Foto: Ana Enriqueta Terán |
En esa ocasión la Universidad Latinoamericana y del Caribe le rendía un merecido y significativo homenaje a la poetisa, al conferirle el Doctorado Honoris Causa, como un justo reconocimiento a la obra, la vida y los sueños de la distinguida dama que esa tarde celebramos: “...hermosa poeta, en la flor de los años, dotada de un sentido íntimo y refrenado de la poesía, con una gracia espontánea, muy femenina…”, como la percibe Fernando Paz Castillo, en su primer encuentro (hace ya algunos años).
Quisiéramos detenernos brevemente en aquella
década del cuarenta. Correspondientes a este mismo año 1946 (o quizás a 1947)
son cuatro sonetos publicados tal vez en El País, La Esfera o El Universal de Caracas (dos de ellos incluidos en el
libro Verdor Secreto, de 1949), y ubicados en el archivo personal del
desaparecido escritor cojedeño José Carrillo Moreno, gracias a la acuciosidad
investigativa del poeta Miguel Pérez, quien prepara un ensayo sobre este
prolífico autor venezolano y nos ha suministrado el facsímil (sin dato
editorial), producto de sus pesquisas infatigables. Estos sonetos, publicados bajo el título Poesía
Nacional Contemporánea y el subtítulo Sonetos Inéditos de Ana Enriqueta Terán,
revelan a una escritora en equilibrado dominio de su oficio creador, expresando
el dolor de la propia soledad, en tránsito hacia un tono deslumbrante y amoroso
que alcanza su plenitud cuando escribe en este cuarteto: “Si mi voz recobrara lo perdido / y el corazón su clara transparencia,
/ si mis ojos hallaran la inocencia / en todo el campo de lo ya vivido…”
Luego, vendrán, sin solución de continuidad,
porque nuestra autora no cesa de escribir: Verdor
secreto y Presencia terrena (Montevideo,
1949), Testimonio (editado aquí en
Valencia, en 1954), De bosque a bosque
(Caracas, 1970), El libro de los oficios
(Caracas, 1975), Libro en cifra nueva
para alabanza y Confesión de Islas
(textos escritos entre 1967 y 1975), Música
con pie de salmo (de 1985, con textos escritos entre 1952 y 1964), Libro de Jajó (con textos escritos entre
1980 y 1987), Casa de pasos (con
poemas escritos entre 1981 y 1985), Casa de
hablas (Caracas, en 1991), Albatros
(editado en Mérida, por la Universidad de los Andes, en 1992), Décimas andinas (de 1998), La poetisa cuenta hasta cien y se retira (selección
de textos publicada, en edición bilingüe, por la Universidad de Princeton, en 2005)
y Autobiografía (en tercetos trabados
con apoyos y descansos en Don Luis de Góngora) (Gobernación Bolivariana del
estado Trujillo, en 2007).
En todos estos textos, Ana Enriqueta Terán
Madrid asume vivencialmente el misterio, esa nueva modalidad del conocimiento
que el alma acepta deliberadamente.
Porque en sus versos el lenguaje va y viene en una rítmica
peregrinación: del dolor a la angustia, de la desesperación a la esperanza, del
júbilo a la duda, como el agua que, agitada por un molino inmenso, estruja la
incesante vendimia, el aluvión sorpresivo, en donde se descubre la evidencia
irresistible, en una suerte de zozobra metafísica que le crece desde del fondo:
la de haber lanzado desde su arco las flechas acuminosas de las preguntas sin
respuestas.
Colaboración
especial de mi amigo Julio Rafael Silva Sánchez, una amistad que ha traspasado
el medio siglo