M. Merleau-Ponty ✆ Karine Daisay |
A lo largo de la historia, las investigaciones en
comunicación, en especial a partir de la década de 1930, desarrollaron algunas
líneas principales que utilizaron las más variadas fuentes para la construcción
de sus objetos de estudio. De manera general, teorías sistémicas —entre ellas
las diversas formulaciones estructuralistas—, abordajes dialécticos y
fenomenológicos predominan en los análisis hechos en las diversas áreas de las
ciencias sociales. Los estudios en comunicación, al partir de esos paradigmas
epistemológicos principales, se desarrollaron haciendo hincapié en
la emisión, en la recepción, en los medios, en el contexto o en el mensaje, según el interés y la realidad sociohistórica de los investigadores, y priorizaron aspectos discursivos, político-económicos o técnicos. Frente al marco epistemológico general, este artículo tiene por objeto destacar la posible contribución de un abordaje fenomenológico de comprensión del ser en el mundo para el desarrollo de los estudios de recepción y prácticas cotidianas de comunicación.
la emisión, en la recepción, en los medios, en el contexto o en el mensaje, según el interés y la realidad sociohistórica de los investigadores, y priorizaron aspectos discursivos, político-económicos o técnicos. Frente al marco epistemológico general, este artículo tiene por objeto destacar la posible contribución de un abordaje fenomenológico de comprensión del ser en el mundo para el desarrollo de los estudios de recepción y prácticas cotidianas de comunicación.
De los diversos debates en la fenomenología, se vuelven
referencia para esta reflexión las ideas del filósofo francés Maurice
Merleau-Ponty. Este, siguiendo la tradición fenomenológica inaugurada por
Edmundo Husserl, desarrolló su pensamiento con énfasis en el concepto ser-en-el-mundo y buscó comprender la
experiencia del mundo vivido y su expresión por el propio cuerpo. Pocos
discreparían que la principal contribución del autor para la filosofía fue el
libro Fenomenología de la percepción,
de 1945, en el cual los principales conceptos merleau-pontyanos ya están esbozados o, de alguna forma, los
análisis anticipan conclusiones posteriores (Müller, 2001).
En la Fenomenología de
la percepción, Merleau-Ponty buscó dar continuidad al esfuerzo de demostrar
los límites del saber científico, superar las diversas dicotomías que pernean
las ciencias y reconocer la fundación de cualquier conocimiento en la
experiencia del mundo vivido. Podrían citarse algunos de esos pares
cuestionados, como sujeto/objeto, alma/cuerpo, interior/exterior y
pensamiento/lenguaje. La intención detrás de la tentativa de ir más allá de
esos pares indicaba un esfuerzo de superación tanto del objetivismo positivista
como del intelectualismo. Esas búsquedas quedan claras en afirmaciones
aparentemente contradictorias como “yo soy la fuente absoluta” y la necesidad
de “volver a las cosas mismas” (Merleau-Ponty, 1966). Para el filósofo no era
posible pensar el ser humano como fruto de relaciones causales. En
contrapartida, los significados dados al mundo no son meras elaboraciones
intelectuales. El ser y el mundo son polos indisociables en la fenomenología.
Para Merleau-Ponty, según la tradición fenomenológica, toda
conciencia es conciencia de algo. Esta sería la forma más simple de describir
el concepto de intencionalidad. En otras palabras, cualquier individuo se
dirige constantemente al mundo, sea por medio de acciones voluntarias
(intencionalidades de acto), cuando se trata de establecer categorizaciones,
por ejemplo, o en las relaciones con el mundo antes de actitudes categoriales
(intencionalidad operante). La intencionalidad operante “hace la unidad natural y ante predicativa del mundo y nuestra vida
[...] proporciona el texto del cual nuestros conocimientos tratan de traducir
en lenguaje exacto” (Merleau-Ponty, 1966); ella remite a la idea de que
cada uno de nosotros seres humanos se dirige constantemente al mundo. En cuanto
seres intencionales, percibimos el mundo que está allá como tejido sólido y
hacemos de él objeto intencional. Son visiones parciales, porque se dan a
partir de nuestra situación en un determinado campo perceptivo en que estamos
en el mundo. En el caso del ambiente de las investigaciones de Educomedios, por
ejemplo:
Están la escuela, alumnos, profesores y objetos culturales
(objetos de arte, productos de la ciencia, de la tecnología, valores, formas de
organización social, etc.), siempre dados a la conciencia de esos sujetos. Eso
significa que son abarcados por la intencionalidad, volviéndose objetos
intencionales para la conciencia de esos sujetos (Bicudo, 2003).Todo aquello
que es percibido por la conciencia, es definido en la fenomenología como
fenómeno, y le es atribuido un sentido en el momento de la percepción por la
conciencia otorgadora de sentido. La percepción, es importante señalar, precede
cualquier actividad categorial. Siendo así, la ciencia, al igual que el
lenguaje y la cultura, es sólo una expresión segunda de esa relación fundadora
(Merleau-Ponty, 1966). Un niño, por ejemplo, percibe el mundo antes de
organizarlo en categorías o por un lenguaje constituido. De esta forma, el
mundo se revela para el sujeto que se dirige al mundo.
>> Texto completo | PDFFabio Botelho J. |
Fabio Botelho Josgrilberg es un
periodista brasileño de la Universidad Metodista de Sâo Paulo (1984), con
Maestría en Estudios de Medios en Concordia University (2000), y doctorado en
Ciencias de la Comunicación, Universidad de Sâo Paulo (2006). Actualmente es
docente en la Facultad de Comunicación Multimedia, gerente de desarrollo de
cursos de la Pro-rectoría de Educación a Distancia e investigador del grupo
Comunicación y Tecnologías Digitales de la Universidad Metodista de Sâo Paulo.
Cuenta con experiencia en temas de: medios digitales y sociedad, educación a
distancia vía satélite e Internet, fenomenología, inclusión digital, políticas
públicas y comunicación.