“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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8/9/14

A propósito de las '16 tesis de economía política' de Enrique Dussel

Víctor Hugo Pacheco Chávez
Se pregunta el escritor inglés John Berger en uno de los artículos que componen su libro Con la esperanza entre los dientes ¿Por qué hay gente que no quiere hacerle caso a Marx, si fue él quien analizó y profetizó la devastación que vivimos ocasionada por la lógica de la ganancia? La respuesta que da me parece recoge el sentido del libro que reseño en esta ocasión: “La respuesta sería que la gente, mucha gente, ha perdido sus coordenadas políticas. Sin mapa alguno, no sabe a dónde se dirige” (Berger 2006, 89). Las 16 tesis de economía política de Dussel pretenden ser una brújula que oriente a los viajeros en su camino y que puedan llegar a su meta, la gestación de una sociedad futura, como lugar incierto: La brújula en el presente impide ir ‘zigzagueando’, retornando, contradiciéndose permanentemente en el camino. Permite avanzar a pesar de que nadie pueda saber a qué tierra prometida llegará, pero se encaminará con seguridad porque existen los criterios y principios que permiten optar en cada decisión e ir iluminando parcialmente cada paso (Dussel 2014, 267).

21/7/14

Rubén Alves | El humanismo mesiánico y el mesianismo humanista

Rubén Alves ✆ 1934-2014
Enrique Dussell
En 1968, mi amigo Rubén Alves defendió en Princeton (universidad presbiteriana estdunidense) su tesis doctoral (que he leído personalmente en su texto mecanografiado), con el título, en inglés en el original, de Hacia una Teología de la Liberación. Por desgracia fue traducida y editada en Montevideo con otro título más de moda en ese tiempo: Una teología de la esperanza, haciendo referencia a la teología del alemán Juergen Moltmann. Los editores no imaginaban que Rubén iniciaba una nueva historia de la teología, y eurocéntricamente los editores no advirtieron la novedad, y con ello despistaron al lector.