Foto: César Portillo de la Luz [Album Noche Cubana] |
Marta Valdés
Cuba |
La guitarra de Portillo no se caracteriza por el desglose
tradicional de los acordes, los arpegios o el adorno punteado que tan
profusamente penetró en nuestra rutina acompañante a partir del auge de los
tríos mexicanos encabezados por Los Panchos Y hago una excepción al recordar
dos muestras más que originales, legendarias ambas: los Hermanos Rigual y el
Trío Taicuba. A partir de modelos
insólitos declarados por el propio autor de Contigo en la distancia en una conversación
alrededor del tema: los guitarristas -respectivamente– del Quinteto de Benny
Goodman, y del Trío de Nat King Cole.
Delirio / Autor: César Portillo de la Luz
Intérpretes: Los Ángeles Negros - Canta: Ismael Montes
Ambos -cada cual a su manera– se habían
caracterizado por conferir a la guitarra una independencia que la liberaba del
puro papel rítmico relegado a un segundo plano. En el caso de Portillo de la
Luz, su empleo de respuestas y
diferentes efectos que en nada pueden considerarse como elementos superfluos,
actúa como soporte para el canto, mientras va desplazándose por todo el
diapasón de la guitarra, alternando los motivos más sutiles con momentos donde
predomina una atmósfera fundamentalmente rítmica. A todo esto, dicho así, hay
que añadirle un detalle esencial y es el dominio de la digitación utilizando el
dedo pulgar para “rayar” o desglosar los acordes, en diálogo ameno con la parte
vocal.
Cada una de las propuestas en la guitarra de César Portillo
de la Luz se diferencia de cualquier otra suya o ajena. Ya se trate de la
canción libre o aquélla expresada en el aire rítmico conocido como “slow” en la
jerga de la música popular, ya se trate de sus incursiones en el son, el cha cha chá o cualquier otra variante de
cuantas han conseguido delinear el contorno finísimo de su catálogo, todas
garantizan al oído fino esa gratificante noción de estilo que, con tanta
frecuencia, se desvanece o cae al vacío total, motivada por el conformismo que
las fórmulas de mercado se esmeran en imponer.
Esa guitarra de Portillo, de César Portillo de la Luz, es
obra de la entrega de toda una vida. Digna del más acucioso análisis, de la más
severa valoración, esta veta magnífica de nuestro paisaje musical bien merece
encabezar, los gestos de homenaje que, con motivo de arribar a sus noventa
años, irá recibiendo desde esta columna.