“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/5/12

Prohibido el Día de la Madre

Gloria Gaitán

Especial para Gramscimanía
No estoy proponiendo que se suprima el día de la madre, solo quiero socializar el hecho de que en el año 2002, inmediatamente después de que tomó posesionó como presidente de Colombia Alvaro Uribe Vélez y luego, a partir del año 2005, cuando la confiscación de mis bienes personales pasaron a manos de la Universidad Nacional de Colombia, me tienen prohibido, junto con mi familia,  el acceso a la tumba de mis padres y de mi abuela: Jorge Eliécer Gaitán, Amparo Jaramillo de Gaitán y Manuela Ayala de Gaitán. Por esta razón, desde hace 10 años, me ha sido imposible,  el día de la madre, depositar una ofrenda floral en sus tumbas. Nos está terminantemente prohibido el acceso y todo esto ante la indolencia general. Cuando se han hecho los reclamos legales respectivos ellos dicen que las puertas están abiertas como para cualquier visitante, pero en el momento en que intentamos llegar al Patio de la Tierra, en el monumento que se erige en homenaje a mi padre y donde están sus tumbas, nos cierran la puerta y nos impiden entrar, lo que ha quedado registrado, incluso, por Noticias Uno.

Quien está encargado del manejo de la Casa-Museo, un individuo de apellido Torres - a quien estoy enviándole copia de este correo -   les dice a los visitantes que mi mamá no amaba a mi papá y que por eso, inmediatamente después de su asesinato, se "largó" (sic) para Europa con su amante.

Tamaña infamia hace parte del propósito de sepultar la memoria de Jorge Eliécer Gaitán denigrando de su familia, cuando bien saben que a mi papá lo enterraron a la fuerza en la sala de nuestra casa para romper la resistencia de mi madre que había jurado que no dejaría sacar su cuerpo de nuestro hogar hasta que no cayera el presidente Mariano Ospina Pérez por ser autor intelectual del crimen.

Mamá tuvo que hacerle frente a grandes dificultades económicas y solo hasta 1952 logró que pudiéramos exiliarnos en Suiza gracias al dinero que capitalizó con  un almacén de antigüedades que puso con Gilberto Hernández. En Suiza mi mamá se asoció con otro anticuario y así pudimos vivir seis años alejadas de la persecución que contra nosotras ejerció el gobierno.

Sufrir el MEMORICIDIO es una etapa terrible para quienes, además de vivir la impunidad y la hipocresía frente al asesinato de nuestros parientes, debemos someternos a la calumnia y a la persecución post-mortem. Es un viejo método de acoso a las familias de los mártires, que está muy bien ilustrada en la condena a José Antonio Galán, el Comunero, firmada por Juan Francisco Pey y Ruiz, Juan Antonio Mon y Velarde, Joaquín Vasco y Vargas, Pedro Catani y Francisco Javier Serna, que dice: será
“… declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al Real Fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esta manera se dé al olvido su infame nombre…”

[Esta reflexión] hace las veces de pequeño homenaje a mi madre y mi abuela en el día en que en Colombia celebramos el día de la madre y yo tengo prohibido acercarme a sus tumbas.