“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

7/1/16

El que tenga oídos que oiga… — Hay que tomar la ofensiva en el nuevo escenario político

“El que tenga oídos que oiga, el que tenga ojos que vea” Mateo 13:9-19

Gustavo Márquez Marín   /   Dirigiéndose a quienes no perciben la realidad a pesar de tenerla frente a sí, bien sea porque se niegan a aceptarla o porque un velo cultural o ideológico le impide percibirla, el Presidente Chávez citaba con frecuencia al apóstol Mateo.  Si en algún momento cobra sentido ese llamado para los revolucionarios, es precisamente ante al descalabro político ocurrido el 6D.  Más diáfano no pudo ser el mensaje enviado por el pueblo, incluyendo a los más de 2 millones de chavistas que se abstuvieron o votaron nulo, para mostrar su descontento con la gestión de gobierno y exigir un cambio  en las políticas públicas y en la conducción del proceso.

El  Presidente Maduro, tras conocerse los resultados electorales, reconoció “el triunfo de la guerra económica”,  que es una manera eufemística de aceptar la derrota,  o  lo que es lo mismo, de aceptar implícitamente que el fracaso no solo es consecuencia de la injerencia externa, sino también, de las políticas desacertadas e ineficaces con que el gobierno ha tratado la crisis económica.

No solo es un imperativo evaluar la pertinencia de la estrategia aplicada en la coyuntura, sino hacerlo, pero relevando a los responsables de la derrota y convocando a otros que estén en condiciones de asumir la nada fácil tarea de maniobrar la tempestad, para conducirnos a puerto seguro. Cuando se ejerce el gobierno y la consulta incluye a toda la sociedad, la revisión crítica es una exigencia  de la ética revolucionaria. Eludirla, intentando culpar al soberano,  al calificarlo como “desagradecido y traidor”, es un síntoma de decadencia de un liderazgo que está perdiendo las perspectivas de su misión.

En las actuales circunstancias, con un pueblo que reclama un  “golpe de timón” para estabilizar la economía, atacar la corrupción y  fortalecer el Poder Popular, considerando que ello le devolvería la iniciativa política al gobierno, al abandonar la postura defensiva que ha venido teniendo frente a la amenaza  restauradora de la MUD ¿Qué haría Chávez? Me imagino que  daría un paso al frente al igual que lo hizo el 4F. Asumiría críticamente su responsabilidad y emulando a Bolívar, tomaría la ofensiva en el nuevo escenario político.
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