Los libros se bajan, principalmente, de Amazon.com y cuestan
99 centavos de dólar. Locke se queda con 35 por ciento de la venta. El resto es
para la compañía que los comercializa por Internet. Se trata de libros de
espionaje, matones y detectives, sazonados con secuencias de sexo y bajos
fondos. Nada nuevo. El ex agente de la CIA, Donovan Creed, asesino de tiempo
parcial, es el conductor de la saga que ya llega a catorce libros en menos de
tres años. Tan sólo en 2011, Locke publicó nueve libros…
¿A dónde conduce todo esto? A mí me da la impresión de que a
ningún lado. Literatura rápida para gente que no le gusta leer sino novelas
entretenidas, de úsese y tírese; que no le van a cambiar la vida, ni el
conocimiento de la realidad, ni el entendimiento del corazón humano. Lo más
alejado a la forma clásica de la novela. Pero, ¿estoy en lo correcto? ¿Por qué
este hombre ha llegado a vender tanto en tan poco tiempo? Quizá la clave se
encuentre en el precio: por menos de un dólar usted puede descargar y leer una
novela con personajes y toda la cosa. Y cuando la termine, la puede almacenar
en el disco duro de su tableta electrónica o mandarla a la papelera. Y venga la
otra, y la otra, y la otra.
Otro tema recurrente, no sé si entre los novelistas
estadounidenses o entre los nuevos productores de novelas electrónicas es el de
la identidad. Como Locke, que comenzó a publicar novelas a los 58 años (ahora
tiene 61): antes fue vendedor de seguros y experto en mercadotecnia. Para
llegar a “intrigar” a sus lectores electrónicos, tuvo que meterse en la
personalidad de un duro y encantador tipo que mata a sueldo, y que conoce del mundo
su parte sórdida. Mucho se ha especulado si es un grupo de escritores o si se
trata de un viejo autor reciclado por un explotador de las nuevas técnicas
digitales de ventas.
Sea lo que fuere, para las editoriales de libros impresos la
cosa no es demasiado simpática. ¿Quién puede competir con libros tan baratos?
Y, lo que es peor, ¿cómo hacer que los lectores de Internet se interesen por
algo tan lejano a su mundo como lo es la lectura en profundidad de textos no
convencionales, escritos para perdurar en la memoria? A una nueva literatura se
asocia una nueva generación de lectores a la que gente como Locke está
satisfaciendo. El nombre de la trama es superficialidad. Sí, de acuerdo. Pero
una superficialidad que está arrasando con los lectores y con los autores de
raza. Tiempos líquidos, diría Zygmunt Bauman.