De nuevo se han intensificado las presiones de la derecha
internacional y el imperialismo estadounidense, para intentar “doblarle
el brazo” al pueblo de Bolívar y de Chávez, controlar la mayor reserva
petrolera del mundo y darle un golpe mortal al proceso de integración de
América Latina y El Caribe. Una Asamblea Nacional dominada por la MUD, buscaría crear una
crisis política para activar una regresión constitucional, retomar el proyecto
neoliberal arrasando con las conquistas sociales alcanzadas en la revolución bolivariana,
con el retorno de viejas prácticas represivas “made in USA” para contener
la resistencia popular.
A la guerra psicológica y el clima de tensión que ha
caracterizado la polarización de los procesos anteriores, se suma el
descontento y la angustia que vive el pueblo debido a la prolongada escasez, la
inflación galopante y la caída de la actividad económica. En ese contexto
el gobierno no ha logrado articular un plan efectivo para enfrentar la crisis
ni realizado una revisión autocrítica para rectificar los errores, enfrentar
suficientemente la corrupción y el burocratismo enquistado en el aparato del
Estado, lo cual ha creado desesperanza, descontento y un estado de ánimo
desmovilizador en sectores del chavismo. Sin embargo, lo que está en juego el
6D no es un objetivo meramente coyuntural, sino la posibilidad de relanzar la
revolución o perecer en el intento. Por ello, para los chavistas críticos la
abstención no es una opción sino el voto crítico apostando a la revolución.