Víctor José de Vargas e Irausquín
Antecedentes de otra gran estafa
Realmente no hay cifras confiables sobre las fortunas de venezolanas depositadas en el exterior, pero se calcula muy conservadoramente que pudieran por encima de los 200 mil millones de dólares, es decir 5 veces mayor que las reservas internacionales de Venezuela.
Entre los más destacados saqueadores de nuestro país, están los banqueros que en enero de 1994 provocaron aquella crisis que significó una erogación de cerca 10 mil millones de dólares en “ayudas” recibidas del gobierno del Dr. Rafael Caldera, quien decidió intervenir el Banco Latino y después el Banco Progreso, de Orlando Castro, y seguidamente los bancos Principal, Italo, Profesional, Amazonas, Bancor, Barinas, Construcción,
Fueron en total de 15 bancos, mas la maraña de subsidiarias y relacionadas, que representaban casi el 40% de los depósitos del sistema bancario venezolano, cuyos capitales se habían esfumado. A la par, otros bancos se permitieron un crecimiento exagerado, al recibir los depósitos de los bancos que habían sido “afectados”. Hay que recordar que los años precedentes a este gigantesco fraude fueron muy movidos y los hechos más destacados fueron las rebeliones militares de 1992, la defenestración en 1993 de Carlos Andrés Pérez, a lo que se le sumó la caída de los ingresos petroleros, un espantoso déficit fiscal y la enorme inestabilidad del sistema financiero venezolano.
Las tasas de interés llegaron a rondar el 100%, las fugas incontroladas de capital fueron gigantescas, las reservas internacionales cayeron a 2.060 millones de dólares, ante la pasividad del gobierno y del Banco Central, que había implantado el llamado sistema de “crawling peg”, después vino el régimen de flotación y una fuerte devaluación del bolívar. En mayo de 1994 el sistema de flotación fue reemplazado por el sistema de subasta.
Con ese relajo generalizado en el sistema financiero venezolano, se hizo inevitable una crisis gigantesca y el sistema bancario venezolano comenzó a generar unas supuestas y cuantiosas pérdidas, cuyo detonante fue el Banco Latino, que desde finales de 1992, cándidamente se presentaba con “problemas de liquidez”, cuando en realidad, el Banco Latino había sido prácticamente saqueado.
Caldera y sus asesores, entre ellos Teodoro Petkoff, en lugar de admitir la existencia de una crisis financiera, se hacen los desentendidos con lo que inevitablemente se agudizó el problema.
¿Saben los venezolanos que tienden a olvidar, cuáles fueron algunas de las consecuencias que generó la crisis bancaria?: Disminución del Producto Interno Bruto (PIB) de casi 3%, contracción de la demanda agregada interna de 4,5%, fugas de capitales por casi 4 mil millones de dólares, una tasa de inflación de 71% y devaluación de la moneda en un 70%.
Gracias a
A pesar de que el “Financial Times” de Londres, auguraba hace poco un eventual colapso de la banca venezolana como consecuencia de la decisión tomada por el gobierno del presidente Chávez de obligar a la banca a vender las llamadas “notas estructuradas” por un valor de 5.600 millones de dólares, la realidad, la cruel realidad, les golpeó la cara una vez más, porque sucedió todo lo contrario y no sólo se salvaron de la hecatombe financiera que sacude a los EE.UU., sino que no se vieron afectados los denominados “títulos de deuda soberana”.
"Tengo la certeza que cuatro o cinco bancos no podrían mantenerse un año más" dijo el sesudo analista Cesar Aristimuño, quien añadió que si sólo un puñado de bancos es afectado seriamente, esto puede terminar dañando completamente al sistema. Hasta el desaparecido banco Lehman Brothers se atrevió a pronosticar lo que no pudieron hacer con ellos mismos y a través de un vocero muy “calificado” el economista Gianfranco Bertozzi, expresaron: "El daño al sector bancario será mayor si la regulación es aplicada rigurosamente” Resultado: se aplicó tal cual y no pasó nada.
Gracias al control de cambios implantado desde febrero del 2003 el precio del dólar quedo sujeto a Bs. 1.600; en el 2004 se estableció en Bs. 1.920 y a partir del año 2005 quedo en Bs. 2.150 (Bs.F. 2,15), lo que ha generado reservas cercanas a los 40 mil millones de dólares. Con la implantación de esta política se buscó evitar la fuga de capitales que se había acentuado desde 1999 por la incertidumbre política en el país, que culminó en el golpe de estado del 2002 y el paro petrolero del 2002-2003; y segundo para evitar que la presión en el mercado cambiario pudiera forzar a una devaluación del bolívar. Ambas metas se lograron.
A los 40 mil millones de dólares que tiene Venezuela en reservas internacionales, se le suma una cantidad similar que están en el Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden), más los fondos con China e Irán y el banco binacional ruso-venezolano, que otorgan al sistema financiero venezolano una sólida garantía de unos 100 mil millones de dólares. ¿Qué tal?
¿Quienes pudieran estar implicados en la “movida” de Madoff?
Los ricos venezolanos son muy frasquiteros, al contrario de los recontrarricos gringos, que generalmente pasan desapercibidos, como el fulano Bernard Madoff. Nuestros ricos son muy proclives al lucimiento personal como el señor Lope Mendoza, presidente del Banco Venezolano de Crédito, que no pierde ocasión para hablar mal del gobierno, el mismo que ha evitado su ruina. Pero los inevitables e infaltables en la “lista Madoff” son Gustavo Gómez López (Banco Latino) quien se habría asociado a Eduardo Gómez Sigala (Grupo Polar) y a Central Banco Universal, el cual aparece en la lista de los bancos privados venezolanos que atraviesan en la actualidad, como sucedió tres lustros atrás, con graves “problemas de liquidez”.
Otro infaltable sería José Álvarez Stelling (Banco Consolidado), quien está fugado del país y que se ha dedicado, a falta de bancos propios en Venezuela, a “administrar” el dinero que ilegalmente se llevó de Venezuela. Este señor maneja las financieras Rimini Holdings Ltd., radicada en Gran Bretaña y Álvarez Stelling Investment (Astinvest) en España, a nombre de quienes está un banco en este último país.
Fuentes muy confidenciales han revelado que dentro del país los más seguros inversionistas que cedieron a los encantos de Madoff, son Juan Carlos Escotet (Banesco) y Nelson Mezerhane (Banco Federal), quienes habrían invertido millones de dólares de sus clientes; así como Víctor Vargas, del Banco Occidental de Descuento (BOD), quien con su “agresiva” política financiera, logró engullir al Norvalbank, a Valencia EAP, al Banco Monagas y al Fondo de Activos Líquidos BOD, a través del holding Cartera de Inversiones, con negocios en banca, seguros, petróleo, redes de gasolina, gas e inmuebles.
Como se sabe, Víctor Vargas tiene una larga y vieja relación con Emilio Botín y el Banco Santander de España, el mismo que quedó engarzado con 2.330 millones de dólares de sus clientes, en productos gestionados por Madoff. Cuando se planteó la negociación entre Vargas y Botín por el Banco de Venezuela, el primero entregó en garantía bonos, de acuerdo a lo que publicó el diario 'El Universal', de Caracas, citando “fuentes financieras”, hecho ratificado posteriormente por el presidente Chávez. Los bonos que Vargas entregó a Botín habrían sido entregados como “muesca” del precio que pactaron y que rondaría los 1.200 millones de dólares, parte de los cuales se los había embolsillado Madoff.
Víctor José de Vargas e Irausquin, como se hace llamar ahora, se codea con la realeza europea porque casó a su hija María Margarita con Luis Alfonso de Borbón, bisnieto del general Franco y duque de Anjou, entre los “grandes” de España. Los amigos de Vargas son recibidos en su mansión de Florida, situada en Palm Beach, que le fue vendida por George Lindemann por la irrisoria suma de 70 millones de dólares.
El dinero de don Víctor estaría colocado en un subfondo denominado Optimal Strategic, de EE.UU., del que Madoff era el responsable de "ejecutar sus inversiones", según el Banco Santander.
Les aseguro que pronto habrán nuevas y sorprendentes revelaciones.
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