de los demostrativos, cuantificadores, indefinidos, posesivos, interrogativos,
exclamativos y relativos. Como se puede ver, los que antes eran llamados adjetivos determinativos ahora pasan a
formar parte de los determinantes.
También conviene aclarar que estas categorías gramaticales
pertenecen a la sintaxis, no a la morfología, como a veces se ha dicho. La
morfología solamente abarca la estructura y la formación de las palabras
(morfemas, raíces, afijos, género, número, conjugaciones, etc.).
Complementos con «para» según la
«Nueva gramática»
Tradicionalmente, se han considerado complementos indirectos
los grupos preposicionales con para: Traje
un espejo para María.
Muchas veces se ha mostrado esta relación, que solo es
aparente, como se verá a continuación:
Traje un espejo para
María = Le traje un espejo
De acuerdo con la equivalencia anterior, para María es sustituido por le.
En español, efectivamente, los pronombres de dativo son le (singular) y les (plural):
Le daré un anillo.
Les entregamos las cartas.
Le comuniqué mi decisión.
Les informé que no asistiría a la
celebración.
En estos ejemplos hay un verbo transitivo (con rojo), un complemento directo (con azul) y un complemento indirecto (con verde).
Ahora bien, si el
pronombre singular le se inserta en la oración del primer párrafo, el resultado
es el siguiente:
Traje un espejo para
María.
Le traje un
espejo para María.
Como se puede ver, el pronombre le no se refiere a María,
sino a otra persona. No obstante, si se cambia la preposición para por a, el resultado es Le traje
un espejo a María. En este ejemplo el pronombre le sí se refiere a
María. Por consiguiente, se puede concluir que el complemento indirecto siempre
debe construirse con la preposición a y este puede coaparecer en una oración
con el pronombre de dativo correspondiente.
Por otro lado, dado que los complementos con para no se
ajustan a esa correferencia, se puede concluir que no son indirectos, sino
circunstanciales (o adjuntos) de destinatario o beneficiario.
Finalmente, nótese que estos complementos pueden coaparecer
en el ejemplo:
Le traje a
Juan un espejo para María.
Numerales cardinales en aposición
En un programa de televisión en el que participaban dos
colegios se explicó que la construcción la
página veintiuno presenta una falta de concordancia. Supuestamente, la
forma concordada y la única aceptable es la página veintiuna.
De acuerdo con la explicación dada en el programa, la
palabra veintiuno es un determinante
que debe concordar en género y número con el sustantivo al que modifica.
Si lo anterior fuera cierto, también el ejemplo considerado
correcto tendría una falta de concordancia, puesto que página es un sustantivo singular y veintiuna es un numeral que indica pluralidad. Tendría que decirse,
según esto, las páginas veintiuna.
Aunque es posible la concordancia en género: la página veintiuna, similar a la que se
presenta con un numeral ordinal: la
página segunda / la segunda página, la página vigésima / la vigésima página,
no es la más común. En este caso, el cardinal se asemeja a un ordinal; pero
nótese que, mientras son posibles la
segunda página y la vigésima página, no son posibles *la dos página ni *la veinte página. Sí son posibles los cardinales
antepuestos cuando se habla de aniversarios: el treinta aniversario.
Los numerales cardinales son determinantes
únicamente cuando se anteponen al sustantivo: una página, dos páginas; un libro, dos libros; veintiún libros,
veintiuna páginas; etc. En estos casos hay plena concordancia:
una (femenino e
indica unidad) página (femenino
singular)
un (masculino e indica
unidad) libro (masculino singular)
veintiún (masculino
e indica pluralidad) libros (masculino
plural)
veintiuna (femenino
e indica pluralidad) páginas (femenino
plural)
En el caso de la página
veintiuno, el numeral no es un determinante ni un adjetivo, ya que no se
presenta la concordancia anterior. Más bien, esto nos indica que el numeral es
un sustantivo en aposición al sustantivo página.
Esta estructura es similar a la que se obtiene en el número veintiuno, donde el numeral es un sustantivo en aposición al
sustantivo número. Incluso es posible
interponer el sustantivo número entre
página y veintiuno: la página número
veintiuno. Si se elide el sustantivo nuclear página, se dirá comúnmente la
veintiuno (la veintiuna). Estas
estructuras son las que se presentan en aposiciones especificativas como el día martes, la letra a, etc.
En los ejemplos anteriores el numeral es masculino y
singular porque constituye el nombre del número correspondiente: el nombre de 21 es veintiuno, así como el nombre de 1 es uno; el de 2, dos;
etc.
Por otra parte, nótese que, si se usa el numeral simple uno, lo normal es la página uno y no la página
una. Si se elide el núcleo, se dirá la
uno, no la una. No hay razón para
que los demás numerales compuestos con uno
cambien: la página veintiuno /
treinta y uno / ciento uno / mil uno... En otras aposiciones se presenta la
misma solución: la posición 1 / 21, la
opción 1 / 21, la canción 1 / 21, que se leen normalmente así: la posición uno / veintiuno, la opción uno /
veintiuno, la canción uno / veintiuno.
Finalmente, cabe mencionar que tanto el Diccionario
panhispánico de dudas como la Nueva
gramática de la lengua española (versión
en dos volúmenes y versión
manual) explican este tipo de estructuras, que son gramaticales y correctas.
Verbos pronominales según la «Nueva
gramática»
Hay verbos que se conjugan siempre con un pronombre
reflexivo átono, como arrepentirse: me arrepiento, te arrepientes, te
arrepentís, se arrepiente, etc. Otros se construyen con este tipo de pronombres
en ciertas ocasiones: despertar /
despertarse, levantar / levantarse, preocupar / preocuparse, etc.
En estos casos el pronombre átono concuerda en número y
persona con el sujeto: Yo (primera
persona singular) me (primera persona
singular) arrepiento; pero no
desempeña ninguna función sintáctica, es decir, no es argumental, sino que es
un morfema que forma parte del verbo (el infinitivo incluye el pronombre: arrepentirse, despertarse, levantarse,
preocuparse, etc.). Este se denomina, por tanto, pronominal y es intransitivo. De hecho, muchísimos verbos
transitivos se convierten en intransitivos cuando se usan como pronominales.
No debe confundirse esta construcción con las oraciones
transitivas reflexivas, como (Yo) me bañé
temprano. En ellas el pronombre átono sí es argumental y desempeña la
función de complemento directo; además, el verbo tiene interpretación activa: X
bañó a Y. El verbo sigue siendo bañar, no bañarse. En las reflexivas el sujeto
y el complemento coinciden, lo cual quiere decir que X baña a X (= la persona
que baña y la persona bañada son la misma). Esta interpretación no es posible
con los verbos pronominales.
También, en las oraciones transitivas reflexivas, es posible
duplicar el complemento directo (con la preposición a): Me baño a mí mismo, lo cual no es posible con los verbos
pronominales: *Me preocupo a mí mismo;
*Me levanto a mí mismo; *Me despierto a mí mismo; etc. Algunos de estos, en
cambio, pueden combinarse con grupos sintácticos encabezados por la preposición
por: Me levanté por mí mismo; Se despertó por sí solo.
Compárense las construcciones siguientes:
Juan despertó a su
hija (verbo transitivo: despertar)
Su hija se despertó (verbo
pronominal: despertarse)
Juan levantó a su hijo
(verbo transitivo: levantar)
Su hijo se levantó (verbo
pronominal: levantarse)
Juan preocupó a su
madre (verbo transitivo: preocupar)
Su madre se preocupó (verbo
pronominal: preocuparse)
Los verbos pronominales que expresan cambios de estado
(físico o anímico, de lugar o posición, de consistencia, de reacción, etc.),
como los mencionados en los ejemplos anteriores y la gran mayoría de los que
existen en español, forman oraciones o
construcciones medias, que se distinguen por que el sujeto no es agente (no
tiene control sobre lo que expresa el verbo), sino que experimenta un proceso
(le ocurre algo).
Otros ejemplos de oraciones medias con verbos pronominales:
La puerta se cerró.
La ropa no se ha
secado.
Esas camisas se
destiñen fácilmente.
El tren se volcó.
Si el contexto permite interpretar que hay un agente
controlador de lo que expresa el verbo, la oración se considera pasiva refleja: La
puerta se cerró para evitar el ruido. En este ejemplo se entiende que
alguien (agente) cerró la puerta para evitar el ruido.
También se consideran medias las oraciones construidas con
verbos intransitivos no pronominales de cambios de estado, como Juan engordó; Su situación no mejora; Hemos
envejecido.
Determinantes, adjetivos y pronombres
según la «Nueva gramática»
Actualmente, se diferencian los determinantes de los
adjetivos y los pronombres. Esto quiere decir que son tres categorías
gramaticales distintas.
Los determinantes constituyen una clase cerrada de palabras,
es decir, no surgen determinantes como surgen adjetivos o sustantivos en
cualquier momento. Se caracterizan por que siempre preceden al sustantivo o al
grupo nominal (sustantivo + modificadores y complementos) y permiten que estos
constituyan expresiones referenciales y sean argumentos (constituyentes
sintácticos requeridos), específicamente sujetos preverbales.
En estos ejemplos se nota que los determinantes permiten que
el grupo nominal funcione como sujeto preverbal:
*Casa es muy antigua
La / Esta / Nuestra /
Una casa es muy antigua
En estos otros ejemplos se nota que los determinantes
modifican grupos nominales (encorchetados):
la / esta / una [bella
casa]
la / esta / una [bella
casa antigua]
la / esta / una [bella
casa antigua de tu padre]
la / esta / una [bella
casa antigua que se quemó el mes pasado]
Como se puede ver, los determinantes no modifican solamente
a los sustantivos, sino también a elementos mayores. Los determinantes y los
grupos nominales que los siguen también forman grupos nominales: [la / esta / una bella casa], etc.
Si el determinante se pospone al sustantivo, cambia su
categoría gramatical y se comporta como un adjetivo; si el determinante no está
seguido de un sustantivo, pero este se sobrentiende, aquel se considera
pronombre.
1. Esta casa es
muy antigua (determinante)
2. La casa esta
es muy antigua (determinante-adjetivo)
3. Esta es muy
antigua (pronombre)
4. Su casa es
muy antigua (determinante)
5. La casa suya
es muy antigua (determinante-adjetivo)
6. Esta casa suya
es muy antigua (determinante-adjetivo)
7. Esos libros
son míos (determinante-adjetivo)
8. Muchas casas
son antiguas (determinante)
9. Las dificultades
fueron muchas (adjetivo)
10. Muchos no
llegaron a tiempo (pronombre)
11. Algunas
personas se resintieron (determinante)
12. Algunas se
resintieron (pronombre)
13. ¡Qué
personaje! (determinante)
14. ¿Cuáles
canciones te gustan más? (determinante)
15. ¿Cuáles te
gustan más? (pronombre)
16. «En un lugar de la
Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme [...]» (determinante)
También se admite otro análisis, más moderno, para los
ejemplos 3, 10, 12 y 15. Se puede considerar que las palabras subrayadas siguen
siendo determinantes y que el elemento nominal es elíptico (recuperable): Esta [casa] es muy antigua; Muchos [invitados] no llegaron a tiempo; Algunas [personas] se resintieron; ¿Cuáles [canciones] te gustan más? A pesar de esto, en la
Nueva gramática básica se opta generalmente por la opción explicada al
principio.
Video de la mesa redonda sobre la
nueva «Ortografía» (CSIC)
En la mesa redonda participaron Salvador Gutiérrez Ordóñez,
académico coordinador de la Ortografía; Elena Hernández Gómez, jefa del equipo
de redacción de la obra y del Departamento de «Español al día»; Leonardo Gómez
Torrego, filólogo e investigador del CSIC; Pilar García Mouton, filóloga e
investigadora del CSIC, y Álex Grijelmo García, presidente de la Agencia Efe.
El prefijo «ex-»
Como se explica en la Ortografía
(2010), los prefijos se escriben unidos a la base si esta es univerbal y
separados si es pluriverbal.
Puesto que, en lo relativo a la escritura de los prefijos,
ex- representa el cambio más importante de la Ortografía, se agrupan seguidamente algunos consejos útiles para
resolver los casos más dudosos cuando se emplea este prefijo; sin embargo,
también se pueden aplicar con otros que se combinan de manera semejante, como cuasi-, (p)seudo- o super-, teniendo en
cuenta el sentido de cada uno y las posibles bases que admiten.
Para comprobar cuál es la base del prefijo cuando lo sigue
la combinación «sustantivo + adjetivo/complemento», pueden tenerse en cuenta
los dos criterios siguientes:
1. Si se puede
suprimir el adjetivo o el complemento y el sustantivo conserva el sentido o la
referencia original, la base es univerbal (el sustantivo): exministro de Cultura,
exjugador uruguayo, examigo de la familia, expresidente ejecutivo del banco, exgerente general
de la institución, exjefe del
Departamento de Recursos Humanos. En todos los casos se pueden suprimir
los modificadores destacados en negrita y la referencia original se conserva: el exministro, el exjugador, el examigo, el
expresidente [del banco], el exgerente [de la institución], el exjefe.
Por consiguiente, se puede realizar el siguiente análisis:
los adjetivos o complementos de Cultura,
uruguayo, de la familia, ejecutivo [del banco], general [de la institución] y
del Departamento de Recursos Humanos modifican a los sustantivos prefijados
exministro, exjugador, examigo,
expresidente, exgerente, exjefe, respectivamente.
2. Si se puede
cambiar el adjetivo o el complemento por otro modificador, como otro adjetivo o
un participio, y la referencia original se mantiene, también la base es
univerbal (el sustantivo): el exministro
ausente, el exjugador citado, el examigo invitado, el expresidente homenajeado,
el exgerente sancionado, el exjefe presente. También las bases univerbales
se pueden combinar con otros determinantes y la referencia sigue intacta: este exministro, aquel exjugador, mi
examigo, etc. A este grupo pertenece la mayoría de los sustantivos que
designan cargos, profesiones, oficios, parentescos o relaciones sociales.
Por el contrario, cuando este prefijo toma como bases grupos
nominales completos (bases pluriverbales), como
en ex chico de los recados, ex niños rebeldes, ex hombre de confianza, ex
ciudadano de segunda clase o ex jefe
de Estado, se escribe separado. Nótense los resultados de aplicar los
criterios mencionados:
- En esos casos no se puede realizar el análisis anterior:
los adjetivos o complementos de los
recados, rebeldes, de confianza, de segunda clase y de Estado no modifican
a los sustantivos prefijados *exchico,
*exniños, *exhombre, *exciudadano, *exjefe, respectivamente.
- Lógicamente, tampoco se pueden elidir los modificadores y
mantener la referencia original: *exchico, *exniños, *exhombre, *exciudadano,
*exjefe.
- No se mantiene el sentido original si se recurre a sustituciones
como las anteriores o a la combinación con otros determinantes: *el exchico citado, *los exniños presentes,
*el exhombre mencionado, *el exciudadano ausente, *el exjefe homenajeado; *este
exchico, *nuestros exniños, *aquel exjefe, etc. Deben mencionarse
obligatoriamente los grupos sintácticos completos: el ex chico de los recados citado, los ex niños rebeldes presentes, el
ex hombre de confianza mencionado, el ex ciudadano de segunda clase ausente, el
ex jefe de Estado homenajeado.
Por último, si entre el prefijo ex- y el sustantivo se interpone un adjetivo, el prefijo se escribe
separado y la base se considera, por tanto, pluriverbal: ex mejor amigo, ex malos compañeros, etc.
Supresión de tildes en la
«Ortografía» (2010)
Amplío un poco lo explicado sobre las tildes en la entrada
anterior de este blog debido a las dudas de algunas personas. También creo
conveniente explicar en qué nos basamos quienes colaboramos en la nueva Ortografía.
A. La conjunción o no
se tilda en ningún caso.
Ténganse en cuenta los siguientes casos:
1. 1 o 2
2. n o s
3. + o –
4. 1 O
5. 10 O
6. 10 O o 20 H
En el ejemplo 1 la conjunción está separada de los números
que coordina y su tamaño es diferente; por tanto, no puede confundirse con el
cero (O).
En el ejemplo 2 deben emplearse otros recursos con función
diacrítica, como la cursiva: n o s, o las comillas: «n» o «s». Lo mismo se
puede hacer en el ejemplo 3.
Por ese afán de encontrar confusiones, desde hace un tiempo
se ha extendido el uso de la tilde a casos como peras ó manzanas, libros ó discos, etc., lo cual no se ha explicado
nunca en los manuales de ortografía.
En los ejemplos 4, 5 y 6 se emplea el símbolo del oxígeno:
O. Se podría aducir que puede confundirse con el cero (0), pero no por eso se
va a tildar ese símbolo. Los símbolos de los elementos químicos son invariables
y se separan con un espacio de la cifra que los precede. Nótese que los
espacios, la forma y el tamaño establecen la diferencia:
- 1 O = un oxígeno
- 10 O = diez oxígenos
- 10 O o 20 H = diez
oxígenos o veinte hidrógenos
También se puede argumentar que a veces se confunden el cero
y la conjunción o cuando aparecen juntos números y letras, como en algunos
códigos: 12301oqO. Efectivamente,
puede darse esa confusión, pero no corresponde a la ortografía dar solución a
esos casos.
Por último, conviene recordar que, según el tipo de letra
empleado o en textos manuscritos, pueden confundirse la ele minúscula (l), la i
mayúscula (I) y el número uno (1), o incluso se pueden confundir con el símbolo
l 'litro(s)', pero esto también tiene solución.
B. Se recomienda no
tildar el adverbio solo en ningún caso.
Desde 1959 se permite no tildar el adverbio solo, excepto
que se produzca ambigüedad. En la nueva Ortografía se recomienda no tildarlo
nunca.
Los casos de ambigüedad con solo se pueden evitar como
cualquier otro de los tantos que pueden presentarse en la lengua. La ambigüedad
está relacionada con el contexto, el orden de las palabras o la puntuación,
pero no con la tilde, que solo marca la vocal perteneciente a la sílaba tónica
de una palabra. Además, hay sinónimos que pueden sustituir a ese adverbio:
solamente y únicamente.
Si se escribe la oración Juan
siempre fue triste, algunas personas pueden considerarla ambigua porque el
verbo fue puede corresponder al
pretérito perfecto simple de ir o al
de ser, pero esto no quiere decir que
sea necesario tildar alguno para diferenciarlo del otro. Algo semejante ocurre
si se escribe Di lo que nos indicaron, donde di puede corresponder al pretérito
perfecto simple de dar o al imperativo de decir, y en ningún caso se requiere
la tilde. Esas oraciones aparecerán en un contexto determinado que eliminará la
ambigüedad.
Un caso como Solo Juan
se sentía mejor tiene una interpretación: Solamente Juan se sentía mejor. Si se pretende decir que Juan,
estando solo, se sentía mejor, debe escribirse una coma después de Solo: Solo, Juan se sentía mejor. Si
estuviera intercalado, el adjetivo estaría encerrado entre comas: Juan, solo, se sentía mejor. Si
empleamos un gerundio, se requiere la misma puntuación: Estando solo, Juan se sentía mejor; Juan, estando solo, se sentía
mejor.
Otros casos, como Solo
tomo café solo, se pueden resolver de la misma forma. En los siguientes
ejemplos se incluyen los sentidos equivalentes al lado derecho:
- Solo tomo café solo
= Solamente tomo café solo
- Solo, tomo café solo
= Estando solo, tomo café solo
- Solo, tomo café
solamente = Estando solo, tomo café solamente
También existe otra posibilidad para el primer ejemplo: Solo tomo café solo = Solamente cuando estoy
solo tomo café, cuya ambigüedad no se resuelve tildando el adverbio (Sólo
tomo café solo) ni sustituyéndolo por solamente, ya que se produce porque el
adjetivo solo puede referirse al sujeto (yo) o al sustantivo café. Compárese
con Solo tomo café endulzado y Solo tomo
café sentado, en cuyos casos no hay ambigüedad. Lo que ocurre es que los
adverbios de foco (como solo, solamente o
únicamente) pueden incidir a distancia sobre otras palabras: en Solamente tomo café solo el adverbio
puede incidir sobre el adjetivo y la oración equivale a Solamente solo tomo café. Esto mismo se puede pensar si se emplea solo al inicio de la oración: Solo tomo café solo.
Como puede verse, la tilde tampoco es una solución para
todos los casos, como algunos creen. El problema principal de los ejemplos
propuestos es la redacción, que implica puntuar adecuadamente y también escoger
las palabras y ordenarlas de manera conveniente. Aun así, de nuevo, hay que
insistir en que es fundamental el contexto (lingüístico o extralingüístico). Si
estoy en una cafetería y le digo a alguien Solo tomo café solo, se entenderá lo
que quiero decir a pesar de la repetición nada recomendable de la palabra solo.
C. Se recomienda no
tildar los demostrativos en ningún caso.
También desde 1959 se permite no tildar los demostrativos este, ese, aquel, con sus femeninos y
plurales, excepto que se produzca ambigüedad. En la nueva Ortografía se recomienda no tildarlos nunca.
Si los casos ambiguos con solo tienen solución, igualmente
la tienen los poquísimos casos que pueden presentarse con los demostrativos
mencionados. De nuevo, la tilde no se justifica porque, si preceden o no a un
sustantivo, los demostrativos (adjetivos o pronombres) se pronuncian siempre
igual: la sílaba tónica es la misma en cada caso (siempre este tiene tónica la
primera sílaba, y aquella siempre tiene tónica la segunda sílaba, por ejemplo).
Los casos que a veces se mencionan tienen problemas de
redacción o de orden sintáctico, como Cuando
estos regalos compran, aquellos libros leen. En este ejemplo, según se
creía y todavía creen algunos, es necesaria la tilde para deshacer la
ambigüedad: Cuando éstos regalos compran,
aquéllos libros leen. El ejemplo, entonces, equivale a Cuando estos compran regalos, aquellos leen libros, que no es
ambigua.
Como se puede ver, la solución está en cambiar el orden de
las palabras. Si fuera necesaria la tilde para desambiguar el ejemplo anterior,
también la necesitaríamos en estos otros y no se ha usado:
- Cuando unos regalos compran, otros
libros leen
- Cuando algunos regalos compran, otros
libros leen
- Cuando muchos regalos compran, pocos
libros leen
Todos esos ejemplos tienen las siguientes equivalencias:
- Cuando unos compran
regalos, otros leen libros / Cuando compran unos regalos, leen otros libros
- Cuando algunos
compran regalos, otros leen libros / Cuando compran algunos regalos, leen otros
libros
- Cuando muchos
compran regalos, pocos leen libros / Cuando compran muchos regalos, leen pocos
libros
Por otra parte, según las teorías gramaticales actuales, no
es necesario diferenciar entre adjetivos demostrativos y pronombres
demostrativos, sino que basta con llamarlos determinantes
demostrativos. A veces aparecerá expreso un sustantivo y a veces no: este
libro, este _. Si se adopta esta teoría, ni siquiera se justifica la oposición
adjetivo/pronombre, que se ha empleado para tildar estas palabras.
D. Se elimina la
tilde de palabras como guion, ion,
etc.
La secuencia de vocal abierta y vocal cerrada átona forma
diptongo desde el punto de vista ortográfico, al igual que la secuencia de dos
vocales cerradas distintas, lo cual no indica que todos los hablantes siempre
pronuncian esas secuencias en una sola sílaba; igualmente, la secuencia de dos
vocales abiertas forma hiato ortográfico, pero no todos los hablantes la
pronunciarán siempre en dos sílabas. Lo mismo ocurre con los triptongos.
Ortográficamente, los diptongos, los hiatos y los triptongos
son convenciones, que sirven para establecer normas y uniformar la acentuación.
Esto nos guía para saber cuándo se tildan o no las palabras. Precisamente por
esta razón consideramos que la combinación ui
forma diptongo ortográfico: cui-da-do,
cui-dar, flui-do, fluir, hui-da, huir, in-clui-do, in-fluir, rui-do, etc.,
aunque no todos los hablantes la pronuncien en una sola sílaba. Algunos dirán in-clu-i-do (dividido en cuatro sílabas)
y otros dirán in-clui-do (dividido en
tres sílabas), pero todos escribimos incluido
y no incluído. También consideramos
que hay hiatos ortográficos en a-cor-de-ón
o le-ón, aunque muchas personas los pronuncien como diptongos: a-cor-deón, león.
Como ya se explicó, nuestra ortografía dispone de dos normas
generales: vocal abierta y vocal cerrada átona (o viceversa) forman diptongo
ortográfico: ca-mión, cie-lo, lai-co,
pei-ne, pien-so, etc.; y dos vocales cerradas distintas también forman
diptongo: ciu-dad, cui-dar, etc.
Si se aplican esas convenciones, palabras como fio, guion o ion son monosílabas, ya que aparece una vocal abierta (o) y una
vocal cerrada átona (i). Lógicamente, algunas personas pronunciarán un diptongo
y otras pronunciarán un hiato en cada caso, pero todos escribiremos fio, guion, ion. También pasa lo mismo
con león: independientemente de que
se pronuncie en una sílaba o en dos, se escribirá león por la convención de que dos vocales abiertas forman hiato
ortográfico.
La tilde no indica división silábica, sino tonicidad, y, en
todos esos casos, el acento prosódico recae siempre en la vocal abierta del
diptongo o, cuando aparecen dos vocales cerradas distintas, recae siempre o
mayoritariamente en la segunda de ellas; es decir, en la palabra guion, el acento recae en la vocal o,
independientemente de que unos la pronuncien en una sílaba o en dos. Lo mismo
ocurre en incluido: aunque existen
las pronunciaciones in-clu-i-do e in-clui-do, el acento recae en la
segunda i.
Por tanto, cuando las personas aprendan español,
pronunciarán o silabearán las palabras como las oigan: gui-on o guion, in-clu-i-do o in-clui-do, etc., pero las escribirán
siempre igual: guion, incluido, etc. Se
deja claro, en consecuencia, que a nadie se le está pidiendo silabear de otra
forma.
Esta aplicación de las normas generales también evita que
haya una serie de excepciones bastante larga: cié, ció, crié, crió, fié, fió, fluí, fluís, frió, fruí, fruís, guié,
guió, guión, huí, huís, ión, lié, lió, muón, pié, pió, pión, prión, pué, puó,
rió, ruán, Ruán, rué, ruó, Sión, trié, trió, truhán. También hay que sumar
las formas del voseo: criá, fiá, guiá,
etc.; criás, fiás, guiás, etc.; criés, fiés, guiés, etc.
Si se considera, por convención ortográfica, que forman
diptongo tanto la secuencia de vocal abierta y vocal cerrada átona (o
viceversa) como la secuencia de dos vocales cerradas distintas, todas las
palabras mencionadas en el párrafo anterior serían monosílabas; además, el
acento siempre recae en la vocal abierta o, si ambas vocales son cerradas,
recae en la segunda, por lo cual la tilde es innecesaria: cie, cio, crie, crio, fie, fio, flui, fluis, frio, frui, fruis, guie,
guio, guion, hui, huis, ion, lie, lio, muon, pie, pio, pion, prion, pue, puo, rio, ruan, Ruan, rue, ruo,
Sion, trie, trio, truhan. Las formas del voseo pasan a escribirse cria, fia, guia, etc.; crias, fias, guias,
etc.; cries, fies, guies, etc.
No pueden confundirse, por ejemplo, pie (forma verbal) y pie
(sustantivo) porque aparecerán en contextos muy distintos, ni tampoco podrán
confundirse hui (forma verbal) y huy (interjección que también puede
escribirse uy) porque, además de
aparecer en contextos diferentes, también tienen grafías y acentos distintos.
Lo mismo vale para los triptongos. Por convención
ortográfica, se considera que los triptongos están formados por la secuencia de
vocal abierta precedida y seguida por vocal cerrada átona: confiáis, desviéis, miau, etc. Si se aplica esa norma general, las
palabras criáis, fiáis, fiéis, guiáis,
liéis, piáis, etc., se consideran monosílabas, y la tilde sobra porque, en
estos casos, siempre el acento recae en la vocal abierta, lo cual es
independiente de que las personas pronuncien esas secuencias en una sílaba o en
dos: criais, fiais, fieis, guiais, lieis,
piais, etc.
En conclusión: se aplican las normas generales de
acentuación que todos conocemos y se eliminan varias decenas de excepciones.
Cada quien seguirá silabeando como siempre lo ha hecho.