Michel Foucault ✆ Thierry Ehrmann |
Por otro lado está en un momento algo crítico. Está pasando,
de manera original, por la tercera etapa de una gran parte de los filósofos de
su generación: el anticomunismo. Militancia en el PC, izquierda radical y
anticomunismo. La aureola que le ha acompañado por los efectos de Mayo del 68
se va evaporando. Pero Foucault es lo suficientemente crítico como para no caer
en la trampa de los nuevos filósofos, que se convierten al liberalismo.
Foucault está implicado en muchos movimientos reivindicativos, sobre todo por
su apoyo a los disidentes del
Este. Se ha metido en alguna historia confusa, como la defensa de presos comunes de dudosa trayectoria. Ha manifestado su apoyo a la revolución iraní cuando se está viendo su deriva totalitaria con Jomeini.
Este. Se ha metido en alguna historia confusa, como la defensa de presos comunes de dudosa trayectoria. Ha manifestado su apoyo a la revolución iraní cuando se está viendo su deriva totalitaria con Jomeini.
La relación que Foucault mantiene con los socialistas es,
por otra parte, ambigua. Están a punto de ganar las elecciones y Foucault
manifiesta sus simpatías por Michel Rocard, representante de la “tercera vía”
en el PSF. Foucault es cada vez más antiestatista. Filosóficamente sus últimos
seminarios en el Collège de France han sido sobre la macrofísica del poder en
el gobierno liberal ( “Hay que defender la sociedad” y “Seguridad, territorio y
población”). El curso 1978/9 lo dedicará a la biopolítica, concepto que ha
permitido trabajos posteriores fundamentales, como el de Nikolás Rose.
Entre 1979 y 1984 Foucault da cinco seminarios en el Collège
de France : “El gobierno de los vivos”, “Subjetividad y verdad”, “La
hermenéutica del sujeto”, “El gobierno de sí y de los otros” y “El gobierno de
sí y de los otros : el valor de la verdad”. Se han publicado artículos y
entrevistas y están a punto de aparecer los volúmenes 2 y 3 de su “Historia de
la sexualidad” : El uso de los placeres y la inquietud ( o cura) de sí . El
primer volumen, “la voluntad de saber” había aparecido en 1976.
Estos últimos años suponen un desplazamiento de la
problemática planteada por Foucault : si del saber pasó al poder ahora pasa al
sujeto. Para algunos es una sorpresa, ya que el tópico de estructuralista
aplicado a Foucault supone la desaparición del sujeto. También sorprende su
reivindicación de la tradición ilustrada, especialmente de Kant, cuando se le
ha aplicado el tópico de postmoderno. Finalmente, sorprende su interés la
serenidad antigua, cuando se ha considerado, como discípulo de Bataille, un
apologista del exceso y de la transgresión.
Foucault, por su parte, niega que haya habido un cambio.
Reestructura su trayectoria filosófica de una manera coherente. Como plantea
José Luis Moreno Pestaña en su Convirtiéndose en Foucault , Foucault algo
tramposo al señalar sus influencias : siempre lo hace de la manera que le
resulta más rentable. En todo caso el año de su muerte se publica un
Diccionario de Filosofía en la que él escribe, bajo la seudónimo ( “Maurice
Florence”) , la entrada Foucault. En este texto plantea la absoluta coherencia
de su trayectoria filosófica, que él denomina crítica. Lo que hace es una
Historia crítica del pensamiento.
No en el sentido de una historia de las ideologías o de las
representaciones, sino de lo que llama focos de experiencia, es decir
la manera como se constituyen históricamente un sujeto y un objeto y unas
relaciones de poder. Rechaza los universales y en este sentido se considera un
escéptico. Se trata de analizar los juegos de verdad ( “juego” quiere decir
estrategias )y las prácticas que delimitan campos de poder. El sujeto lo es de
un saber posible, de unas prácticas de gobierno y de una relación consigo
mismo.
¿De que tratan sus últimos estudios, es decir sus últimas
experiencias? Porque para Foucault cada libro, es decir cada investigación, es una
experiencia propia. Tratan del gobierno de sí y del gobierno de los otros. Del gobierno
de si nunca había hablado. Es la hermenéutica del sujeto a partir de los
análisis sobre las tecnologías del yo que aparecen en los textos antiguos:
griegos, romanos y en el cristianismo primitivo. Foucault nos permite abrir un
horizonte interesante: entender la vida como una obra de arte, como un estilo
de existencia, como un trabajo sobre uno mismo. No se trata de repetir a los
antiguos. No es ni posible ni deseable : solo hay que aprender de ellos lo que
podamos utilizar. Tampoco en seguir la propuesta de Sartre de su moral de
situación porque para Foucault no hay una existencia auténtica frente
a la mala fe. De la misma manera no se trata seguir las
disciplinas psi como búsqueda de uno mismo. No hay nada que descubrir: el yo es
una invención. El sujeto debe construirse, no descubrirse.
¿Qué trata del tema del gobierno de los otros Foucault
en sus últimos escritos ? Foucault había tratado el tema del gobierno liberal,
como gobierno indirecto de las conductas. Muy relacionado con la herencia
cristiana del poder pastoral, el poder sobre las almas. Pero sobre todo tratará
el tema de la parresía como complemento de la isegoría. Es
el coraje de decir la verdad será el complemento de la igualdad
delante d ella ley. No se trata solamente de poder hablar, sino de poder
criticar. La democracia necesita de gente que utilice la palabra para decir la
verdad a los gobiernos, no para adularlos. En este sentido Sócrates y los cínicos,
desde diferentes posiciones, pueden enseñarnos muchas cosas.
Michel Foucault murió prematuramente cuando estaba
trabajando estos temas. No es justo ponerle ahora la etiqueta de dandi o de
liberal. Foucault abrió estos últimos años muchos horizontes. Horizontes útiles
y fecundos para una izquierda renovadora. No hay que mitificar ni que atacar a
Foucault. Hay que leerlo porque nos puede dar mucha luz para entender nuestro
mundo. Es lo que él llamaba hacer una ontología del presente. Utilicemos
sus palabras como él nos proponía: como una caja de herramientas.
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