Foto: Zigmunt Bauman |
Al igual que con las estrellas de rock y los poetas, existen
dos tipos de pensadores: los que se ganan la fama casi al finalizar la
adolescencia y los que la alcanzan tras un largo proceso de maduración. Jim
Morrison, Rimbaud, Hume e incluso Foucault pertenecen al primer grupo. Sus
vidas suelen ser como un relámpago. Acaban pronto y además lastiman a todo
aquél que se acerca demasiado. Van Morrison, Kant, Hessel, Saramago o, por
supuesto, Zigmunt Bauman se corresponden con el segundo tipo. Mas un largo proceso
de maduración no implica una vida sin sobresaltos ni exilios, sobre todo la de
un judío nacido en Polonia el 29’. Una biografía siempre es la historia de una
herida, y Bauman posee varias cicatrices, entre ellas las del nazismo y el
estalinismo.