“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

6/4/12

La plaza de Santamaría / Cuna del Poder Popular

Gaitán hablando a la multitud
en la Plaza de Santamaría
Gloria Gaitán

Especial para La Página
Las acciones colectivas, como Jorge Eliécer Gaitán llamaba la participación 1 - ya que este último término no era aún utilizado en el lenguaje político o administrativo -, constituyeron el eje central de su accionar, tanto como dirigente político, como en su desempeño como alcalde de Bogotá, Ministro de Educación y de Trabajo y Seguridad Social.

Jorge Eliecer Gaitán
@ Alipio Jaramillo Giraldo
En 1936 afirmó, al ser designado Alcalde de Bogotá: “Mi programa va a ser de acción colectiva. Los colombianos deben dejar de ser espectadores, transformándose en actores… y deben trabajar por el bien de la comunidad, más que por sus propios intereses”.2 Objetivo que cumplió con creces. El diario El Tiempo comentará: “supo también despertar el espíritu público en proporciones no conocidas antes. Contó con el apoyo resuelto de la ciudad y colaboró con ella, como ella colaboró con él, con un éxito que sería injusto no reconocer”. Y el diario El Espectador propondrá: Gaitán merece el título de “Descubridor del Espíritu Público”.

Pero es, a partir de 1946, cuando la columna vertebral de la militancia gaitanista, que eran las acciones colectivas protagonizadas por el pueblo, adquirirán una dimensión nacional inconmensurable, marcando y definiendo, en forma contundente, la ruta de la política colombiana.

Dos facciones con un mismo nombre

Desde el año 1933 había afirmado: 
“Las ideas que hoy proclamamos son las mismas que sosteníamos ayer como intérprete de la masa que se halla en contraposición de sus dirigentes, aún cuando ambas fuerzas se cobijen con el nombre de liberales. Bastará que las masas lleguen a un plano de relativa conciencia para que el rompimiento se presente y comprendan la trivial verdad de que sus intereses no pueden ser resueltos por quienes tienen intereses contrapuestos”3.
Ese momento llegó en 1945, cuando el doctor Eduardo Santos, ex presidente de la República, dueño del diario El Tiempo y jefe único del Partido Liberal, reunió en su oficina a un selecto grupo de dirigentes liberales – que el pueblo llamaba “La Rosca” - para acordar la nominación del candidato oficial del Partido Liberal, resultando escogido el doctor Gabriel Turbay.

De inmediato Gaitán saltó a la palestra desde la tribuna que ocupaba semanalmente en el Teatro Municipal de Bogotá (que años más tarde fue demolido por Álvaro Gómez Hurtado, en el gobierno de su padre, para borrar la memoria de aquellas conferencias políticas que informaban al pueblo y lo orientaban en su lucha contra las oligarquías) y convocó a una gran CONVENCIÓN POPULAR, para que el pueblo señalara, en forma directa, el nombre de quien debía ser el candidato del liberalismo. “La democracia – dijo – no consiste en votar por quienes han sido escogidos por una exigua camarilla. La democracia exige no solo votar por un determinado candidato, sino escogerlo en asamblea popular multitudinaria”

Convención popular en 1946, Plaza de Santamaría
Fue así como se inició una gigantesca movilización, con gentes provenientes de todos los rincones de Colombia que, a pie, en bus, a caballo, por tren, atravesando ríos, llanuras y montañas, llegaron hasta Bogotá para reunirse en el PLAZA DE SANTAMARÍA, cuya forma – como la mesa del Rey Arturo, redonda y sin cabecera -, situaba a cada uno en igual lugar de importancia. Y allí el pueblo, que había llegado por sus propios medios, sin buses alquilados, ni mariachis, ni conjuntos vallenatos para atraer público, proclamaron democráticamente a Jorge Eliécer Gaitán como CANDIDATO DEL PUEBLO.

Al llegar al PLAZA DE SANTAMARÍA, mi padre casi no puede contener las lágrimas, como se ve en esta fotografía, razón por la cual, a partir de ella, pedí al Banco de la República que ilustrara el billete de mil Pesos.

Con disciplina insuperable, rompiendo todos los obstáculos económicos y geográficos, allí estaba el pueblo comenzando a tejer una democracia edificada desde abajo. Era un paso más hacia el objetivo central del gaitanismo: sustituir la Democracia Representantiva, o burguesa, por una Democracia Directa o popular. Así lo había proclamado años atrás:
“Lo que queremos es la democracia directa, aquella donde el pueblo manda, el pueblo decide, el pueblo ejerce control sobre los tres poderes de la democracia burguesa: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y que, además, garantice la equidad en el aspecto económico. Allí donde el pueblo es el pueblo, el pueblo ordena y ejerce un mandato directo sobre y en control de quienes han de representarlo. Todo esto exige trabajar honda y apasionadamente en el cambio de una cultura que despierte en el pueblo voluntad para regir directamente sus destinos y exige un profundo cambio constitucional para disponer de una Constitución acorde con la necesidad de un mandato popular directo sobre los destinos de la patria, que elimine los filtros que la democracia burguesa establece y defiende”.
El Movimiento Gaitanista se organiza

Por segunda vez, Gaitán se separa de la organización oficial del Partido Liberal. Primero lo hizo tratando de fortalecer un movimiento socialista, como la UNIR, que fracasó debido al apego inconsciente de las masas por el motete de “liberal”, fenómeno que Gaitán calificó de quiste psicológico definiéndolo así: “Los partidos colombianos han tenido un proceso, han tenido sus antecedentes, sus luchas, han realizado su esfuerzo, parido sus glorias y su historia. Eso ha ido dejando un remanente de subconsciencia. El que oye pronunciar la palabra conservador o liberal, al reaccionar ante ella, no está respondiendo con criterio ideológico. Está respondiendo su subconsciencia, su estrato sicológico, esto es un proceso que se ha acumulado”.4

Gaitán candidato, en la Plaza de Santamaría

Formado en psiquiatría durante sus estudios de doctorado en derecho penal en Roma, conoce el papel que los “quistes psicológicos”, a manera de muro de contención, frena el cambio. Comprende que lo que hay que hacer es tomarse al Partido Liberal para convertirlo en el Partido del Pueblo. Dirá: “Lo que buscamos es que el pueblo conservador se venga para el partido liberal y la oligarquía liberal se vaya para el partido conservador. Así estaremos claros”.5

La toma del Partido Liberal

Poco tiempo tuvo el Movimiento Gaitanista para prepararse para las elecciones del 5 de mayo de 1946. Ganó el candidato conservador, Ospina Pérez, pero ya el Movimiento Gaitanista había tomado cuerpo y era una fuerza con la que tenía que contar el país.

El 25 de mayo de 1946, en el Teatro Municipal, propone que se realicen elecciones en todos los municipios de Colombia para escoger en el liberalismo, dentro de las dos corrientes, proporcionalmente a los votos obtenidos por cada facción en las pasadas elecciones, a los delegados que habrán de concurrir a una gran constituyente popular para elaborar los estatutos del liberalismo. Para exponer su propuesta dice:
“Necesitamos una convención de carácter popular. ¿Cuál sería el medio? Evitar esos filtros que desfiguran la voluntad popular. Que directamente el pueblo, en una convención sin precedentes, eligiera sus representantes ¿En qué forma? Los municipios mandan sus delegados de acuerdo con la proporción que hayan dado en las últimas elecciones sumadas las dos corrientes. Y directamente el municipio se hace representar en una convención popular y directa”.
“Habrá obstáculos diversos. Se dirá que es demasiado numerosa porque pasará de mil delegados… ¿Por qué no se reúne en el PLAZA DE SANTAMARÍA en presencia del pueblo para deliberar? ¿Que sería una algarabía anárquica? Niego al margen. Hay una masa que tiene una profunda capacidad de crítica, de severidad y de respeto. ¿Que va a ser difícil pagar el traslado de los delegados? No va a ser difícil. Los elegidos sentirán orgullo de venir a esa convención y sé que a ese orgullo, en el más grande concierto popular del partido, sacrificarán lo que sea necesario sacrificar, porque los liberales darán el dinero necesario para hacerse representar”.
Fue así cómo, con discusiones previas de comisiones reunidas en el Teatro Colón, conformadas por las dos tendencias del partido para tratar sobre los diversos temas ideológicos, que debían conformar la Plataforma Ideológica del Partido Liberal, se presentó un borrador a la multitud agolpada en el PLAZA DE SANTAMARÍA y, punto por punto, se fue aprobando la plataforma cuyo primer artículo decía: El Partido Liberal es el Partido del Pueblo.

Leer el discurso de Gaitán, donde convoca a este evento, es entender que para él lo esencial es la PARTICIPACIÓN POPULAR DIRECTA. “No le tracemos rutas al pueblo para que nos resuelva el problema – dirá -. Que el pueblo nos trace a nosotros, sus dirigentes, esas rutas y entonces tendremos unidad liberal frente a la unidad conservadora para las nuevas luchas. Tengamos el valor de invertir los sistemas que nos han causado dolencias irreparables”.

El gaitanismo arrasará en las elecciones parlamentarias de ese año. Ya nada podía detener al pueblo en su marcha hacia el poder. Por ello el gobierno desata el genocidio de estado al Movimiento Gaitanista y asesinan a su jefe, produciéndose una ruptura hasta hoy irremediable en la vida colombiana.

Por ello es indispensable retomar el hilo perdido del 25 de mayo de 1946, cuyo escenario fue el PLAZA DE SANTAMARÍA en Bogotá, cuna del poder popular

Notas

1 Este artículo es tan solo un extracto de un planeado folleto titulado: El gaitanismo, un ejemplo de democracia participativa que, lamentablemente, no pudo publicarse para la conmemoración del 9 de abril de 2012.
2 Revista Pluma Libre.
3 Olección Pensadores Políticos Colombianos, Obras Selectas Jorge Eliécer Gaitán, Tomo V. Cámara de Representantes de Bogotà, 1978, pag. 136.
4 Villaveces Jorge, compilador. Las mejores Oraciones de Gaitán 1919-1948. Segunda edición. Bogotá, 1968
5 Mendoza, Plinio Apuleyo. El agua y el Fuego.