Especial para La Página |
El reconocimiento unánime que hizo la CELAC al Presidente
Chávez y la designación de Raúl Castro en la Presidente pro tempore de la
Organización, a pesar de las profundas diferencias que subyacen en los gobiernos allí
representados, refleja el alcance de los cambios por los que está transitando
la geopolítica hemisférica, caracterizada por
la pérdida de influencia de EEUU en la región.
Al ponderar los
hechos que antecedieron la fundación de la CELAC, surge de inmediato la
impronta de Chávez, quien con paciencia y sabiduría retomó el proyecto de Bolívar, asumiendo el
papel de arquitecto vanguardista y precursor de la unión de ALC en los nuevos
tiempos.
Primero fue la reserva en solitario sobre la constitución del
ALCA en la Cumbre de las Américas realizada en Quebec en 2001, cuando el modelo
neoliberal y los gobiernos genuflexos al imperio dominaban la escena. A medida que fue cambiando el mapa
político latinoamericano con el acceso al gobierno de nuevos liderazgos
progresistas y de izquierda, el discurso integracionista de Hugo Chávez comenzó
a tener interlocutores receptivos, que cuatro años más tarde enterraron la
iniciativa neocolonial del ALCA en la
Cumbre del Mar del Plata.
Las iniciativas audaces
adelantadas por Venezuela, teniendo como telón de fondo la cooperación
energética y la defensa de la soberanía popular frente a las agresiones
imperialistas, permitieron acelerar el proceso de integración, con diversos y
novedosos mecanismos que marchan a diferentes velocidades y hacia un mismo propósito bajo el principio de
la unidad en la diversidad. Así surgió el ALBA para prefigurar el modelo de
integración más avanzado, con el desafío de superar la integración neoliberal
típica de la globalización capitalista.
PETROCARIBE ha sido
una bisagra entre Latinoamérica y el
Gran Caribe de la mano de Venezuela, vinculando la CARICOM con la construcción
de UNASUR y la CELAC. Fue el Comandante Chávez quien insistió en acelerar el desarrollo institucional de la UNASUR, priorizando los temas políticos y la
defensa de la soberanía popular, dando
frutos tempranos al conjurar las intentonas golpistas en Bolivia y
Ecuador y enfrentar los golpes de estado
en Honduras y Paraguay.