- Cien años después de su nacimiento, el 7 de noviembre de
1913, Albert Camus continúa siendo una figura mítica del pensamiento mundial. El autor analiza la
figura controvertida de un hombre que, dice, nació bajo la impronta del
malentendido.
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Albert Camus ✆ Emmanuel Polanco |
Iñaki Urdanibia | Habitualmente,
cuando se habla del autor de «La peste», se establece una comparación con quien
fuera su amigo, y más tarde adversario, Jean-Paul Sartre. El último ejemplo, o
seguro que ya ha quedado superado por otros, el suministrado por Michel Onfray
en su retrato «libertario» -contrapuesto al «autoritarismo» del autor de «La
náusea»- del escritor que nació el día 7 de noviembre de 1913 en tierras
argelinas. Tal vez fue su tendencia a tomar posturas en la vía del ni / ni, del
sí / no, o desde el centro de la contradicción... mirando las cosas del
«derecho y del revés» («me aferro al mundo con todas mis fuerzas, a los
hombres, con toda mi piedad y mi reconocimiento. Entre este derecho y este
revés del mundo, no quiero elegir, no me gusta que se elija») lo que provocó
más de un alboroto y más de un «malentendido»; aunque casi me atrevería a decir
que el primero de ellos, remedando a Calderón, sería el haber nacido: Camus
nació con la impronta del malentendido, y me explico.
Si, según él, era esencial el reconocimiento de los demás, a
él, huérfano de padre -murió en la guerra- le faltó desde el hogar familiar. Su
queridísima madre viuda, pobre, analfabeta, sorda y prácticamente muda, y como
consecuencia de ello,