Los Marxistas
Británicos
Eric Hobsbawm, uno de los historiadores vivos más
influyentes, perteneció al grupo de los Marxistas Británicos, preocupados por
ofrecer una visión crítica de la historia y del capitalismo, como también
hiciera la escuela francesa de Annales. Junto a otros investigadores como E.P.
Thomson o Christopher Hill y en torno a la revista Past and Present, se
interesaron por una visión de la historia “desde abajo” protagonizada por el
hombre común y no por los grandes acontecimientos políticos. Sus obras incluían
estudios sobre el movimiento obrero, los campesinos o los primeros movimientos
políticos y sociales de la historia contemporánea como el ludismo y el
cartismo.
La doble revolución
En el libro Hobsbawm plantea su famosa teoría de la doble
revolución, es decir, la Revolución Francesa y la Revolución Industrial son la
vertiente política y económica de un mismo fenómeno, el cambio brusco e inédito
en la historia de la humanidad que abre las puestas del mundo contemporáneo y
conduce al triunfo de un sistema económico, el capitalismo y de una clase
social, la burguesía. Un nuevo mundo cada vez más urbanizado, mejor conectado,
con una capacidad casi ilimitada de producir bienes y servicios, pero también
un mundo desigual económicamente, expuesto a crisis cíclicas y todavía incapaz
de integrar políticamente a las nuevas clases sociales surgidas de la
revolución industrial.
Una visión diacrónica
El periodo que cubre el libro, 1789-1848, es analizado por
Hobsbawm desde un punto de vista no tradicional ya que explica por separado
aspectos económicos, sociales, políticos, las artes. la ciencia o la religión,
en lugar de elaborar un relato sincrónico y lineal. Hobsbawm consigue una
magistral visión de conjunto del periodo gracias a su erudición, que le ayuda a
sostener sus hipótesis sobre numerosas citas y datos estadísticos, y a su talento
como narrador, que convierte la obra en un relato vivo y apasionante de esta
época fundamental.
Las raíces de nuestro sistema económico, político y de
nuestra sociedad analizadas con rigor, inteligencia y narradas con elegancia y
erudición
Principales
aportaciones
Como hemos señalado Hobsbawm desarrolla una teoría en la que
los cambios políticos, económicos y sociales que se producen durante este
periodo pueden ser considerados como una doble revolución: ecónomica, gracias
al triunfo del capitalismo industrial, y política, con las revoluciones
liberales ocurridas en el mundo occidental.
Para la elección de este periodo (1789-1848) se basa también
en los límites temporales de ambas revoluciones, ya que el autor considera que
el primer despegue del gran desarrollo industrial británico comienza en la
década de 1780 y concluye con la primera de las crisis sistémicas del
capitalismo, en 1848. Mientras que la Revolución Francesa de 1789 inaugura un
gran ciclo revolucionario en el que pueblo y burguesía forman coalición frente
al tradicional poder de la aristocracia, ciclo que concluye con las
revoluciones europeas de 1848, en las que la clase burguesa acabará por dar la
espalda al pueblo y a un incipiente proletariado y se mostrará reacia a
profundizar en las reformas democráticas.
Sin embargo Hobsbawm no se muestra excesivamente
determinista (al contrario que otros autores marxistas) al relacionar cambios
económicos y políticos, sino que da una visión de conjunto del periodo dando un
importante peso a factores como los movimientos sociales, la religión, la
ciencia o el arte.
Un libro
imprescindible
La Era de la Revolución, hoy en día un clásico de la
historiografía, es un libro no sólo imprescindible para cualquier estudioso de
la Historia, sino muy recomendable para cualquier persona que quiera acercarse
a uno de los periodos que mejor nos ayuda a conocer nuestro presente. Las
raíces de nuestro sistema económico, político y de nuestra sociedad analizadas
con rigor, inteligencia y narradas con elegancia y erudición.