Primero: en situaciones críticas los liderazgos timoratos
son fatales. Se necesitan dirigentes con valentía -como Fidel o Chávez- para
cambiar la historia. Segundo: se pueden rechazar las imposiciones del FMI, pero
construyendo conciencia popular de ruptura con los banqueros y no ilusiones de
reforma de la eurozona. Tercero: en medio de la catástrofe económica es
indispensable suspender los pagos de la deuda, para recuperar oxigeno y retomar
el crecimiento.
Crueldades premeditadas
En las redes sociales circuló de inmediato la acertada
caracterización del nuevo memorándum como un golpe de estado del Euro-grupo. Un
semanario alemán definió ese paquete como “un catálogo de crueldades”. Es más
virulento que todos los precedentes e incluye garantías suplementarias de
ajuste fiscal.
Las exigencias de superávit para pagar la deuda son
brutales. Se generaliza el incremento del IVA, aumenta la edad de jubilación y
se eliminan los subsidios a las pensiones más bajas. También se aplica un
gravamen a la pequeña propiedad, que convierte a las familias empobrecidas en
inquilinos de sus propios hogares. La abolición de la moratoria a los
desahucios facilita los desalojos masivos.
El nuevo programa restaura el neoliberalismo feroz. Promueve
la flexibilización laboral, incentiva los despidos y restringe la negociación
colectiva. Además, libera los precios de productos de primera necesidad y
auspicia una demoledora apertura comercial.
Las privatizaciones son reintroducidas en gran escala. El
remate de los puertos es complementado con la venta de la compañía de
electricidad. El dinero recolectado con ese despojo será entregado a un fondo
manejado por los banqueros. Prefirieron supervisar esa expropiación desde
Atenas, en lugar de gestionarla en su paraíso fiscal de Luxemburgo. Se ha
puesto en marcha el viejo plan alemán de apropiación de las islas más
apetecidas por los turistas.
El programa incluye un reaseguro para obligar a cumplir todo
lo firmado. Al menor desvío se introducen sacrificios adicionales. La esperada
reestructuración de la deuda desapareció del convenio. Sólo quedan vagas
promesas de evaluar el tema en el futuro, mientras el achicamiento de la
economía agranda el pasivo.
El propio FMI estima que la deuda saltará en poco tiempo del
175% al 200% del PBI. Cualquier revisión futura de esa carga consolidará la
transferencia de propiedades al capital extranjero.
El objetivo explícito de esta demolición ha sido humillar a
Tsipras. Merkel lo empuja a gobernar con la derecha y pretende convertirlo en
otro presidente socio-liberal carente de legitimidad. Espera desmoralizar a la
población, destruir a Syriza y facilitar el retorno de los conservadores.
La dureza de la Troika constituye una evidente venganza por
el referéndum. Penaliza el desafío introducido por esa consulta y ratifica que
la democracia es incompatible con la dictadura del euro. El Euro-grupo no
tolera el contundente resultado que esa votación en el país que acunó la
democracia.
El nuevo memorándum sepulta los últimos vestigios de
soberanía y convierte al Parlamento heleno en una sucursal de Bruselas Todas
las iniciativas legislativas deberán contar con la aprobación previa de los
comandantes de la Troika. Sus enviados revisarán las cuentas públicas y como
ocurría en Argentina en los años 90, convocarán de urgencia a los congresistas
para que voten sus exigencias.
Alemania y Estados Unidos
Foto: Claudio Katz |
La potencia germana necesita sustituir con artillería
económica su orfandad militar y su debilidad geopolítica. No cuenta con el resguardo
del Pentágono para empapelar el mundo de dólares y debe subordinar a Francia en
la cogestión de la Unión Europea. Esta superioridad es vital frente a las
inminentes negociaciones por la permanencia de Gran Bretaña en la comunidad.
Alemania golpea a Grecia para emitir una advertencia a todos
los pueblos del Viejo Continente. Rechazó durante cinco meses cualquier
concesión a Syriza y cortó la liquidez de los bancos griegos, para
contrarrestar la insubordinación a la austeridad regresiva y permanente.
Estados Unidos interviene de otra forma. Actúa con mayor
cautela y toma en cuenta las peligrosas consecuencias de la destrucción de
Grecia. Este país alberga cuatro bases de la OTAN, mantiene conflictos con
Turquía y cuenta con más submarinos, aviones y tropas que varios jugadores de
la zona.
Obama ya registró como el estado fallido de Libia perdió
todo control sobre los flujos de inmigrantes a Europa. Grecia es un estado
tapón para la inmensa masa de refugiados que afluye desde África y el mundo
árabe. Además, es la ruta de un proyectado gasoducto y será un activo partícipe
de la nueva explotación del gas costero.
Grecia cuenta con un voto clave en la Unión Europea. Si
busca el sostén económico de Rusia podría utilizar ese recurso, para afectar
las sanciones que aplica la alianza occidental desde el comienzo de la crisis
ucraniana. Al Departamento de Estado también le preocupa la apetencia China por
los puertos de El Pireo.
No sólo estos peligros explican las reservas de Obama ante
la virulencia germana. Estados Unidos despliega un doble juego de sostén de la
Troika y debilitamiento de su principal rival económico en Europa. Por esta
razón, el FMI exige a los bancos alemanes la asunción de una parte del
quebranto griego. Promueve una quita del 30% del pasivo y un periodo de gracia
de 20 años, que deberían solventar las entidades teutonas.
La desestabilización general del Viejo Continente es el
principal temor de Obama. El apriete a Grecia socava la legitimidad de un
proyecto europeo con decreciente sustento social.
El triunfo del No en el referéndum reafirmó la hostilidad
popular a un modelo de unificación neoliberal, que es frecuentemente objetado
en las urnas. Desde el rechazo en la última gran consulta (Tratado
Constitucional del 2005), ese descontento es muy visible.
La crisis helena se desenvuelve en un escenario
internacional convulsivo, que podría ser utilizado por Grecia para hacer valer
sus demandas. Pero este aprovechamiento requiere el coraje que le ha faltado a
Tsipras.
Capitulación y reagrupamiento
La conducta del líder de Syriza pasará a la historia como un
patético ejemplo de rendición. La capitulación salió a flote al día siguiente
del triunfo del No. En vez de cumplir con el mandato de esa votación, Tsipras
se embarcó en una frenética acción por el Sí, archivando todas sus convicciones [2] .
Para congraciarse con los acreedores exigió la subordinación
de la mayoría triunfante a la minoría derrotada. Convocó a los replegados
derechistas y logró la inmediata aceptación parlamentaria del ajuste elaborado
por Hollande.
Ese sometimiento fue insuficiente y Merkel exigió una
subordinación más vergonzosa. Tsipras aprobó entonces, los mismos textos que
denunció durante años y se arrodilló frente a los enemigos que prometió
enfrentar. Hizo exactamente lo opuesto a todos los líderes comprometidos con
sus pueblos, que tomaron riesgos y confrontaron con el orden imperial.
Tsipras argumenta que “evitamos lo peor” sin explicar en qué
consistiría ese mal superior. Ahora justifica la “austeridad con rostro humano”
que tantas veces cuestionó. Conoce, además, la inutilidad del nuevo ajuste.
La economía griega está totalmente exhausta y no digiere
nuevos recortes. El desplome del PBI llegó al 25 % y desempleo juvenil promedia
el 52%. Se estima que el 45% de los pensionistas y el 40% de los niños han
caído por debajo del umbral de pobreza.
La cirugía fiscal que ya realizó Grecia es dos veces y media
superior al recorte consumado en España y ningún economista se atreve a
presagiar el crecimiento. Mientras se apropian del país, los acreedores
continuarán cobrando por una ventanilla lo que otorgan por otra.
Pero el nuevo memorándum puede recrear la resistencia social
que ya se avizora en las huelgas de los empleados públicos. Habrá que ver como
procesa la población un viraje político que genera perplejidad. A la luz de lo
ocurrido en los últimos años hay margen para grandes sorpresas.
El triunfo del No ilustró la extraordinaria capacidad de
respuesta de un pueblo, que en medio de corralitos y campañas de miedo aplastó
a los derechistas. El 60% de rechazo que dejó estupefacto al mundo se elevó al
85% entre los jóvenes.
Esta reacción puso de relieve un aprendizaje madurado al
cabo de muchas extorsiones. La Troika agrede desde hace 6 años e impuso 8
planes de austeridad, a través de 4 gobiernos. La capitulación de Tsipras
introdujo la mayor decepción de todo el período, pero no es el primer chantaje
que enfrentan los trabajadores griegos. Mientras los burócratas del Euro-grupo
vislumbran al país como una simple colonia de vacaciones, continúa resurgiendo
la tradición heroica de resistencia a las ocupaciones coloniales y los nazis.
Algunos analistas comparan el shock que afronta la izquierda
por la rendición de Tsipras, con la conmoción que provocó el primer
sometimiento de la socialdemocracia a las guerras inter-imperiales [3] .
Esta analogía también resalta un peligro actual de
capitalización fascista del descontento popular. Los grupos de choque de
Amanecer Dorado ya tienen un significativo caudal parlamentario y pueden
convertir la impotencia gubernamental de Syriza en una tragedia mayúscula.
Por esta razón urge reconstituir un polo de izquierda
contrapuesto a la capitulación oficial. La rápida visibilidad ese
reagrupamiento permitiría contrarrestar el desanimo que genera la entrega de
Tsipras.
Los primeros indicios de ese polo ya se vislumbran en los 32
diputados de Syriza que votaron contra el Memorándum, los tres ministros
desplazados y el centenar de miembros del Comité Central que desaprobó la
capitulación. Pero la nueva etapa también exige revisar los programas y las
estrategias de negociación.
La ausencia del Plan B
Tsipras aceptó el chantaje de la Troika presentando la
salida del euro como el fin del mundo. Afirmó que ese retiro conducía a la
degradación economía, sin contrastar esa posibilidad con la demolición que
genera la permanencia en la eurozona. Los escenarios de devaluación, inflación,
empobrecimiento o desabastecimiento que se describen en un “Grexit”, omiten
evaluar el terrible contexto actual de atadura a la moneda común.
Syriza arribó al gobierno enarbolando la acertada consigna
de “ningún sacrificio por el euro”. Declaró su disposición a mantener al país
en ese ámbito, pero sin contrapartidas de austeridad. Al cabo de cinco meses de
negociación afloró la incompatibilidad de ambos de objetivos.
La coalición de izquierda también se opuso correctamente a
optar por la simple restauración del viejo dracma, como corolario del modelo
capitalista de devaluaciones que propusieron algunos economistas heterodoxos
(Krugman). Pero contrapuso a esa salida la simple permanencia en el euro, con
la esperanza de un aflojamiento en la gestión de ese signo.
Esta expectativa recreó todos los mitos del europeísmo
benevolente. Esas creencias suponen que las instituciones del continente
unificado son intrínsecamente progresivas, a pesar de su impronta neoliberal.
En lugar de cuestionar esas ilusiones, Tsipras mantuvo la
enceguecida atadura al euro. Renunció a crear las condiciones para una eventual
salida de la eurozona si persistía la exigencia de austeridad. Especialmente se
negó a concebir un Plan B en las negociaciones con Troika [4] .
En este terreno el contraste con la América Latina es
aleccionador. La izquierda de esta región siempre encaró la batalla contra el
ajuste exigiendo la ruptura con el FMI. Ciertamente las condiciones de lucha en
ambas zonas han sido diferentes. Pero entre los sectores progresistas de
Latinoamérica se sobreentiende que la soberanía económica y la autonomía de los
organismos financieros son indispensables para frenar los atropellos de los
banqueros.
Ahora se sabe que la permanencia a cualquier precio en la
eurozona empujó a Tsipras a rechazar el programa alternativo, que presentó
Varoufakis a último momento. Esta opción incluía el control de los bancos para
gestionar una emisión acotada de cuasi-monedas complementarias del euro.
Es importante evaluar lo ocurrido en esas tratativas, puesto
que Grecia y la Troika volverán a la mesa de negociaciones, cuando se verifique
la inviabilidad del nuevo acuerdo. Sólo manejando un Plan B se puede revertir
la extorsión y convertir la eventual salida del euro en una carta del deudor.
Conviene registrar que un retiro heleno de la Eurozona
constituye un enorme peligro para la Troika, que los banqueros ocultan con
previsiones de catástrofe exclusiva para Grecia. En la intimidad saben que esa
salida podría desatar una convulsión financiera general, si el contagio amenaza
a otras economías que bordean la cesación de pagos.
Por esa razón el Euro-grupo también propuso conversar un
“Grexit” ordenado, temporal y protegido. Atemorizado por el chantaje de Merkel,
Tsipras ni siquiera consideró esa posibilidad.
Grecia puede hacer valer a su favor el peligroso escenario
que rodea a la negociación. La Troika tiene preparado un protocolo de sostén
financiero para las economías más afectadas por un eventual “Grexit” (Chipre,
Macedonia, Rumania, Bulgaria, Portugal). Pero no podría extinguir el fuego, si
el incendio se extiende a Italia, España o la propia supervivencia del euro.
El grueso del estabishment
germano supone que una crisis de ese tipo no afectaría a los bancos
recapitalizados desde el 2009. Pero otros sectores advierten la continuada
fragilidad de los grupos financieros, en un escenario internacional de
temblores bursátiles en China y default potencial en varios países (Puerto
Rico, Ucrania). El punto más crítico es el desenlace de todo el ciclo de
altísima emisión, que ha preservado el nivel de actividad económica en Estados
Unidos y Europa en los últimos seis años.
Grecia podría negociar con otra actitud si tiene preparado
el paquete de medidas requerido para salir del euro. Algunas iniciativas ya han
sido elaboradas e incluyen billetes electrónicos y un programa redistributivo
de conversión monetaria [5] .
La comparación con Argentina
A medida que se agrava la crisis helena recobra actualidad
analítica el alivio que sucedió al default argentino. Ese precedente confirma
que la suspensión del pago de la deuda es el único recurso que tiene Grecia
para atemperar la asfixia de su economía. Sólo esa moratoria permitiría
equilibrar la adversa negociación que afronta el país. El antecedente argentino
del 2002-2006, ilustra como un desahogo de las erogaciones externas permite
utilizar los fondos destinados a los acreedores, a la recomposición de la
demanda interna.
Ciertamente en el caso argentino, ese manejo de recursos
fiscales para incentivar el crecimiento complementó un cimiento regresivo
(mega-devaluación y licuación de los salarios) y otro azaroso de la
reactivación (apreciación internacional de las exportaciones). Pero el
precedente es útil para recordar que la suspensión de pagos es una condición
insoslayable para salir del marasmo.
El gobierno kirchnerista suele diluir este dato en la
embellecida presentación de su modelo económico. Supone que este esquema aporta
a Grecia la receta para superar la pesadilla actual. Pero esa copia incluiría
dos aspectos claves -como el canje y el des-endeudamiento- que anularían lo
obtenido con el ahorro inicial de los pagos a los acreedores.
El intercambio de bonos convalidó la reducción de una deuda
que ya estaba desvalorizada e introdujo quitas, cuyo alcance debería ser
re-calculado a la luz de los pagos adicionales realizados por el cupón de
crecimiento. El litigio actual con los fondos buitres ilustra, además, las
consecuencias de aceptar dirimir las controversias judiciales en los tribunales
de Nueva York.
La decisión posterior de pagar puntualmente los compromisos
del nuevo pasivo generó una descapitalización mayúscula del país. Esa secuencia
monumental de erogaciones (173.000 millones en una década) deterioró las reservas,
afectó la inversión y empuja al reinicio del endeudamiento [6] .
Grecia debe seleccionar cuidadosamente lo que corresponde
tomar de la experiencia argentina. Continúa contando con la posibilidad de
declarar una suspensión de pagos, antes de recaer en el caótico default
padecido en el cono sur. En lugar de repetir la represión que acompañó a ese
colapso podría recurrir al sostén popular, con nuevos referéndums que legitimen
la recuperación de la soberanía financiera.
En Argentina las huellas fraudulentas de la deuda fueron
borradas con los canjes. Por el contrario en Grecia se realizó la mayor
auditoria contemporánea de un pasivo dudoso. Esta investigación corroboró la
estafa que realizaron los bancos para financiar su propio rescate. La revisión
aporta valiosos argumentos para refutar la infame presentación de los griegos
como un pueblo de “irresponsables gastadores” [7] .
Las diferencias entre Grecia y Argentina que han resaltado
varios analistas son numerosas, pero no determinan el resultado de un desafío a
la Troika. Argentina nunca incumplió con el FMI y tenia distribuidas sus
obligaciones entre múltiples acreedores privados. El pasivo heleno ha sido
estatizado bajo gestión directa del Euro-grupo e involucra un choque político
más explícito.
También el contexto internacional estabilizado del 2001-2005
contrasta con las turbulencias del 2008-2015. El trauma que en Argentina se
atemperó en un bienio, ya se ha extendido en Grecia seis años. Tampoco es
equiparable una economía exportadora de alimentos con una periferia dependiente
del turismo. Pero las crisis capitalistas que irrumpen en escenarios
diferenciados frecuentemente afrontan dilemas semejantes.
La nacionalización de los bancos es un requisito para la
resolución popular de esa convulsión. No ocurrió en Argentina, pero es muy
factible en Grecia. El estado es accionista mayoritario de las principales
entidades y sólo tendría que ejercer su primacía para recomponer patrimonios,
revisar carteras y recuperar el dinero utilizado en forma dolosa. Esta iniciativa
podría implementarse junto a una reforma fiscal progresiva, que elimine los
privilegios de los armadores y la Iglesia Ortodoxa.
Ninguna de estas medidas figura ya en la agenda de la
coalición gubernamental. Syriza perdió el sentido de su fundación. Tiene un
líder que optó por los poderosos y abandonó a los desposeídos. La izquierda
necesita otro cimiento y otra dirigencia.
Grecia continúa atrayendo los ojos del mundo. Allí se
procesa la mayor experiencia de rebelión europea desde la revolución portuguesa
de los 70. La nueva etapa pos-Tsipras está plagada de interrogantes, pero la
izquierda puede contar con la certeza de una gran solidaridad de América
Latina.
Notas
[1] Economista, investigador del CONICET, profesor de
la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz
[2] Ver: Kouvelakis, Stathis. De lo Absurdo a lo Trágico: Aquellos que dirigen Grecia y a su Izquierda a rendirse deben ser opuestos, 10-7-2015. http://www.resumenlatinoamericano.org . Kouvelakis, Stathis. Es hora de que el temor a la salida del euro ya no nos asuste.
[3] Aprobación de los créditos de guerra al comienzo de la Primera Guerra mundial. Mitralias, Yorgos. Días funestos: Del 4 de agosto de 1914 alemán al 14 de julio de 2015 griego, 16-7-2015, http://cadtm.org/
[4] Las bases de una alternativa fueron expuestas entre otros por Lapavitsas, Costas. El inminente paquete de austeridad, ,19-6-2015, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200171 .
Lapavitsas, Costas. "La solución óptima sería una salida negociada del euro", 26-3-2015 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196961
[5] Ver: Toussaint, Eric. Grecia: alternativas frente a la capitulación, 17-7-2015. http://cadtm.org
[6] Katz Claudio, ¿Cuántos buitres acosan a Argentina?, 1-7-2014,
[7] Informe Auditoría de la Deuda Pública Griega, 18-6-2015, http://www.auditamosgrecia.org/es/resumen-informe-deuda-publica-griega/
[2] Ver: Kouvelakis, Stathis. De lo Absurdo a lo Trágico: Aquellos que dirigen Grecia y a su Izquierda a rendirse deben ser opuestos, 10-7-2015. http://www.resumenlatinoamericano.org . Kouvelakis, Stathis. Es hora de que el temor a la salida del euro ya no nos asuste.
[3] Aprobación de los créditos de guerra al comienzo de la Primera Guerra mundial. Mitralias, Yorgos. Días funestos: Del 4 de agosto de 1914 alemán al 14 de julio de 2015 griego, 16-7-2015, http://cadtm.org/
[4] Las bases de una alternativa fueron expuestas entre otros por Lapavitsas, Costas. El inminente paquete de austeridad, ,19-6-2015, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200171 .
Lapavitsas, Costas. "La solución óptima sería una salida negociada del euro", 26-3-2015 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196961
[5] Ver: Toussaint, Eric. Grecia: alternativas frente a la capitulación, 17-7-2015. http://cadtm.org
[6] Katz Claudio, ¿Cuántos buitres acosan a Argentina?, 1-7-2014,
[7] Informe Auditoría de la Deuda Pública Griega, 18-6-2015, http://www.auditamosgrecia.org/es/resumen-informe-deuda-publica-griega/