Especial para La Página |
Históricamente las palabras ciencia, filosofía, cosmología y
física han tenido significados diferentes en nuestra propia tradición
civilizatoria. Entiendo por esta tradición la que se inicia en Grecia, continua
en Roma y con el cruce con el cristianismo produce Europa, primero la medieval
y después la moderna. Inicialmente ciencia y filosofía se identificaban en
Grecia en la palabra Episteme, saber
fundamentado diferente de la opinión. Aristóteles las divide en teóricas y
prácticas. Dentro de las teóricas estarían la metafísica, la física, las
matemáticas y la cosmología.
Física cuántica |
La metafísica (aunque la palabra no es suya, ya
vale) trata sobre las ideas más radicales, los conceptos más amplios a partir
de los cuales entendemos todo lo que es, sea lo que sea. Las matemáticas tratan
sobre el elemento cuantitativo, son parciales porque se olvidan de lo
cualitativo. Sirven para la cosmología, porque el único cambio de los planetas
es de lugar y este movimiento es exacto.
Pero no para la Naturaleza, donde
todos los cambios son cualitativos e inexactos. Estos planteamiento no se cuestionan
hasta el siglo XVII (ni siquiera Copérnico los cuestionó).
Joseph Needhman, un gran biólogo e historiador de la ciencia
inglés, mostró a través de un monumental estudio que la ciencia china estuvo
más desarrollada que la europea hasta el siglo XIV. Esto, con los criterios generales
de ciencia experimental: observación y lógica. Pero en el siglo XII todo
cambió. Hubo una revolución científica radical. Aunque algunos historiadores de
la ciencia como Pierre Duhem consideran que hubo una continuidad otros como
Alexander Koyré lo plantearon en términos de discontinuidad. El gran cambio fue
que la experiencia-observación se centró en el experimento, que es un montaje
artificial para probar una hipótesis. Y sobre todo porque se pasó del lenguaje
conceptual al matemático: el universo tiene una estructura matemática, es
matemático. Esta revolución finalizó con Newton y sus principios de física, que
aun llamaba filosofía natural. Pero antes Descartes ya había separado la
ciencia de la filosofía al considerar que la física y la metafísica tratan de
cosas diferentes. La física trata de la substancia extensa, que es la que ocupa
un espacio. Estas substancias se mueven mecánicamente en un espacio. Sus propiedades
reales son las cualidades primarias, que son las que pueden medir la física:
masa, peso... El gran debate entre racionalistas y empiristas era si es posible
o no la metafísica. Los primeros decía que sí y los segundos que no. Para estos
la filosofía trata de la teoría del conocimiento, de la moral o de la política,
pero no del mundo real, ya que las entidades metafísicas (Dios, alma) no forman
parte de lo cognoscible. Kant dejó las cosas en su sitio: aunque la metafísica
no es una ciencia (como la física) es posible y necesaria porque apunta a
cuestiones que el hombre nunca dejará de plantearse: El Mundo como Totalidad,
la existencia de un posible sentido, la naturaleza de ela mente... Sabemos lo
que dice la ciencia pero podemos especular sobre otras cuestiones que por su
temática la ciencia nunca resolverá.
El positivismo intentó eliminar, en el siglo XIX, la
metafísica nuevamente, planteando que era una etapa superada por la ciencia
positiva, la de los hechos. Esta ilusión duro un tiempo en que los científicos
eran positivistas. Pero con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica
la misma física da lugar a preguntas metafísicas, que se hacen los físicos o
algunos filósofos a partir de lo que afirman los anteriores. Hay varios temas
que me parecen muy sugerentes y que iré tratando en sucesivos artículos: la
existencia del tiempo, la naturaleza de la realidad, el determinismo y el azar
y la existencias de universos paralelos. Estas preguntas devuelven al lenguaje
conceptual lo que los físicos formulan en términos matemáticos. El lenguaje de
las matemáticas y el de los conceptos no son incompatibles : tienen funciones
diferentes. Volver al lenguaje conceptual significa entender lo que ocurre. Ni
siquiera es necesario el lenguaje conceptual para probar o aplicar una teoría
física pero sí para entenderla. Como decía Kant, también tenemos derecho a
especular, aunque sabiendo que no es posible demostrar ni probar nada de lo que
afirmemos. Pero la intuición conceptual y la argumentación lógica son poderosas
armas de la razón humana de las que no debemos privarnos.
La filosofía clásica nos da instrumentos conceptuales que
hoy pueden resultar fecundos. Por ejemplo Spinoza. La Substancia única de
Spinoza, de la que la materia y el pensamiento son manifestaciones ( en un
marco de atributos que puede ser infinito) podría relacionarse con el vacío
cuántico. El planteamiento de Kant de que el mundo es una construcción
interactiva entre lo que pone el sujeto y lo que recibe de lo real también está
muy en sintonía con un aspecto de la la física cuántica. Me refiero al planteamiento
de que es el mismo observador el que fija el objeto. Paradójicamente un
filósofo que habría que recuperar es Aristóteles. Digo paradójicamente porque la
física moderna se constituye contra la física aristotélica. Pero un gran físico
contemporáneo, René Thom, ya ha afirmado que hay que volver a Aristóteles. Su teoría
de la materia/forma y de la potencia/acto puede servirnos para entender el
mundo de los posibles que adquieren forma, según los planteamientos cuánticos.