Diversos voceros del gobierno han denunciado el fraude que
se viene cometiendo en la asignación de divisas a viajeros, remesas y pasajes
aéreos, estimulado por la brecha existente entre el dólar oficial y el “dólar
Cúcuta”. La debilidad de los
controles confirmada en los recientes hallazgos de CADIVI, facilitó el robo de los dineros del pueblo por la “vieja” burguesía parasitaria y por la “nueva”, surgida de la alianza entre funcionarios corruptos y empresarios parásitos.
controles confirmada en los recientes hallazgos de CADIVI, facilitó el robo de los dineros del pueblo por la “vieja” burguesía parasitaria y por la “nueva”, surgida de la alianza entre funcionarios corruptos y empresarios parásitos.
De otro lado, los trabajadores han visto reducir
abruptamente el poder adquisitivo de su salario y su nivel de ingreso, porque
los precios de los bienes y servicios se han dolarizado al fijarse con base en
el “dólar Cúcuta”, sin que de este huracán depredador se hayan salvado
los bienes regulados. A pesar del esfuerzo del gobierno nacional por garantizar
el abastecimiento a través de las redes de MERCAL, PDVAL y BICENTENARIO,
también éstas han sido perforadas por las mafias. Esta situación, exacerbada
por una guerra económica que promueve el desabastecimiento y las compras
nerviosas, ha neutralizado el subsidio implícito en el otorgamiento de dólares
preferenciales.
Son síntomas inequívocos del agotamiento de un modelo de
control del cambio, que en la práctica está funcionando como motor de la
escalada inflacionaria y de la corrupción. Esto no se resolverá solo
haciendo más eficientes los controles. Se requiere un cambio radical de la
política económica para atacar la raíz del problema: el capitalismo
rentista-importador empero, sin ceder un milímetro en el control estatal de la
renta petrolera, mediante la asignación de las divisas según las
prioridades del Programa de la Patria. De otra manera este se haría inviable y
se iniciaría el ocaso de la revolución bolivariana.